sábado, 20 de julio de 2019


PÁGINAS DE MOMO

MAXIMILIANO TUALA


Maximiliano Tuala en el espectáculo "El Club de los Malos Modales" con Cayó la Cabra



De repente aun siendo chiquito, te encontrás con que no sabés ni cómo ni cuándo, pero en algún momento de tu vida querés estar disfrutando del carnaval pero desde arriba del escenario, con el público enfrente y dando rienda suelta a esa pasión que comenzó a gestarse en tu corazón desde tus primeros años. ¿A cuántos artistas carnavaleros les habrá pasado eso en su infancia? Sin lugar a dudas que a muchos. El caso de Maximiliano Tuala no es una excepción. Su apellido es sinónimo de humorismo y también parodismo, y cuenta con un legado familiar vinculado a estas dos categorías. Sin embargo, se ha consagrado como una de las nuevas figuras de la categoría de murgas a partir de las tantas actuaciones desopilantes que ha tenido la oportunidad de ofrecer en Cayó la Cabra. Su aparición en escena es sinónimo de carcajada, y tan especial es el código que maneja con el público, que en su caso algunos silencios pueden resultar tan graciosos como el mejor remate para un chiste. La entrevista que nos convoca hoy recorre toda su carrera dentro de la fiesta de momo, pero también sus inicios y distintas características que ayudarán a conocer un poquito más a la figura máxima de este último carnaval.

¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS VINCULADOS CON EL CARNAVAL?

“La primera imagen es la de mis abuelos. Conocí al carnaval gracias a ellos que eran los que me llevaban al tablado. Me acuerdo que íbamos al tablado del Jardín de la Mutual que era el que nos quedaba más cerca de casa porque vivíamos en La Unión. Mis tíos era utilero de los humoristas Los Buby’s,  y a veces iba con ellos en el camión. Era un gurí bastante pesado porque me encantaba ir. A veces no entendía nada del espectáculo, pero me encantaba ver a esas personas arriba del escenario, con esos trajes puestos. Gracias a Los Buby’s empecé a enamorarme del carnaval. Me acuerdo que no veía otra cosa que no fuera ese conjunto. A veces veía otra cosa pero cuando llegaba a algún tablado con ellos, como por ejemplo a Contrafarsa en 1998 y a Araca la Cana un año antes, cuando estaba (Luís Alberto) Carballo. Me acuerdo de ponerme a corretear por los tablados pila de veces porque no era de darle mucha bolilla a los demás conjuntos, Para mí estaban Los Buby’s  y nada más (risas). Después empecé a arrimarme un poco a compartir con Los Jokers, que era el conjunto de mi familia”.

¿EN ESE MOMENTO YA TE VEÌAS SALIENDO EN CARNAVAL CUANDO FUERAS GRANDE?

“No. Ni en pedo. No se me pasaba por la cabeza (risas). Sí sabía que me gustaba porque salir en carnaval era como un sueño. Quería hacer lo que esos tipos hacían arriba del escenario del tablado. Me preguntaba si algún día podría hacerlo. Con Fabricio (Speranza) nos criamos juntos y vivíamos en la misma cuadra. Él empezó a ir al tablado junto conmigo y mis abuelos, y conoció al Carnaval también gracias a esas idas al tablado y a Los Buby`s, tal como me pasó a mí. Ambos soñábamos con salir en carnaval, aunque de niño no proyectás mucho”.

¿CUÁLES FUERON TUS PRIMEROS PASOS ACTORALES? ¿RECIBISTE ALGUNA FORMACIÓN?

“Nunca estudié nada. Me arrepiento un poco de no haber estudiado, porque hoy en día tendría más herramientas. Lo que hago es lo que me sale, lo que me dicen, y lo que voy aprendiendo en el camino. Me hubiese gustado estudiar teatro o clown, ya que te aporta una identidad diferente. Hoy en día estudiar se me complica más siendo papá, aunque sé que lo podría hacer. Pasa que soy muy boludo y soy de posponer algunas cosas. Me acuerdo que de chicos con Fabri agarrábamos una humorada de Los Buby’s y la ensayábamos un par de veces. Luego hacíamos la humorada a 3 o 4 vecinos. Me acuerdo que nos maquillábamos y nos vestíamos con ropa vieja. Nos encantaba hacer eso y no sabíamos dónde hacerlo, porque tampoco estábamos muy enterados sobre el Carnaval de las Promesas. Cuando me enteré que existía ya tenía 18 años (risas). Luego ya cuando éramos más grandes nos juntamos con amigos y sacamos una Murga Joven que se llamó Nació de Nalga. Que en parte sigue presente hasta el día de hoy, porque la base del grupo que salía en esa murga, integra hoy Un Título Viejo. Ya después de esa experiencia en el Encuentro de Murga Joven, me invitaron a salir en Los Choby’s en 2012 y no paré”.

¿HAY ALGÚN ARTISTA CARNAVALERO QUE SEA TU REFERENTE?

“Para mí el Pitufo (Edú Lombardo) es el 1 en todo lo que hace. Por más de que no soy músico, reconozco que es un salado. Marcel (Keoroglián) también es otro referente. Freddy González me parece que es otro car, tanto actuando como cantando porque es tremendo bajo. Después Los Buby’s también me marcaron mucho porque todos actuaban y todos remataban los chistes. Recuerdo que otro referente para mí fue Rodolfo Rognone. Era amigo de la familia y venía a comer a casa. Lo que me hacía reír ese tipo era inexplicable. Me empezó a gustar pila el tema de la actuación a raíz de verlo en los Adam’s y otros conjuntos en los que ha salido. La verdad que era un crá”.

¿CÓMO TE TOMÁS LA TAREA DE CONSTRUIR UN PERONAJE? ¿SOS DE SUGERIR COSAS?

“Siempre me han invitado a formar parte de los grupos creativos, y es algo que no me gusta mucho. Soy tímido para tirar alguna idea. Puedo llegar a tirar algo en los ensayos. A veces naturalmente mecho cosas en los tablados y algunas quedan, y otras no. No soy de laburar los personajes porque siento que hago siempre lo mismo. No creo un personaje. Si bien en Las Cabras hemos hecho talleres para crear personajes, el traje te ayuda mucho. Cuando sabés cómo vas a estar vestido, y de qué te vas a valer estéticamente, podés buscar algún movimiento particular. Pero elaborando personajes soy un queso. Me gusta que me planteen todo, y me sugieran cosas para hacer”.

¿CÓMO TE LLEVÁS CON EL ROL PROTAGÓNICO QUE HAS TENIDO QUE TOMAR EN LOS ESPECTÁCULOS?

 “Todavía tengo un grado de timidez. Cuando me subo con la murga sé que tengo a 16 personas más al lado, más el traje y el maquillaje. Todo eso es un escudo que está divino. Pero me acuerdo que en el espectáculo de Madurar tenía que hacer un monólogo final previo a la retirada. Me acuerdo que sufrí mucho a la canción final que iba antes de ese monólogo. Es que al estar en el escenario del Teatro de Verano con todo el público abajo, la mente se te queda en blanco. Por suerte iban apareciendo las palabras de a poquito. Después de ahí me dije “¿Pa’ qué  hago carnaval si lo voy a sufrir?”. Y ahí empecé a disfrutarlo un poco más. Esa era la primera vez que sostenía la escena solo. Después te das cuenta de que la gente está ahí para disfrutar el espectáculo y no está pensando si le vas a errar o no. El que está todo nervioso sos vos”.

¿QUÉ DIFERENCIAS HAY ENTRE EL ENCUENTRO DE MURGA JOVEN Y EL CONCURSO DE CARNAVAL?

“El Encuentro de Murga Joven es divino, y el espacio que te dan es maravilloso. Sobre todo porque no está esa competencia en la que entrás saliendo en carnaval, que hace que te pongas medio bicho, aunque obviamente que hay excepciones. Con las Cabras me acostumbré al hecho de hacer un espectáculo que nos guste a nosotros y luego al público también. Pero lógicamente que cuanto más arriba termines en el concurso, mejor, por el tema del premio, la entrada económica para el año siguiente, y el hecho de no tener que dar prueba de admisión tampoco. Pero Murga Joven tiene un espíritu más amigable. Además podés  sacar la murga sin un mango y metiendo ingenio. Hacés varias jornadas de trajes en las que metés muchas horas y que hacen que tengas otros sentido de pertenencia con el espectáculo. El gustito de que lo que tenés puesto lo hiciste vos, es divino. Incluso varias murgas jóvenes que son cooperativas y han llegado a Salir en carnaval, mantienen ese espíritu y se autogestionan a pulmón. Por más que aparecen algunos sponsors, sabés que tenés que organizar eventos como bailes. En Las Cabras, por ejemplo,  los bailes son el mejor sponsor que la murga tiene. Pero ese sacrificio que se hace, sabés que se va a ver recompensado en el producto artístico que vas a presentar durante todo el año”.

¿CÓMO SE DA TU LLEGADA A LOS CHOBY’S Y QUÉ RECUERDOS TENÉS DEL CONJUNTO?

“Fabricio, (Leonardo) Pacella y el Bicho (Julio Yuane), me invitaron a salir en el conjunto. En ese momento era muy tímido, inseguro, un cagón bárbaro (risas). Se ve que era muy jodón pero entre mis amigos. Ellos me decían “Vos tendrías que hacer estas mismas cosas arriba de un escenario”, y yo les respondía que “ni en pedo”. Por más que de niño lo soñaba, de grande me cuestionaba y decía “Yo no puedo hacer esto delante de mucha gente”. Probé saliendo en Los Choby`s. De a poquito en los ensayos me fueron dando cositas y se me empezó a ir esa timidez. Debutar en la categoría de humoristas habiendo crecido viendo a Los Buby’s, fue algo muy loco. Ese año con Los Choby’s fue bastante particular. Si bien a mí me gusta ensayar bastante y que las cosas salgan bien, no me gusta cuando el tema del compromiso con el ensayo es tan grande que no hay distracciones o momentos para descontracturar un poco. Con Los Choby’s pasaba que la mayoría de las veces arrancábamos con el ensayo, y al rato como ensayábamos en un club que tenía una canchita, si nos pintaba para ir a jugar al fútbol, jugábamos. De repente cortábamos el ensayo por eso. A veces iba algún canal de televisión  o algún medio radial a cubrir el ensayo o hacer alguna nota, y nos encontraban jugando al fútbol (risas). Esas cosas igual hacen que la gente los quiera mucho. Los Choby’s tienen una llegad con la gente que es hermosa”.

LUEGO DE ESA EXPERIENCIA, ¿CÓMO SE TE PRESENTÓ LA OPORTUNIDAD DE FORMAR PARTE DE CAYÓ LA CABRA?

“Siempre me gustó la murga. De chiquito seguía a Contrafarsa y fue lo mejor que me pasó. Me compraba todos los discos. Aparecía una canción de la murga en la radio y la grababa por más que ya estaba en algún disco que tenía. Estaba enfermo (risas). Cuando terminó ese carnaval  con Los Choby’s estaba dispuesto a seguís saliendo en carnaval. Si seguía saliendo en Los Choby’s me iba a encantar, pero en ese momento, Maira (Sepúlveda) que en ese carnaval había salido en Cayó la Cabra me invitó a salir en la murga porque faltaba gente. Un tiempo antes le había dicho a ellas que quería salir en murga y que si había un lugar disponible, me avisara. Ahí me arrimé a la murga y no me fui hasta este año. Me acuerdo que cuando dimos la prueba de admisión con el espectáculo de Madurar, compartimos la etapa con Asaltantes con Patente que era una selección de murguistas, y había tremenda expectativa que en realidad la generaban ellos. La gente piró con nosotros en esa prueba y fue una experiencia divina. Me acuerdo que usamos narices de payaso en la prueba, porque los personajes de ese espectáculo éramos payasos. La gente se preguntaría “¿En qué andará esta gente?” (risas). No me olvido más de esa prueba de admisión”.

DE TODOS LOS ESPECTÀCULOS DE CAYÒ LA CABRA DE LOS QUE HAS FORMADO PARTE, ¿CUÁL RECORDÁS CON MÁS CARIÑO?

 “Es una pregunta difícil porque me gustan todos. Capaz que lo elijo porque fue el primer espectáculo del que formé parte con la murga, pero Madurar fue muy especial. Porque ese año se festejó todo, desde la entrada al carnaval hasta la entrada a la liguilla. Las liguillas siguientes también se festejaron, pero te vas acostumbrando porque sabés que lo que hacés gusta y estás en boca de la gente. Pero ese espectáculo fue el que disfruté más porque me encantaban todos los cuplés y la canción final sigue siendo hermosa, por más que yo no la disfrutaba en el Teatro (risas)”.

¿QUÉ SIGNIFICÓ TU PASAJE POR CAYÓ LA CABRA?

“Significó muchísimo. Me costó pila irme. La Cabras siguen significando mucho para mí porque no me quiero ir. Quiero que sigan las actuaciones de este último espectáculo. Me encanta el grupo y la forma en la que siempre se laburó. Hoy en día soy quien soy gracias a Cayó la Cabra. A mí cuando me saludan en la calle, enseguida me gritan “Vamo’ las Cabras”. Todo eso  se lo debo a la murga. Tengo que sentirme agradecido de que haya gente que escriba cosas para que yo las interprete y que encima a la gente le gustan. Todo es una cadena. Cayó la Cabra es un lugar maravilloso que creo que a cualquiera que le guste el género de murga, le gustaría estar. Es un grupo divino que artísticamente está despegado y encima sabés que vas a hacer tablados y que vas a laburar el espectáculo que ensayes durante todo el año siguiente. Las Cabras siguen siendo parte de mi vida porque esto no se termina acá. Si bien tengo otro laburo, siento que las Cabras tienen mucho más importancia que ese trabajo. Siento que era mi lugar. Me recontra copaba cuando organizábamos los bailes porque me quedaba desde las 9 de la noche hasta las 7 de la mañana metiéndole. Sentía que era mi espacio. Lo sigue siendo pero desde otro lugar”.

¿CÓMO SURGE EL PROYECTO DE UN TÍTULO VIEJO Y CÓMO VIENE EL PROCESO DE ENSAYOS?

“Desde que sacábamos a la murga Nació de Nalga, y habíamos ganado varias veces el Encuentro de Murga Joven, ya se nos pasaba por la cabeza el hecho de dar el paso y salir en carnaval. En ese momento veíamos que un montón de murgas habían podido dar ese salto, y nos preguntábamos por qué no podíamos hacerlo nosotros. Luego esa idea se pinchó. Yo me fui para Los Choby’s y luego empecé a salir en Cayó la Cabra. Fabricio (Speranza) también hizo su camino, encontró su lugar en La Gran Muñeca y pasó por otros conjuntos como Zíngaros. En esos momentos veíamos a la idea de sacar a la murga en Carnaval medio que de costado. Pero hace unos años la idea empezó a tomar más fuerza. En 2018 nos dijimos, “¿por qué no la sacamos para el carnaval 2020?”. Ahí empezamos a hablar más en serio. Esperamos a que pasara en Carnaval y cada uno siguió saliendo en su conjunto, para no enloquecernos y respetar los espacios. Luego de este último carnaval nos polenteamos, y con el grupito que quedaba de Nació de Nalga decidimos darle para adelante. No nos podíamos llamar Nació de Nalga porque no éramos esa murga, sino que solo estábamos algunos de los ex integrantes. Así se fue armando todo y hoy en día ya estamos anotados para dar la prueba de admisión. El proceso de ensayos está siendo hermoso. Es un grupo que si bien hacemos varios que nos conocemos por haber salido juntos, y otros no llegamos a salir juntos pero nos conocemos de la vuelta, nos tenemos que integrar mucho más y seguir conociéndonos. Por eso ya hemos hecho pila de comidas. Ya nos hemos quedado después de varios ensayos a comer un guiso o un asado ahí en el club Repecho que es donde ensayamos. Es necesario que la barra se junte no solo para ensayar sino que también para charlar de la vida. Esas instancias son fundamentales. Estamos ensayando una vez por semana y estamos encarando la preparación de la prueba”.

¿TENÈS ALGUNA CUENTA PENDIENTE EN EL CARNAVAL?

“Si bien en las Cabras hice un montón de amigos, mi cuenta pendiente era salir en carnaval con mis amigos de la infancia. La verdad que salir con la gente con la que yo me crié y que desde chicos íbamos a ver conjuntos de carnaval al tablado, es divino. Hoy en día por suerte se está cumpliendo”.

¿SALDRÍAS DE NUEVO EN LA CATEGORÍA DE HUMORISTAS? ¿EXPERIMENTARÍAS SALIENDO EN ALGUNA CATEGORÍA EN LA QUE NO HAYAS ESTADO?

“Yo creo que sí. No estoy cerrado a ninguna posibilidad. La categoría de parodistas me gusta, y los conjuntos que me llaman más la atención son los del estilo de Momosapiens y Aristophanes. Si bien los otros conjuntos de parodistas también están buenísimos y me encantan, iría más por ese lado. También saldría de nuevo en Los Choby’s, sería algo que me gustaría”.

UNA FRASE PARA COMPLETAR: GRACIAS AL CARNAVAL YO…

“Gracias al Carnaval yo conocí un montón de gente querida. En las Cabras casi que todos son mis amigos. También he tenido beneficios gracias al hecho de salir en carnaval que no hubiese tenido si no saliera. Por ejemplo, hace poquito hicimos una gira con las Cabras por Argentina. Dejé la billetera con todos los documentos en Buenos Aires, y tuve que ir al consulado. Se armó un quilombo bárbaro y estuve metido ahí 2 horas. En la Aduana me reclamaban que no había presentado una foto mía en el papel que me habían solicitado y me derivaron con otra funcionaria. Ya estaba pensando que iba a tener que quedarme ahí a vivir (risas). La funcionaria me dijo “Voy a hacer de cuenta que trajiste la cédula”, porque de lo contrario tenía que llamar a no sé quién para que confirmara mi identidad, y al final dijo “Por favor te pido que no te vayas de las Cabras”. Ahí enseguida pensé “¡Muchas gracias, carnaval! ¡Muchas gracias, Cayó la Cabra!”. Enseguida le di un abrazo, le agradecí y me subí pal’ bondi de nuevo a seguir la ruta con la murga”.

sábado, 13 de julio de 2019


ESPECIAL - ENCUENTRO DE  MURGA JOVEN 


EX MURGUISTAS JÓVENES

Arriba a la izquierda: Martín Souza
Abajo a la izquierda: Daniel Zieleniec
A la derecha: Ignacio Alonso


Si nos ponemos a pensar un poco en el Encuentro de Murga Joven, hablamos de un fenómeno artístico que comenzó a gestarse a fines del siglo pasado y que ha hecho mella en nuestra cultura carnavalera. Por allí han pasado numerosos artistas, muchos de los cuales hoy por hoy pisan tanto los tablados como el escenario del Ramón Collazo cada febrero. Este encuentro representó “las primeras armas” de cada uno de ellos y ellas en el género murguero, enfrentándose por primera vez a la experiencia de compartir su pasión y las ganas que se desprenden de estar haciendo lo que aman frente a un público. Incluso hay un aliciente que  permanece, y es el hecho de mirar al costado y saber que tus compañeros y compañeras murguistas en muchos de los casos son nuevos amigos o amigas que te ha regalado la vida. Ese espíritu es el que tiene el protagonismo en el Encuentro de Murga Joven, del  que Martín Souza, arreglador coral de murga La Trasnochada, Daniel Zieleniec, integrante y letrista de murga Queso Magro, e Ignacio Alonso, integrante y letrista de murga La Mojigata, han formado parte ocupando distintos roles tanto arriba como abajo del escenario. Para descubrir sus sensaciones respecto a esta importante etapa en su vida artística es que surgió la posibilidad de realizar esta nota.

¿CÓMO RECORDÁS TU PASAJE POR EL ENCUENTRO DE MURGA JOVEN?

MARTÍN: “Arranqué a participar en el Encuentro de Murga Joven en el año 2001. Pasé por muchas etapas. En ese año era muy chico, tenía 16 años y las murgas no disponían de tantos espacios como ahora. De todas formas había una gran movida, y puntualmente se organizaban cosas en un boliche que se llamaba La Barraca. Participamos de varios encuentros ahí con La Esquina Peligrosa, Agarrate Catalina, Queso Magro, y otras murgas. Después en el 2004, el encuentro se transformó en algo distinto porque no hubo concurso y eso hizo que el nivel bajara y que las murgas no se vincularan tanto durante ese año. Ya en mi última etapa siendo partícipe del encuentro desde arriba del escenario, formé parte de La Trasnochada en los años 2007 y 2008. Éramos un grupo bastante establecido y cerrado, y no participábamos mucho de las movidas que se realizaban durante el encuentro. Mi último año como murguista joven fue el de 2010 con Nuay Chance. Recuerdo que la experiencia fue alucinante porque salíamos de un club desde el cual salían como 5 o 6 murgas más. Nos relacionamos con personas de otras murgas que artísticamente hacían algo totalmente distinto a lo que hacíamos nosotros, y disfrutábamos mucho eso. Desde el punto de vista del encuentro fue un año muy lindo”.

DANIEL: “Tengo muchísimos recuerdos, pero si tuviese que elegir alguno en particular me quedo con los festejos que se hacían luego de los últimos fallos de Murga Joven, cuando finalizaba la instancia del Teatro de Verano. Íbamos a una fuente que había ahí por el Parque Rodó y festejábamos entre varios integrantes de las distintas murgas que habían participado del Encuentro. Me acuerdo de festejar con gente de La Mojigata, Murgarrón, La Catonga, etc.  Nos quedábamos de cantarola hasta que amanecía y estaba buenísimo. No importaba quién había ganado y quién no. Todas las murgas cantaban arreglos de clásicos murgueros y los únicos que no sabíamos los arreglos éramos los de Queso Magro. Siempre tratábamos de copiarlos. De alguna forma nosotros los admirábamos porque en aquellos años éramos de las murgas que cantábamos peor (risas). Éramos amigos que habíamos formado una murga y no teníamos tanta facilidad. Aprendimos mucho tanto del encuentro como de esas instancias informales compartiendo con compañeros de otras murgas. Después recuerdo mucho los tablados que hacíamos durante Carnaval. Tal como sigue pasando ahora, las murgas jóvenes podíamos hacer tablados municipales en febrero. En aquella época, te estoy hablando de 1999 o 2000, éramos pocas las murgas jóvenes que hacíamos tablados. porque la mayoría se desarmaban o tenían integrantes que salían en Carnaval. En alguno de esos años prácticamente hacíamos tablados todos los días, porque éramos 2 o 3 murgas las que podíamos, nomás. En muchas ocasiones nos pasaba a buscar un ómnibus para hacer los tablados, el cual compartíamos con otras murgas como La Minga. Recuerdo con mucho cariño esos momentos porque eran muy divertidos. Surgían cantarolas y nos hacíamos amigos”.

IGNACIO: “Tengo los mejores  recuerdos del Encuentro e Murga Joven, pero siento que aún no he dejado de participar. Siento que estoy ligado a Murga joven para siempre. Si bien con La Mojigata participamos solo en 199 y 2000, a lo largo de lo que viene durando el Encuentro he sido tallerista, monitor, y en ese ambiente conocí a un montón de gente que hoy es mi referente en cuanto al género de murga. Recuerdo al Don Bosco lleno de gente, las primeras veces que nos subimos al Teatro de Verano y las cantarolas que se armaban en torno a la fuente que había en el Parque Rodó con las demás murgas. Recuerdo también muchos talleres que recibimos de Pitufo (Edú Lombardo), Gabriela Gómez, Guillermo Lamolle, etc, que nos servían también para integrarnos con gente de otras murgas y cada uno iba rumbeando para el palo que más le gustaba. Haciendo memoria recuerdo espectáculos de Queso Magro, Demimurga, Murgarrón y La Catonga que estaban buenísimos, con ideas muy ocurrentes”.  

¿CÓMO VIVISTE LA EXPERIENCIA DE HABER SIDO MONITOR EN EL ENCUENTRO DE MURGA JÓVEN?

MARTÍN: “La experiencia de haber sido monitor fue increíble. Me devolvió las ganas de ver Murga Joven y encontrarme con la cantidad de cosas preciosas que tiene. Desde ese rol encontré un espacio para poder trabajar con grupos de gente de mi edad o un poco más chica, que eso siempre fue algo que me gustó. Aporté algunas herramientas para que distintas murgas pudieran destrabar algunas cosas, ya que las ideas corren por cuenta de las murgas. Los monitores hacen solo un seguimiento y un acompañamiento, y además brindan una ayuda artística o buscan fortalecer el vínculo dentro de un grupo. La verdad que haber trabajado como monitor me dio la posibilidad de conocer un montón de gente linda, y de ver un montón de movidas que se hacen ahora que están mortales”.

¿QUÉ TE GENERÓ HABER SIDO DEVOLVEDOR DE LOS ENSAYOS ABIERTOS DE LAS MURGAS JÓVENES?

DANIEL: “La experiencia de haber sido devolvedor de los ensayos abiertos de Murga Joven fue fantástica para mí. Primero que nada fue un honor que me hayan llamado, y después fue un aprendizaje en todo sentido. Tuve que ponerme a ver los espectáculos desde el lugar de disfrutarlos y rescatar siempre lo positivo. Y eso está bueno porque todos los espectáculos tienen algo positivo para resaltar, y aún más en Murga Joven, donde siempre se ven cosas muy auténticas y esa tarea resulta más fácil. De todas formas, siempre hacés alguna sugerencia de algo para corregir, pero está genial no ponerse a ver un espectáculo desde la comparación, y viendo qué murga canta mejor, etc. Desgraciadamente el público carnavalero tiene esa mirada bastante incorporada, entonces salirse de ese lugar es un ejercicio muy lindo. Por otro lado ver a grupos tan diversos con propuestas artísticas tan diferentes entre sí fue algo hermoso. Eso te abre un poco la cancha para descubrir las maneras en las que los jóvenes sienten la murga. Realmente vi cosas muy sorprendentes por su grado de creatividad y locura. Hay murgas de todo tipo, y en esa diversidad está la riqueza del Encuentro de Murga Joven.

TE TOCÓ SER JURADO DEL ENCUENTRO DE MURGA JÓVEN, ¿CÓMO TE SENTISTE EN ESE ROL?

IGNACIO: “No estuvo muy bueno haber sido jurado de Murga Joven. Para empezar es cuestionable tener que juzgar y analizar un espectáculo definiendo la suerte de murga. Ojalá no tenga que hacerlo más. Algo que quiero agregar es que al menos en el año que me tocó ejercer ese rol, el jurado era una especie de monigote, cosa que veo bien porque no debe tener tanta importancia, pero no me pareció justo que no pudiéramos tener voz y voto a la hora de suspender una etapa o cuando se toma la decisión de eliminar a un conjunto. Recuerdo que ese año quedó eliminada una murga y nos entramos por afuera. No estuvo bueno eso. Lo mejor fue que ese año fui el jurado electo por las propias murgas jóvenes, y eso fue un reconocimiento precioso. Pese a todo lo que dije haber sido jurado del encuentro me aportó mucho y siempre aprendés pila. Vi cosas que me partieron la cabeza, y también vi otras que empezaban a repetirse, con discursos trillados por las propias murgas jóvenes”.  


¿QUÉ COSAS CREÉS QUE LE HA APORTADO LA MURGA JOVEN AL CARNAVAL?


MARTÍN: “Las murgas jóvenes le aportaron un montón de frescura al carnaval en cuanto a las maneras de hacer humor. Creo que ahí hay una beta importante. La búsqueda del humor en el caso de las murgas jóvenes pasa por un lado totalmente distinto al que el carnaval venía acostumbrado. Musicalmente creo que carnaval todavía está en otro nivel con respecto a Murga Joven, pero en materia de libretos creo que la murga joven le ha aportado muchas cosas positivas al Carnaval. Otro aspecto a destacar es el de la autogestión de las murgas. Hoy hay un montón de murgas cooperativas que salen en Carnaval y se iniciaron en Murga Joven trabajando y gestionándose de esa manera, remando todos para el mismo lado. Esto es algo que no se menciona mucho, pero está bueno destacarlo”.

DANIEL: “La murga joven le ha impregnado muchas cosas al Carnaval. Pero el Carnaval debe aprender más cosas. El público carnavalero debería aprender a disfrutar más de los espectáculos de las murgas jóvenes y salirse de esa mirada propia del carnaval de febrero. Como no hay un único estilo de Murga Joven, es difícil ver qué ha tomado el Carnaval de ese encuentro, pero las murgas jóvenes tienen otra impronta para plantear sus textos a diferencia de la que se manejaba en carnaval antes de que se diera su llegada. La murga joven es más creativa en ese sentido y critica no solo desde el lugar político partidario, sino que también desde lo social. Además la murga joven ha permitido darle mayor integración a la mujer dentro del género, que a mi entender aún queda camino por recorrer en ese campo. Y lo más lindo es cuando un grupo se llena de experiencias en el Encuentro de Murga Joven y elige seguir su camino dando la prueba para salir en Carnaval. Eso está divino porque las murgas jóvenes crean su identidad dentro del encuentro y no la pierden cuando llegan al Concurso Oficial. Además esto pasa también a nivel individual. Hay pila de murguistas que arrancan en el Encuentro de Murga Joven y luego salen en Carnaval”.

IGNACIO: “Las murgas jóvenes le han aportado mucho al Carnaval, tanto en lo artístico como en el modo de organización. No recuerdo a muchas murgas que hicieran reír en la década del 90’, siempre hablando en términos generales obviamente, Y cuando llegaron las murgas jóvenes, el humor en el género se empezó a potenciar. Con la murga joven la crítica empezó a tocar otros temas que no eran los más comunes y la puesta en escena también varió mucho. No estoy diciendo que todas estas características no existieran en los espectáculos murgueros anteriormente, pero con la llegada de la murga joven cambiaron algunos códigos. Por otro lado, las murgas jóvenes llegaron con un encare interno del grupo que era muy distinto al manejo grupal que tenían la mayoría de las murgas en el Carnaval. Para mí la murga joven no llegó a rechazar estilos, sino que lo que sucedió fue que muchas murgas “grandes” comenzaron a tomar elementos de la murga joven para plantear sus espectáculos, y a trabajar con técnicos que eran ex integrantes de murgas que provenían de la movida joven.  Además creo que la gente de la murga joven le dio a los murguistas “grandes” un status que hasta ese momento no tenía, porque era gente que consumía mucha murga y seguía las “carreras” de cada una de las murgas mayores. Ese status se generó tanto para bien como para mal”.