sábado, 25 de marzo de 2017

PÁGINAS DE MOMO

MARTÍN CARDOZO



La responsabilidad que recae sobre su figura de artista comenzó a gestarse un poco tarde, pese a que siempre tuvo la inquietud de participar en escena. Incursionó en el teatro, y poco a poco fue valiéndose de distintas herramientas para ir moldeando su capacidad actoral. Le fascina hacer reír, y durante la entrevista dio rienda suelta a su sensibilidad para hablar acerca de su pasión por el arte. Luego de estar “jugando a ser el personaje” durante tanto tiempo, en este último espectáculo de Agarrate Catalina se encontró siendo parte de él, involucrado totalmente con todas sus alegrías y miserias.  El protagonista central de la historia en “Un día de Julio”, guitarra en mano, luego de tirar algunos acordes, se prepara para responder las preguntas, y comienza la charla.

¿CÓMO RECORDÁS TUS PRIMEROS VÍNCULOS CON EL CARNAVAL?

“Recuerdo ir al tablado cuando era niño. Mi relación con el carnaval fue como espectador hasta los 19 o 20 años. Ni siquiera soñaba con ser ejecutante. Iba a ver espectáculos con mis hermanos, mis viejos, y mis tíos. No deseaba ser murguista, pero evidentemente tenía algo escondido, probablemente por la enorme timidez que tuve hasta esa edad que te decía. Era muy difícil relacionarme con gente que no fueran mi familia, y amigos. Fue avasallante ver el género de murga, y el candombe. Mis hermanos y yo nacimos en el Buceo. Nací en Santiago Rivas, frente a las viviendas, y por esa cuadra ensayaba Yambo Kenia. En casa se escuchaba mucho el canto popular también. Hubo un vínculo muy fuerte con la murga a través de Tabaré con su murga “Los Draculatecas”. Yo estaba siempre como mascotita acompañando. Una murga hecha y escrita por niños, quienes también se encargaban de la musicalidad. Eso fue alucinante, y de grande tomé más conciencia de eso. No había ningún adulto que trabajara en su espectáculo. Obviamente que la calidad artística de repente era menor, pero era increíblemente genuino. La ayuda que había era de alguna abuela que a veces los ayudaba `pegando nylon, porque los trajes normalmente eran de ese material. Pero el resto lo hacían todo ellos. Tabaré era un niño viejo, y en esa generación había muchos pibes que eran hijos de presos políticos. Nosotros fuimos hijos de presos políticos, pero no desaparecidos. Mi viejo y mis tíos estuvieron presos, pero zafaron. Pero muchos de los pibes de esa murga perdieron a familiares, entonces cargaban con una inocencia perdida de golpe, y dentro de sus canciones tenían reclamos políticos que ni siquiera eran censurados, porque al ser una murga de niños, nadie les daba bola. Actuaban en los baches que había en los tablados, si alguna murga tardaba en llegar, pero en cuanto llegaba, los bajaban. A veces podían completar su repertorio, y a veces no. Fue una notoria influencia para Yamandú y para mí. Más adelante, cuando ya existía Agarrate Catalina, si bien entré en el segundo año, estuve vinculado desde el  primero. Siempre me daba una vuelta, y hacía cosas de utilería. Aportaba desde la manualidad”.

LA ACTUACIÓN Y EL TEATRO

“De niño me tocó actuar en la escuela pero era muy tímido. Recuerdo haber hecho de árbol (risas), en otra de sol, y ese tipo de papeles que no tenían movimiento ni parlamento. Pero a su vez había algo que me encantaba de la escena, y siempre quería participar.  Habíamos hecho teatro con Tabaré y Yamandú en la Movida Joven. En 1995 participé en el encuentro de Teatro Joven con Tabaré. Tenía 13 años, y fuimos una de las cinco obras premiadas. Tabaré ya escribía excelentemente, y siempre supo qué escribirle a cada persona, y quién puede hacer rendir más determinado texto. Por algo siempre las murgas en las que él estuvo, siempre rindieron, porque cuando trae algo, sabe quién va a hacer cada cosa. En esa obra con Tabaré, se daba la temática del trasnoche continuado, que era algo que por primera vez estaba pasando en la televisión uruguaya. Pasaban tres películas durante la madrugada, y luego la programación reenganchaba con el informativo de la mañana. Nosotros en la obra representábamos una noche en la que no nos podíamos dormir. Al año siguiente se sumó Yamandú, y los tres hicimos una obra que fue la semillita del cuplé que luego hicimos con la murga sobre el sueño americano (2005). Se llamó “El Tío Sam”, y ese personaje era representado por Yamandú . Tabaré y yo éramos los empleados del mes; “Kennedy Silvera, y Hollywood García. Nos divertimos mucho haciendo esa obra, pero la ensayamos espantosamente mal. Nos preocupamos más por pintar las camisas, y hacer las viseras de los gorritos, y el traje de payaso de Yamandú. Nos fue mal en el concurso, y los colegas nos decían “Está buenísima la obra, pero ensayen, no sean malos”. Fue la primera vez que los tres compartimos escenario”.

EL ACERCAMIENTO CON EL GÉNERO MURGUERO

“En casa siempre hubo discos de murga. Las murgas de La Teja eran las que se escuchaban más, y aparte eran las que tenían un peso ideológico importante. Sin ser consciente de eso, se me fueron metiendo La Reina de la Teja, Los Diablos Verdes, Araca la Cana, y La Soberana. Posteriormente, Falta y Resto me marcó también. Sobre todo el peso de lo conceptual. Podrán existir distintas tímbricas, y sonido, pero lo que marca el estilo de una murga es el concepto que maneja, y lo que dice arriba del escenario. Incluso eso se mantiene con los años. Hay murgas que tienen distintos letristas todos los años, pero estos se adaptan al sello y la identidad que tiene la murga para la que escriben. Gracias a dios momo en este caso, hay murgas de todo tipo, y formas de decir e inquietudes diferentes”.

“HAGAS EL GÉNERO QUE HAGAS, EL ARTE ES ARTE”

“Hace poco con la murga empezamos a llevar las cantarolas a Argentina. Compartimos el escenario con artistas que se habían copado con la murga, y nosotros ni sabíamos. Los invitamos sin saber que ellos nos habían visto alguna vez, y las respuestas fueron todas positivas. Me tocó cantar con el vocalista de A.N.I.M.A.L, una banda argentina de Heavy Metal, de la cual fui fanático en la adolescencia. Él nos decía “Qué alucinante  que me llamen al ser de otro palo”. Nos había visto en el Luna Park, porque es amigo de León Gieco, y lo fue a ver. Cantar con él fue enorme para mí. Me sentía agradecido desde la felicidad. Yamandú medio que se emocionó por ese episodio, y no podía creer que estuviera cantando con él cuando toda la vida había sido admirador de su música. Hagas el género que hagas, el arte es arte, y es increíble cómo te va devolviendo cosas. Si lo que hacés nace desde el corazón, va a llegar el día en que te vas a juntar con esa persona que admirás.

“SIEMPRE CREÁS A PARTIR DE LA EMOCIÓN”

“Lo que realmente perdura de uno es el arte. A través del arte podés mostrar quién sos, y tus inquietudes. Me pasó de empezar a hacer canciones hace un año. Siempre me decían “¿Por qué no escribís, si tu hermanos lo hacen?”. En este último tiempo empecé a agarrar la guitarra para estar un rato conmigo, y eso me partió la cabeza. Ya tengo una banda de amigos media armada, con la que seguro vamos a hacer algo. Quizás las canciones se mueran en la sala de ensayo, ojalá que no, pero si eso sucede me voy a quedar tranquilo de que purgué un montón de cosas a través del arte. Siempre creás a partir de la emoción. El Sabalero le dijo a Tabaré “Si vos hacés una canción sobre algo que te duele, y no llorás, no sirve para nada”. Creo que es como una metáfora, no tenés por qué llorar, pero algo te tiene que pasar por dentro. Estoy muy contento de haber encontrado un refugio en los tres o cuatro acordes que sé tocar con la guitarra”.

EL TRABAJO DEL ARTISTA

“Estoy disfrutando del arte desde la responsabilidad. Gracias a Agarrate Catalina estoy parado arriba de un escenario, y a veces hay miles de personas mirándote. La gente pagó una entrada y te quiere ir a ver, quiere reírse, emocionarse, y deposita un montón de ilusiones y expectativas en vos. En un momento hasta el cuerpo te hace sentir eso. Somos trabajadores de la emoción. Es rarísimo el laburo del artista. Podemos ser pésimos artistas para la crítica, pero somos artistas. Lo que más me gusta del arte es lo genuino, y creo que eso es lo que perdura en la gente”.

¿CÓMO LLEVÁS A CABO LA TAREA DE ELABORAR UN PERSONAJE?

“Para hacer un personaje siempre miré para afuera, pero eso siempre termina haciendo que te mires por dentro. Para Julio mezclé la voz de un amigo, con la personalidad de un amigo de mi viejo, y con la impronta de algún familiar. Cuando empezás a componer el personaje, vas sintiendo lo que le sucede. Este año nos jugamos a hacer una escenita seria, solamente corporal. Lloré un montón en esa escena, sintiéndome como encerrado. Me di cuenta que hasta ahora venía jugando a ser el personaje, y con Julio me pasó de ser el personaje por momentos. En el año de “El Viaje” (2008), me pasó lo mismo. Un día no pude contener el llanto sobre el escenario. Quizás quienes son actores cuentan con herramientas académicas para no llorar o emocionarse. Me gustaría estudiar actuación, pero “por suerte” no he tenido tiempo por estar trabajando del arte. Si no podés estudiar arte por estar ejecutándolo, es lo mejor que te puede pasar. Me fascina hacer reir, y tuve esa suerte por las ideas de los letristas que escribieron, y escriben para la murga. Si más o menos le ponías un poco de voluntad, y alegría a tu personaje siempre ibas a hacer reír. Eso te da un ejercicio de que arrancás arriba del skate andando, y no tuviste que fabricar las ruedas. Ojalá nunca me falte el humor, y el arte cuando sienta tristeza”.

¿QUÉ ESPECTÁCULO DE “AGARRATE CATALINA” RECORDÁS CON MÁS CARIÑO?

“Todos los espectáculos tienen una carga emocional importantísima. Los primeros años había una ingenuidad increíble, y mucho desparpajo, y enamoramiento con el carnaval. Salíamos a cantar y hacernos mierda la garganta, sin importar si al otro día teníamos tablado. Luego vas ganando experiencia, y empezás a ser consciente de esas cosas. Algún día se te puede salir un gallo, o la memoria te puede fallar, pero en competencia siempre he tenido suerte. Ayudé mucho a esa suerte con la responsabilidad que tenía al ensayar. Pero a veces esa responsabilidad hace que pierdas esa cuestión lúdica, y ese juego, y a partir de ahí tenés que aprender a jugar de nuevo. En ocasiones lo lográs, y en otras, no. También para eso influyó el sitial que empezó a tener la murga. En un momento había gente que estaba para aplaudirte, y otra estaba esperando que te cayeras del trapecio. La competencia me quitó un poco el disfrute del arte, no del todo, porque si no me hubiese subido más al escenario. El 2006 fue un año muy especial porque estaba la barra del año anterior, en el que habíamos ganado el primer premio, y se sumó Tabaré que volvió de Curtidores de Hongos para dirigir la murga, y sacarse un gusto. Fue maravilloso poder compartir el escenario con mis dos hermanos. Además la murga estaba en terrible momento artístico, y en cada tablado notabas el disfrute de la gente. Por otro lado, “Un Día de Julio”, fue el primer espectáculo que hicimos para no concursar. Entonces fue algo refundacional y emocionante. Aparte el estreno fue en el SODRE, y hubo una presión artística importantísima. Había mucha letra, y responsabilidad por todo lo que habíamos trabajado con mis compañeros.  Además actuábamos dos horas, y para gente que estaba esperando un espectáculo nuevo hace más de tres años. No sabemos cuál será el rumbo en lo que viene. Si volver a carnaval, o no, continuar esta estructura, o no. Este espectáculo aún tiene mucha vida, pero sabemos que pronto tenemos que armar un repertorio nuevo. Aún no queremos colgar a este show porque ha crecido muchísimo, pero tenemos hambre de hacer algo nuevo por el desafío artístico que implica armar algo lindo entre amigos”.

DURANTE FEBRERO, ¿VES ESPECTÁCULOS DE CARNAVAL?

“Veo carnaval, pero me sucede que no me quiero obligar. Dejé que me nacieran genuinamente las ganas de ir a un tablado, al Teatro de Verano, o verlo por tele. Con el carnaval oficial aún siento dolores que ya los curaré. Siempre estuvieron, y se acentuaron en algún momento. Alejarme me sacó de esa nube. Este año metí tablados con amigos. Disfruté mucho de ir a la playa, y lo extrañaba. Este año con la murga laburamos bastante menos en verano, entonces aproveché. En años anteriores fui a ver amigos concursando en el Teatro de Verano, y también vi conjuntos en los que no tenía amigos. Disfruté mucho de esa adrenalina que existe cuando sale un conjunto, y con cero presión. Este año vi muchos conjuntos por televisión. Salir de carnaval te hace disfrutar de un montón de cosas de muchos conjuntos. Lo que más me gustan son las ideas frescas, que decís “Ojalá se me hubiera ocurrido esto”, o “A esto lo cantaría con gusto”. Esos son momentos muy lindos. Encontré coros que te emocionan, arreglos y canciones con sonidos hermosos. Lo vivo purgado de veneno y prejuicio como espectador. Hago un esfuerzo por intentar despojarme de mis conocimientos sobre lo que ocurre tras bambalinas, y me predispongo a disfrutar del show”.

SI AGARRATE CATALINA FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?

“Habría muchos colores. Los más tristes y los más alegres. Hemos vivido de todo, y ha pasado gente de todo tipo. Sería un collage variopinto de cosas. Habría mucho amor, y arte”. 


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