viernes, 27 de enero de 2017

ENTRE BAMBALINAS



METELE QUE SON PASTELES



FOTO: Agostina Vilardo


Ilustrar el trasfondo de las clases sociales es la propuesta que plantea la murga Metele que son Pasteles con “Todos podemos tener un shopping”. La ironía que desprende esta frase es la excusa perfecta para plantear en escena a los condicionamientos a los que las personas estamos sujetas por ocupar un determinado sitio a nivel socioeconómico. Quizás sea esta la versión más crítica de la murga en los últimos años, cantando desde un lugar reflexivo, y dejando un poco de lado al humor porque  durante el proceso de armado del espectáculo “se fue dando así”. Gonzalo Riquero, director responsable e integrante del conjunto, cedió muy amablemente parte de su tiempo para charlar sobre diversos temas.





¿CÓMO FUE LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE PREPARAR UN ESPECTÁCULO SI TENER QUE DAR PRUEBA DE ADMISIÓN?

“Nos jugó un poco en contra. Sabíamos que podía ser así. Nuestra dinámica a la hora de escribir los textos y ensayar, siempre hace que lleguemos sobre el pucho. Cuando das prueba de admisión tenés que tener prontos unos 20 minutos en noviembre, y para este espectáculo a esa altura del año teníamos solo una canción hecha. En diciembre y enero le metimos mucho, y funcionamos relativamente bien. Esperemos poder aprender de la experiencia. Empezamos a ensayar en mayo una vez por semana, y luego fuimos agregando un ensayo más en la semana a medida que iban apareciendo los textos. Pero no tuvimos ese mojón de noviembre, que a nosotros nos ordenaba. Increíblemente parece que somos una murga a la que le conviene dar prueba (risas)”.

“MUCHA ANSIEDAD Y CANSANCIO”

“Eso genera una cuestión difícil de manejar en el grupo. De repente hay mucha ansiedad y cansancio, porque los ensayos se hacen más largos. Mucha información también, y eso implica aprenderse todo de una. Normalmente cuando preparás una parte del repertorio, la cantás durante un tiempo largo, y después asimilás la puesta en escena con el texto y el arreglo musical incorporado. Nosotros en este caso pasábamos puesta en escena pensando en el texto y en los arreglos, hubo ensayos que nos queríamos matar a piñazos (risas). En el Teatro de Verano creo que se notó la falta de rodaje del espectáculo completo”.

¿QUÉ SIGNIFICADO TUVO PARA LA MURGA HABER GANADO EL DESFILE?

“Siempre tratamos de ponerle mucha onda al desfile. Es una cuestión histórica de Los Pasteles pensar mucho en los desfiles, incluso desde la época que participábamos en el Encuentro de Murga Joven. Se arma una comisión que piensa qué es lo que se va a hacer, y se le agregan elementos a lo ordinario del espectáculo exclusivamente para esa instancia. Nos juntamos temprano y  armamos dinámicas de cómo vamos a desfilar. Nos vino bárbaro ganar, porque nos permite financiar un montón de cosas que no habíamos podido financiar hasta ahora”.

A NIVEL DE ESCENARIOS, ¿CÓMO LLEGARON AL RAMÓN COLLAZO?

“Tuvimos dos tablados nomás, y uno de ellos fue un Rondamomo, que es un espacio muy chico y no se puede hacer puesta en escena. El otro fue el del Gigante del Buceo, que ahí sí tuvimos más espacio, y pudimos llevar a cabo el espectáculo pensando en lo que íbamos a presentar en la Primera Rueda del concurso. De todas formas, mostramos la mayor parte del espectáculo por primera vez en el Teatro de Verano. Eso se nota, porque cuando hay rodaje le vas conociendo las vueltas al espectáculo, y te soltás mucho más porque no estás pensando en lo que viene. Son las leyes del juego; muchos conjuntos llegan a concursar sin rodaje. Este año nos tocó”.

¿QUÉ TAL HA SIDO LA RESPUESTA DEL PÚBLICO PARA CON EL ESPECTÁCULO?

“El público respondió bien. Para nosotros es algo diferente, porque es un espectáculo que no apunta mucho al humor. En los últimos años apostamos mucho más a la risa, y este año creo que hasta la mitad del espectáculo no hay un bloque de humor. Se fue dando así. No fue un cambio consciente y explícito. Discutíamos los temas en la comisión de textos, se decidía lo que se iba a escribir, y en un momento nos dimos cuenta que habían muchas cosas que no tenían humor. Era el interés que iba surgiendo.  Cuesta un poco para lo que estábamos acostumbrados. Sin embargo, en los escenarios que hicimos la gente se colgó pila”.

¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE?

“Es un espectáculo que habla de las clases sociales. Se apuesta a lo irónico de la frase “Todos podemos tener un shopping”, como si no hubiera condicionamientos de clase que imposibilitaran eso. Nos referimos al doble discurso de la clase media, y sus militantes de izquierda. Luego hablamos sobre la nueva derecha y la clase alta. Después hay un cuplé que hace referencia a los jóvenes de clase alta, y su experiencia viviendo como pobres en el Cabo Polonio, y sobre el final del espectáculo nos metemos en el concepto de la línea de la indigencia, y cómo el mercado excluye a los más pobres según le convenga. Si sos pobre y ofrecés mano de obra servís para el mercado, pero si sos pobre y no ofrecés mano de obra, no servís para nada. También hay una canción dedicada al lugar que ocupan los planchas como chivo expiatorio en la sociedad, y la retirada apunta al humor”.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS DISFRUTAN DE PARTICIPAR DEL CARNAVAL?

“Lo discutimos en la interna del grupo. Si bien generar espectáculos y concursar es importante, carnaval y la murga son un medio y un fin para nosotros. Hacemos viajes juntos, hacemos giras por Argentina cuando podemos. Hemos ido a Brasil, y a Cuba, etc. Nos juntamos como amigos a pensar en la murga y a comer asados. En este proceso de cara a carnaval habremos hecho como 40 o 50 asados con la murga. Es un grupo en el que la gran mayoría nos conocemos desde que teníamos 10 años. De los que subimos, hay siete u ocho personas que están desde que arrancó la murga en 2005. Muchos componentes de toros años, están siempre en la vuelta también. Ayudando con la escenografía, o preparando el lugar donde dejamos los trajes. Hay un núcleo de personas que está cerca de la murga porque la quiere, y se siente parte”.

¿QUÉ SIGNIFICA “METELE QUE SON PASTELES” EN TU VIDA?


“Cuando empezamos con el proyecto de la murga, fue porque Pablo, mi hermano, era director de murga. Siempre estuve medio por fuera de lo que es el género. Me gustaban algunas cosas de Contrafarsa y de La Mojigata, que fue una murga que me rompió la cabeza. Con un grupo de amigos decidimos hacer murga porque contábamos con un director escénico. Capaz que si hubiera sido un director de teatro, estaríamos haciendo teatro. Incluso nos pasa que se ponen a cantar murga algunos de los compañeros que se fueron sumando en los últimos años, y no sabemos muchos clásicos (risas). Tuvimos que aprender cuando fuimos a Cuba, para cantar allá. Es un proyecto que terminó metiéndose en nuestras vidas, y al que le dedicamos mucho tiempo y energía. De octubre hasta marzo estás pensando en la murga casi como prioridad. No me veo saliendo en otro lugar. No podría, no sabría, y no tengo las condiciones para hacerlo tampoco”. 

DISFRUTÁ DE LA ACTUACIÓN DE METELE QUE SON PASTELES EN LA PRIMERA RUEDA DEL CONCURSO OFICIAL: 


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