MARTÍN CARDOZO
La responsabilidad que recae sobre su figura de artista
comenzó a gestarse un poco tarde, pese a que siempre tuvo la inquietud de
participar en escena. Incursionó en el teatro, y poco a poco fue valiéndose de
distintas herramientas para ir moldeando su capacidad actoral. Le fascina hacer reír, y durante la entrevista dio rienda suelta a su sensibilidad para hablar
acerca de su pasión por el arte. Luego de estar “jugando a ser el personaje”
durante tanto tiempo, en este último espectáculo de Agarrate Catalina se
encontró siendo parte de él, involucrado totalmente con todas sus alegrías y
miserias. El protagonista central de la
historia en “Un día de Julio”, guitarra en mano, luego de tirar algunos acordes,
se prepara para responder las preguntas, y comienza la charla.
¿CÓMO RECORDÁS TUS PRIMEROS VÍNCULOS CON EL CARNAVAL?
“Recuerdo ir al tablado cuando era niño. Mi relación con el
carnaval fue como espectador hasta los 19 o 20 años. Ni siquiera soñaba con ser
ejecutante. Iba a ver espectáculos con mis hermanos, mis viejos, y mis tíos. No
deseaba ser murguista, pero evidentemente tenía algo escondido, probablemente
por la enorme timidez que tuve hasta esa edad que te decía. Era muy difícil
relacionarme con gente que no fueran mi familia, y amigos. Fue avasallante ver
el género de murga, y el candombe. Mis hermanos y yo nacimos en el Buceo. Nací
en Santiago Rivas, frente a las viviendas, y por esa cuadra ensayaba Yambo
Kenia. En casa se escuchaba mucho el canto popular también. Hubo un vínculo muy
fuerte con la murga a través de Tabaré con su murga “Los Draculatecas”. Yo estaba
siempre como mascotita acompañando. Una murga hecha y escrita por niños,
quienes también se encargaban de la musicalidad. Eso fue alucinante, y de
grande tomé más conciencia de eso. No había ningún adulto que trabajara en su
espectáculo. Obviamente que la calidad artística de repente era menor, pero era
increíblemente genuino. La ayuda que había era de alguna abuela que a veces los
ayudaba `pegando nylon, porque los trajes normalmente eran de ese material. Pero
el resto lo hacían todo ellos. Tabaré era un niño viejo, y en esa generación
había muchos pibes que eran hijos de presos políticos. Nosotros fuimos hijos de
presos políticos, pero no desaparecidos. Mi viejo y mis tíos estuvieron presos,
pero zafaron. Pero muchos de los pibes de esa murga perdieron a familiares,
entonces cargaban con una inocencia perdida de golpe, y dentro de sus canciones
tenían reclamos políticos que ni siquiera eran censurados, porque al ser una
murga de niños, nadie les daba bola. Actuaban en los baches que había en los
tablados, si alguna murga tardaba en llegar, pero en cuanto llegaba, los
bajaban. A veces podían completar su repertorio, y a veces no. Fue una notoria
influencia para Yamandú y para mí. Más adelante, cuando ya existía Agarrate
Catalina, si bien entré en el segundo año, estuve vinculado desde el primero. Siempre me daba una vuelta, y hacía
cosas de utilería. Aportaba desde la manualidad”.
LA ACTUACIÓN Y EL TEATRO
“De niño me tocó actuar en la escuela pero era muy tímido.
Recuerdo haber hecho de árbol (risas), en otra de sol, y ese tipo de papeles
que no tenían movimiento ni parlamento. Pero a su vez había algo que me
encantaba de la escena, y siempre quería participar. Habíamos hecho teatro con Tabaré y Yamandú en
la Movida Joven. En 1995 participé en el encuentro de Teatro Joven con Tabaré.
Tenía 13 años, y fuimos una de las cinco obras premiadas. Tabaré ya escribía
excelentemente, y siempre supo qué escribirle a cada persona, y quién puede
hacer rendir más determinado texto. Por algo siempre las murgas en las que él
estuvo, siempre rindieron, porque cuando trae algo, sabe quién va a hacer cada
cosa. En esa obra con Tabaré, se daba la temática del trasnoche continuado, que
era algo que por primera vez estaba pasando en la televisión uruguaya. Pasaban
tres películas durante la madrugada, y luego la programación reenganchaba con
el informativo de la mañana. Nosotros en la obra representábamos una noche en
la que no nos podíamos dormir. Al año siguiente se sumó Yamandú, y los tres
hicimos una obra que fue la semillita del cuplé que luego hicimos con la murga
sobre el sueño americano (2005). Se llamó “El Tío Sam”, y ese personaje era representado
por Yamandú . Tabaré y yo éramos los empleados del mes; “Kennedy Silvera, y
Hollywood García. Nos divertimos mucho haciendo esa obra, pero la ensayamos
espantosamente mal. Nos preocupamos más por pintar las camisas, y hacer las viseras
de los gorritos, y el traje de payaso de Yamandú. Nos fue mal en el concurso, y
los colegas nos decían “Está buenísima la obra, pero ensayen, no sean malos”.
Fue la primera vez que los tres compartimos escenario”.
EL ACERCAMIENTO CON EL GÉNERO MURGUERO
“En casa siempre hubo discos de murga. Las murgas de La Teja
eran las que se escuchaban más, y aparte eran las que tenían un peso ideológico
importante. Sin ser consciente de eso, se me fueron metiendo La Reina de la
Teja, Los Diablos Verdes, Araca la Cana, y La Soberana. Posteriormente, Falta y
Resto me marcó también. Sobre todo el peso de lo conceptual. Podrán existir
distintas tímbricas, y sonido, pero lo que marca el estilo de una murga es el
concepto que maneja, y lo que dice arriba del escenario. Incluso eso se
mantiene con los años. Hay murgas que tienen distintos letristas todos los
años, pero estos se adaptan al sello y la identidad que tiene la murga para la
que escriben. Gracias a dios momo en este caso, hay murgas de todo tipo, y
formas de decir e inquietudes diferentes”.
“HAGAS EL GÉNERO QUE HAGAS, EL ARTE ES ARTE”
“Hace poco con la murga empezamos a llevar las cantarolas a
Argentina. Compartimos el escenario con artistas que se habían copado con la
murga, y nosotros ni sabíamos. Los invitamos sin saber que ellos nos habían
visto alguna vez, y las respuestas fueron todas positivas. Me tocó cantar con
el vocalista de A.N.I.M.A.L, una banda argentina de Heavy Metal, de la cual fui
fanático en la adolescencia. Él nos decía “Qué alucinante que me llamen al ser de otro palo”. Nos había
visto en el Luna Park, porque es amigo de León Gieco, y lo fue a ver. Cantar
con él fue enorme para mí. Me sentía agradecido desde la felicidad. Yamandú
medio que se emocionó por ese episodio, y no podía creer que estuviera cantando
con él cuando toda la vida había sido admirador de su música. Hagas el género
que hagas, el arte es arte, y es increíble cómo te va devolviendo cosas. Si lo
que hacés nace desde el corazón, va a llegar el día en que te vas a juntar con
esa persona que admirás.
“SIEMPRE CREÁS A PARTIR DE LA EMOCIÓN”
“Lo que realmente perdura de uno es el arte. A través del
arte podés mostrar quién sos, y tus inquietudes. Me pasó de empezar a hacer
canciones hace un año. Siempre me decían “¿Por qué no escribís, si tu hermanos
lo hacen?”. En este último tiempo empecé a agarrar la guitarra para estar un
rato conmigo, y eso me partió la cabeza. Ya tengo una banda de amigos media
armada, con la que seguro vamos a hacer algo. Quizás las canciones se mueran en
la sala de ensayo, ojalá que no, pero si eso sucede me voy a quedar tranquilo
de que purgué un montón de cosas a través del arte. Siempre creás a partir de la
emoción. El Sabalero le dijo a Tabaré “Si vos hacés una canción sobre algo que
te duele, y no llorás, no sirve para nada”. Creo que es como una metáfora, no
tenés por qué llorar, pero algo te tiene que pasar por dentro. Estoy muy
contento de haber encontrado un refugio en los tres o cuatro acordes que sé
tocar con la guitarra”.
EL TRABAJO DEL ARTISTA
“Estoy disfrutando del arte desde la responsabilidad.
Gracias a Agarrate Catalina estoy parado arriba de un escenario, y a veces hay
miles de personas mirándote. La gente pagó una entrada y te quiere ir a ver,
quiere reírse, emocionarse, y deposita un montón de ilusiones y expectativas en
vos. En un momento hasta el cuerpo te hace sentir eso. Somos trabajadores de la
emoción. Es rarísimo el laburo del artista. Podemos ser pésimos artistas para
la crítica, pero somos artistas. Lo que más me gusta del arte es lo genuino, y
creo que eso es lo que perdura en la gente”.
¿CÓMO LLEVÁS A CABO LA TAREA DE ELABORAR UN PERSONAJE?
“Para hacer un personaje siempre miré para afuera, pero eso
siempre termina haciendo que te mires por dentro. Para Julio mezclé la voz de
un amigo, con la personalidad de un amigo de mi viejo, y con la impronta de
algún familiar. Cuando empezás a componer el personaje, vas sintiendo lo que le
sucede. Este año nos jugamos a hacer una escenita seria, solamente corporal.
Lloré un montón en esa escena, sintiéndome como encerrado. Me di cuenta que
hasta ahora venía jugando a ser el personaje, y con Julio me pasó de ser el personaje
por momentos. En el año de “El Viaje” (2008), me pasó lo mismo. Un día no pude
contener el llanto sobre el escenario. Quizás quienes son actores cuentan con
herramientas académicas para no llorar o emocionarse. Me gustaría estudiar
actuación, pero “por suerte” no he tenido tiempo por estar trabajando del arte.
Si no podés estudiar arte por estar ejecutándolo, es lo mejor que te puede
pasar. Me fascina hacer reir, y tuve esa suerte por las ideas de los letristas
que escribieron, y escriben para la murga. Si más o menos le ponías un poco de
voluntad, y alegría a tu personaje siempre ibas a hacer reír. Eso te da un
ejercicio de que arrancás arriba del skate andando, y no tuviste que fabricar
las ruedas. Ojalá nunca me falte el humor, y el arte cuando sienta tristeza”.
¿QUÉ ESPECTÁCULO DE “AGARRATE CATALINA” RECORDÁS CON MÁS
CARIÑO?
“Todos los espectáculos tienen una carga emocional
importantísima. Los primeros años había una ingenuidad increíble, y mucho
desparpajo, y enamoramiento con el carnaval. Salíamos a cantar y hacernos
mierda la garganta, sin importar si al otro día teníamos tablado. Luego vas
ganando experiencia, y empezás a ser consciente de esas cosas. Algún día se te
puede salir un gallo, o la memoria te puede fallar, pero en competencia siempre
he tenido suerte. Ayudé mucho a esa suerte con la responsabilidad que tenía al
ensayar. Pero a veces esa responsabilidad hace que pierdas esa cuestión lúdica,
y ese juego, y a partir de ahí tenés que aprender a jugar de nuevo. En
ocasiones lo lográs, y en otras, no. También para eso influyó el sitial que
empezó a tener la murga. En un momento había gente que estaba para aplaudirte,
y otra estaba esperando que te cayeras del trapecio. La competencia me quitó un
poco el disfrute del arte, no del todo, porque si no me hubiese subido más al
escenario. El 2006 fue un año muy especial porque estaba la barra del año
anterior, en el que habíamos ganado el primer premio, y se sumó Tabaré que
volvió de Curtidores de Hongos para dirigir la murga, y sacarse un gusto. Fue
maravilloso poder compartir el escenario con mis dos hermanos. Además la murga
estaba en terrible momento artístico, y en cada tablado notabas el disfrute de
la gente. Por otro lado, “Un Día de Julio”, fue el primer espectáculo que
hicimos para no concursar. Entonces fue algo refundacional y emocionante.
Aparte el estreno fue en el SODRE, y hubo una presión artística importantísima.
Había mucha letra, y responsabilidad por todo lo que habíamos trabajado con mis
compañeros. Además actuábamos dos horas,
y para gente que estaba esperando un espectáculo nuevo hace más de tres años.
No sabemos cuál será el rumbo en lo que viene. Si volver a carnaval, o no,
continuar esta estructura, o no. Este espectáculo aún tiene mucha vida, pero
sabemos que pronto tenemos que armar un repertorio nuevo. Aún no queremos
colgar a este show porque ha crecido muchísimo, pero tenemos hambre de hacer
algo nuevo por el desafío artístico que implica armar algo lindo entre amigos”.
DURANTE FEBRERO, ¿VES ESPECTÁCULOS DE CARNAVAL?
“Veo carnaval, pero me sucede que no me quiero obligar. Dejé
que me nacieran genuinamente las ganas de ir a un tablado, al Teatro de Verano,
o verlo por tele. Con el carnaval oficial aún siento dolores que ya los curaré.
Siempre estuvieron, y se acentuaron en algún momento. Alejarme me sacó de esa
nube. Este año metí tablados con amigos. Disfruté mucho de ir a la playa, y lo
extrañaba. Este año con la murga laburamos bastante menos en verano, entonces
aproveché. En años anteriores fui a ver amigos concursando en el Teatro de
Verano, y también vi conjuntos en los que no tenía amigos. Disfruté mucho de
esa adrenalina que existe cuando sale un conjunto, y con cero presión. Este año
vi muchos conjuntos por televisión. Salir de carnaval te hace disfrutar de un
montón de cosas de muchos conjuntos. Lo que más me gustan son las ideas
frescas, que decís “Ojalá se me hubiera ocurrido esto”, o “A esto lo cantaría
con gusto”. Esos son momentos muy lindos. Encontré coros que te emocionan,
arreglos y canciones con sonidos hermosos. Lo vivo purgado de veneno y
prejuicio como espectador. Hago un esfuerzo por intentar despojarme de mis
conocimientos sobre lo que ocurre tras bambalinas, y me predispongo a
disfrutar del show”.
SI AGARRATE CATALINA FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?
“Habría muchos colores. Los más tristes y los más alegres.
Hemos vivido de todo, y ha pasado gente de todo tipo. Sería un collage
variopinto de cosas. Habría mucho amor, y arte”.
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