viernes, 3 de marzo de 2017

DESDE LA GESTIÓN

MOLINO DEL GALGO




Ubicado en el barrio La Unión, lugar que acuna una tradición carnavalera muy especial, el tablado Molino del Galgo alberga un promedio de cuatrocientas espectadores por noche durante carnaval. Muchos somos los que tenemos la predisposición de disfrutar de los escenarios diseminados por los barrios montevideanos, pero pocas personas son las que dedican tiempo, voluntad y esfuerzo a darle vida a nuestra fiesta popular en cada punto de la capital. En la mayoría de los casos, afrontar un proyecto de esta magnitud implica ir contra viento y marea, pero nada supera la satisfacción que trae consigo el agradecimiento por parte de los vecinos tras largos meses de trabajo. Raúl Lómez, integrante de la comisión encargada del andamiaje del escenario, reveló diferentes detalles que forman parte de los orígenes y el presente de uno de los tantos actores del circuito carnavalero.

¿A RAÍZ DE QUÉ SURGE LA INQUIETUD DE GESTAR EL ESCENARIO?

 “El tablado está ubicado en un lugar que se recuperó, porque en la década del 90 era una boca de drogas. Antes funcionaba un club de Basketball, al que asistían quienes hoy son adultos y abuelos en la zona. Todas esas personas se formaron en el club, pero con el tiempo fue perdiendo peso y se transformó en un lugar donde se vendía droga. Era un espacio de la Intendencia, que se le había dado por decreto al Club Unión, pero luego caducó el permiso. Hoy por hoy el club está por cumplir 100 años, y durante ochenta años albergó a todo el barrio; pero su imagen se vio deteriorada en los últimos veinte años. Era un club de donde siempre salieron murgas y otros conjuntos de carnaval. Esporádicamente se hacía algún tablado también. Cuando ocurrió lo que ocurrió, tuvimos la idea de armar un tablado en ese predio. Cuando lo planteamos, los vecinos nos decían: “No va a ir nadie. En dos o tres días están fundidos”. Pero en esta zona no teníamos nada emparentado con el carnaval. Tuvimos seis días para probar. El primer día vinieron cien personas, y el 80 %eran amigos nuestros. Ya al segundo día mejoró la cosa, y al tercer día todos los vecinos entraban al tablado. En ese espacio también logramos tener un Centro Juvenil y aulas comunitarias. El lugar terminó insertándose muy bien en el vecindario. La solicitud para la implementación del tablado fue hecha por el concejo vecinal. De a poco se fueron arrimando vecinos año a año, y formamos una Asociación Civil que ya tiene siete años. Este año el escenario cumplió once años. Durante los primeros años hubo gurises que diseñaron escenografías y se presentaron a concursos en nombre del tablado”.

¿CÓMO SE TRABAJA DE CARA A UN BUEN FUNCIONAMIENTO EN CADA CARNAVAL?

“”Nos reunimos durante el año, y organizamos otras actividades como el “Día de Reyes”, y el “Día del Niño”. Hace dos años se formó la Red de Escenarios Populares, en la que participamos. Vamos viendo cómo arreglamos los problemas que tenemos cada uno, y nos juntamos hasta diciembre. Hemos invertido en sillas, luces, y equipos de amplificación, sobre todo para no depender tanto de terceros. Cuando empezamos alquilábamos las sillas. Cada año hemos comprado distintas cosas Tercierizamos algunas cosas en el servicio de cantina, porque tenemos la mentalidad de ayudar. El 20% de las ganancias que obtienen los vendedores se usan para cubrir los gastos. Por ejemplo, el que vende los helados es un botija del barrio, y sabemos que lo estamos ayudando. Ha venido Crufi con propuestas para el tablado, y hemos dicho que no. Por lo menos nos aseguramos de darle trabajo a gente del barrio”.

¿CUÁL ES EL BALANCE DEL TABLADO EN ESTE CARNAVAL 2017?

“Para nosotros no fue tan bueno este carnaval, pero es algo normal teniendo en cuenta la situación del país. Hay un problema que está siempre, y es el tema del clima. Este año le pegó hasta al Teatro de Verano. Cuando los medios de comunicación anuncian las alertas, ya la gente no sale. Tener una continuidad es lo que ayuda. Cuando cortás por lluvia, es probable que al otro día vaya menos gente al tablado. La gente de la zona es de contexto económico bajo, entonces los precios tienen que ser populares. Hay varios  asentamientos cerca del tablado”.

LAS DIFICULTADES

“Hay mucha gente que viene al tablado y te cuenta que ayer fue al Velódromo y se gastó mil pesos. Te cuentan lo caro que está. Las personas no gastan la misma cantidad de dinero en un tablado popular. Además, hay empresas públicas que deberían apoyar a los tablados populares, porque en definitiva son un proyecto del gobierno, y no lo hacen. Sin embargo, vas al Velódromo y está lleno de banderas de Antel, o del Banco República. No sé hasta cuándo va a aguantar esta situación. Los conjuntos se quejan también. Saben que seguramente van a hacer por lo menos quince escenarios, que son los populares. Pero después algunos no saben qué es lo que puede pasar. Por el presupuesto que te da la Intendencia tenés que traer a todos los conjuntos. Pero hay conjuntos que tenés que traer dos o tres veces durante febrero porque te aseguran una mayor convocatoria”.

¿QUÉ SE NECESITA PARA COLMAR LA CAPACIDAD DEL ESCENARIO?

“Para llegar a colmar la capacidad del tablado dependés de varios factores como el clima y la programación. Hace como ocho años para competir con las llamadas, fuimos el primer tablado popular en tener un festival de parodistas en su grilla. Me acuerdo que vinieron 750 personas. Pero ha ido bajando, si hoy por hoy organizás lo mismo, capaz que vienen 500 personas. Este año cerramos el lunes 27. El sábado de carnaval fue desastroso, y el viernes vendimos 152 entradas. Confiábamos en que iba a venir más gente. Se han pensado en distintos métodos de difusión, pero no dan los números porque son gastos extra. Además la realidad nuestra es distinta a la del Monte de la Francesa, por ejemplo. Ellos están solos en donde están, porque tienen a Sayago, Peñarol, Colón, y otros barrios donde no hay escenarios. Nosotros estamos rodeados de escenarios populares y comerciales. Tenés que ligar. El Anfiteatro Cilíndrico, por ejemplo, está rodeado de complejos, y con la gente que vive en esos lugares, llenan cada noche. Hoy por hoy hay un promedio de cuatrocientas personas por noche en Molino del Galgo. Mucha gente en vez de venir para este lado, se va para Malvín. La gente de la zona ha cambiado. Los gurises de ahora se han criadfo sin tener a Los Saltimbanquis y a Los Gaby’s en su barrio. Hoy por hoy, mucha gente mira carnaval por la televisióntambién. Antes salía toda la familia al tablado. Ahora se turnan para ir por el tema de la inseguridad, y hay familias que prefieren quedarse en su casa comiendo una pizza,  y viendo a los conjuntos que están en el Teatro de Verano. A veces termina carnaval y no queda casi nada de ganancia. Es mucho el esfuerzo y en ocasiones no se ve recompensado. Hay tablados que atraviesan situaciones más complicadas, y ni siquiera pueden oagar el cuarto conjunto en algunas noches, como el “Juan Taranto”, por ejemplo. Al estar ubicado en un barrio de situación económica compleja, no resulta rentable. Aunque la intención en esos casos es ofrecer algo distinto a los vecinos, y que puedan salir a divertirse. Por suerte no podemos quejarnos en ese sentido, porque hay vecinos que vienen al Molino del Galgo desde adolescentes, y hoy por hoy lo siguen haciendo estando casados. Existe cierto sentido de pertenencia para con el lugar”.

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE “MOLINO DEL GALGO”?


“Es una parte del barrio, y de mi vida. Me mudé a los 28 años para acá, y tengo 72. Pasé mucho tiempo en esta zona. El grupo de trabajo del tablado es como una familia. Siempre proponemos actividades, porque el espacio es especial para todos. Hay muchos vecinos que vienen y te agradecen porque tienen un tablado donde se sienten seguros, y disfrutan. Ese es el motor de todos los años. Hay un grupo de jóvenes que de a poco va tomando la posta. De treinta y pico que somos, Quince tenemos de 60 años de edad para arriba, entonces es importante el recambio”. 

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