ESPECIAL NOSTÀLGICO
AGARRATE CATALINA 2005
Hay espectáculos que perduran en la memoria colectiva
carnavalera. Principalmente aquellos que resuenan en el público porque regalan
momentos en donde se liberan carcajadas, o en los que la emoción desborda tanto
que es normal que caiga una lágrima. A veces los instantes reflexivos de esos
shows son tan intensos que la gente regresa a su casa después del tablado con muchísimas
preguntas vagando en su cabeza. Allá por 2005, un grupo de jóvenes murguistas
que no estaban en los planes de nadie a nivel de concurso, movieron las
estructuras de la categoría con su arte. Ellos y ellas jamás imaginaron la gran
repercusión que ese trabajo de tantos meses iba a generar, al punto tal que se
trata de un carnaval inolvidable para cada una de sus retinas. Si bien había
ingresado al Carnaval en 2003 sin pasar inadvertida, y habiendo entrado a la
liguilla tanto en su debut en nuestras carnestolendas como en 2004, la explosión
y la masividad de Agarrate Catalina llegaron en 2005 con el espectáculo Los Sueños, que acompañado por un contexto sociopolítico favorable
para con lo que la murga expresaba arriba del escenario, se potenció a niveles
insospechados.
Yamandú Cardozo cedió muy amablemente más de una hora de su
tiempo para repasar los detalles de una criatura de 45 minutos que se fue
gestando casi que como un juego, y terminó cambiando el rumbo de una
cooperativa artística que hasta el día de hoy, 15 años después, continúa dando
pasos firmes en la fiesta de momo.
¿CÓMO FUE EL PROCESO DE GESTACIÓN DEL ESPECTÁCULO?
“Fue un proceso parecido al de los años anteriores. En esos
años estábamos dando nuestros primeros pasos en cuanto al armado de los
espectáculos, y de a pocos fuimos generando una especie de modalidad para
escribirlos que fue forjada a los ponchazos. Las primeras cosas que mostrábamos
al público eran también las primeras cosas que yo escribía, por ejemplo. Pienso
que me hubiera cuidado un poco más de haber tenido conciencia de eso (risas).
El disfrute y la diversión fueron una característica muy importante en el
proceso de ese espectáculo, y el humor fue un claro disparador primigenio.
Tabaré y yo nos solemos inspirar con las cosas que nos hacen reír. Supongo que
arrancamos a crear ese espectáculo desde el juego, y además contábamos con
mucho tiempo y energía. Los dos carnavales anteriores de La Catalina habían
sido preciosos, ya que tuvimos la oportunidad de entrar a la liguilla en ambos
casos. La murga había levantado un revuelo pero aún no teníamos al calendario
marcado con muchas cosas para hacer, y eso nos ofrecía mucho tiempo. Además ya
sentíamos un alivio a nivel monetario, porque si bien en el Carnaval 2004 no
habíamos hecho una enorme cantidad de tablados, económicamente nos fue bien, y vimos que se
podían empezar a abrir puertas para crecer en ese sentido. De vez en cuando teníamos
alguna función por el interior del país y el arte empezó a florecer como una
posibilidad económica magra, pero honesta y esperanzadora. La murga estaba
polenteada por ese viento detrás de la vela. El hilo conductor era laxo y
permisivo, pero viéndolo con la perspectiva que te da el tiempo, medio que
alguna cosita la pegamos con baba (risas). Estábamos descubriéndonos, activando
los sensores y aprendiendo en el camino. Durante el proceso de ese año nos
dimos cuenta del poder que tienen los bloques, que a veces te mandan. El
espectáculo de Los Sueños tuvo la flexibilidad onírica de hacer convivir
lógicas que solamente funcionan en un sueño. Por eso de repente aparecía el
Pepe (José) Mujica, y los jóvenes blancos y luego el cuplé del sueño americano,
y era algo que en nuestra cabeza más o menos funcionaba. Curiosamente todo el
proceso de cara a ese espectáculo se vivió como un sueño. Confeccionamos los
trajes junto a Ovidio Fernández y gracias a talleres que nos brindó Hugo Millán,
empezaban a aparecer personas visitando los ensayos más allá de nuestra
familia, amigos y allegados. Antonio Pérez nos regalaba telas y nos hacía una
especie de gestoría artística con su ojo, y el hasta el Manzana Montemurro,
nuestro camionero nos apadrinó durante esa etapa. Así que todos estábamos
viviendo un sueño. La situación política del país en ese entonces también era
como un sueño, sobre todo por lo que se avizoraba que iba a suceder con la
llegada de la izquierda. Era un panorama soñado, valga la redundancia, para
nosotros y nosotras al momento de hace murga. Teníamos la atención de pila de
gente y ninguna presión”.
¿RECORDÁS CÓMO FUERON APARECIENDO LOS DISTINTOS BLOQUES?, ¿DESCARTARON MUCHAS IDEAS?
“Seguro hubo cosas que no entraron como todos los años. Los
bloques aparecieron con mucha fuerza. Lo primero que se hizo fue la presentación.
Nos encargamos de la musicalidad con Martín Duarte. Empezamos a hacer una lista
con Tabaré de distintos bloques posibles. Hasta ahí éramos dos porque no estaba
aún Carlitos Tanco. Después de la presenta arrancamos a escribir la canción
introductoria. Yo tenía muchas ganas de usar la canción La Enemistad de La
Tabaré. Era una canción que te metía en el espectáculo pero era bastante
amplia, así que después podía venir cualquier cosa. El Cuplé del Pepe Mujica en
mi cabeza nació escuchando el tema Al Pepe Sosía de Pinocho (Pablo) Routin. Yo
iba a ver los actos del Pepe por ser un joven con ganas de que se diera el
cambo del que te hablaba antes, y recuerdo ver a Sociedad Anónima haciendo
cagarse de risa a la gente, y luego recuerdo al Pepe haciendo cagar de risa a
todos de la misma forma, era algo increíble (risas). Me acuerdo que nos parecía
graciosa la explosión mediática que estaba teniendo el MPP en ese momento, y
queríamos hablar de eso en el espectáculo teniendo a la figura del pepe como
protagonista. Le dije a Tabaré que quería que hiciéramos un cuplé sobre el Pepe
Mujica, pero que todos los integrantes de la murga fuéramos el Pepe, como una
suerte de Mujica manía. A lo que Tabaré
respondió que un solo integrante debía hacer del Pepe. Él definió que fuera
Martín (Cardozo) el que lo interpretara porque solía hacer muchas imitaciones
de distintas personas en la interna de la murga para divertir al grupo. De
hecho hoy por hoy lo sigue haciendo. Martín apenas tenía 20 y pocos años, y me
acuerdo que se grabó pila de cassettes del programa en el que participaba el
Pepe Mujica en M24, lo estudió como un agente ruso de la guerra fría y lo sacó.
Además hicimos un cuplé cantado por un personaje que hasta ese momento lo
habíamos hecho muy poco. Valoro mucho como Martín suponía que cantaría el Pepe.
Lo hizo increíblemente. Le sacó muchos piques de movimientos corporales, al
punto de que la gente se reía cuando el personaje movía la cabeza
exageradamente, nomás. De hecho hubo imitaciones del Pepe posteriores que estuvieron
basadas en la interpretación de Martín. Es más, hay gente que cree que el Pepe
dijo cosas que en realidad las inventó Martín. El bloque del Pepe nos permitía
reírnos de ciertas solemnidades de la izquierda, y decir entre otras cosas que
el tabaco Cerrito estaba más caro que el Lucky Strike. Éramos amables con la caricatura por más que
decíamos que parecía un linyera. Cuando Carlitos Tanco se sumó le agregó pila
de cosas a ese cuplé. Lo de los jóvenes blancos fe algo surgió porque fue una
foto real de cosas que estaban pasando. Tuvimos la oportunidad de usar un
jingle que pegó mucho como el de Larrañaga. Esa fue la primera vez que
escribimos un espectáculo de La Catalina de manera entera con Tabaré”.
¿QUÉ APORTÓ PRINCIPALMENTE EL TRABAJO DE CARLOS TANCO?
“Carlitos aportó una mirada externa agudísima. Es un tipo
que le trajo cierta caricatura cotidiana al espectáculo y viñetitas traídas de
otros lados con su impronta a la murga. Trajo una musicalidad exquisita, una
mirada corrosiva y un humor cáustico que nos colocaba con Tabaré en un lado
menos solemne. Todo eso era muy productivo para el espectáculo. Es dueño de una
solidaridad y un compromiso tremendos, porque era el 18 de enero y el tipo
seguía trayendo cosas que estaban mortales y había que hacer malabares para
meterlas porque realmente valían la pena. Sometía todo a nuestra tijera
despiadada y loca, y hacía que elimináramos el ego de lo que escribíamos. No
importaba si lo que quedaba lo había escrito otro, o lo había escrito yo. Aportó
también el hecho de que una tercera cabeza estuviera centrada en el espectáculo
de la murga. Con Tabaré ese año escribimos para Zíngaros, pero eso nos dio la
posibilidad de no tener que escribir para ningún otro conjunto más aparte de La
Catalina. Con Tabaré y Carlos nos complementamos muy bien durante el trabajo.
Recuerdo que yo escribí la parte del jingle de Larrañaga en los jóvenes
blancos, y Carlitos trajo la parte de Masoller, y luego armó lo de Julita Pou.
Tabaré mientras estaba escribiendo la retirada y cosas del cuplé del sueño
americano. Algo que recordándolo ahora también fue metido medio de los pelos y
con la excusa que teníamos en ese momento de “En los sueños todo vale” (risas).
A todo esto, Carlitos trajo la primera versión de la canción final, para la que
contábamos con cierta ventaja generacional y por eso agradecíamos a las viejas
generaciones antes de cantarla, sobre todo por haber continuado con el intento
de revolucionar las cosas por la necesidad urgente de la justicia. Y así fue
como después describimos ese país que se venía repleto de esperanza. Carlitos
trajo una letra preciosa para la canción final que luego yo reformulé con otra
música, como lo fue Aquarela del cantautor brasileño Toquinho, que tiene una
melodía bastante esperanzadora. Pero al primer escalón para esa canción final
lo pisó Carlitos, y destaco esto porque la gente asocia más a su imagen con el
humor. Fue maravilloso que el taburete creativo de La Catalina tuviera 3
patas”.
EL CUPLÉ DEL PEPE MUJICA
“La primera vez que Martín se puso la máscara del Pepe en
Carnaval fue en el tablado del Defensor Sporting. Nosotros nos matábamos de
risa en el escenario y la gente se doblaba a pura carcajada. Cuando ves que hay
gente que se agarra la panza y la cara riéndose, decís: “Acá algo pasa”. Pensar que Martín para hacer
el personaje usaba un jean mío que sacrifiqué, y una chomba y una campera de
cuero de nuestro viejo. La gente
agarraba a Martín enseguida al bajar del tablado. Primero todos preguntaban
quién era el que hacía del Pepe hasta que daban con él. Nadie podía creer que
ese muchacho flaquito y joven interpretaba al Pepe Mujica. Tuvimos que hacer el
cuplé del Pepe en todos los tablados. De hecho Martín se lastimó el brazo en
pleno carnaval y estuvo 2 días sin hacer tablados. Esos días en los que no
hicimos ese cuplé, la gente casi nos mata. Y para ejemplificar la dimensión de
lo que estaba pasando con la murga, pasó que vino una persona a preguntarnos
quién era el que había apuñalado a Martín. Nos aseguró que lo habían mandado a
cortar y que él estaba a las órdenes para lo que precisáramos. Le dijimos que
no haga nada. Él insistía con que estábamos definiendo e íbamos a ganar, pero
nosotros le dejamos claro de que nadie había apuñalado a Martín (risas). A
Martín lo agarraban como si fuera una estampita. Lo llamaban: “¡Pepe!” aunque
estuviera sin la máscara. Incluso cosas que la gente le quería decir al Pepe,
se las decía a Martín. Me acuerdo que un integrante del MPP fue a visitar el
ensayo de la murga porque se había enterado de que hacíamos un cuplé sobre el
Pepe Mujica, y quedó encantado. Había grabado parte del ensayo y nos pidió permiso
para mostrárselo al Pepe. De todas formas lo que más conquistó al Pepe en ese
espectáculo fue el cuplé del sueño americano. Incluso la frase que cantamos en
ese cuplé “Si vos no cambias algo, no cambia nada”, él la repitió en un montón
de lados y nos citaba. Fue algo increíble. Que una persona que para mí sigue
siendo un gran pensador que se ha atrevido a romper sus propios dogmas, haya
hecho eso es algo maravilloso. De hecho él mandó a imprimir la letra del cuplé
del sueño americano y se repartió por todos los comités”.
¿CÓMO VIVIERON ESE CARNAVAL TAN INTENSO PARA LA MURGA?
“Primero que nada hicimos una cantidad exponencial de
tablados que fue increíble. Pasamos de hacer unos 60 tablados, más o menos en
2004, y ese año hicimos unos 130, metiendo noches de 8 tablados. Nos pasó de
abrir el tablado del Defensor Sporting y cerrarlo el mismo día. Estábamos
viviendo lo que pasaba con otras murgas anteriormente como Araca la Cana, por
ejemplo. Mucha gente nos seguía en caravanas de tablado en tablado para ver a
la murga varias veces. Lo que pasó también es que había gente que nos seguía que
era ajena al Carnaval y lo único que le gustaba del carnaval era nuestro
espectáculo. Cosas difíciles de creer. Ese también fue el segundo año de
televisación del carnaval en directo, y me acuerdo que siempre que llovía
pasaban el espectáculo de la murga, era de tarde y lo pasaban, era de mañana y
lo pasaban. Habiendo otros conjuntos con
tremendos planteles, siempre nos pasaban”.
UN CARNAVAL MUY ESPECIAL
“La necesidad de cambio que había en la gente era notoria, y
no solo a nivel del gobierno, sino que también en el carnaval. Mucha gente en
los tablados después de nuestra actuación nos decía “Yo quiero que ganen, pero
saben que no van a ganar, ¿verdad?”. Estaba en el aire la posibilidad de ganar
el concurso, aunque a su vez resultaba difícil de creer que una murga
cooperativa que se había hecho sus propios trajes ganara el primer premio de la
categoría. Hubo un momento muy emocionante que vivimos haciendo ese espectáculo
que fue actuar en el tablado del velódromo el 28 de febrero, un día antes de
que la izquierda asumiera en el poder. Nunca vi al velódromo tan lleno como en
ese día, y fue tremendo cantar nuestra canción final en ese contexto, por todo
lo que decía. Pasaron muchísimas cosas durante ese carnaval que hicieron que
fuera realmente disfrutable más allá de cuál terminara siendo el resultado en
el concurso al final. Terminamos muy cansados y muy cansadas, pero ese febrero
nos trazó un mapa muy placentero que supimos transitar”.
¿QUÉ RECUERDOS TENÉS DE LA NOCHE DE FALLOS?
“Para la noche de fallos organizamos una baile de disfraces
en el club desde el que salíamos. Pensamos que solo nos iban a acompañar la
familia y los amigos. De repente había 2.000 personas en el club. No lo
podíamos creer. La cantina se quedó sin hamburguesas enseguida. Nos acompañó
mucha gente que no conocíamos. Coqui (Andrés Pazos) contó que esa noche iba
para el local de ensayo en el bondi, y vio que en la parada donde se bajó,
bajaron otras 20 personas. Cuando se iba acercando al club, se dio cuenta de
que todas esas personas iban a compartir la noche de fallos con la murga. Él no
lo podía creer, y contaba que la única vez que le pasaba algo parecido era cuando
iba al estadio. Todo fue como un sueño sin que lo hubiéramos querido así.
Recuerdo que el Chato (Gustavo) Ambrosio llegó al club para saludar a su hijo
Martín, porque le había ganado, y lo mismo pasó con Aníbal Pazos que vino a
saludar a Coqui”.
“¡GANARON SOLO USTEDES!"
“El Rafa (Cotelo) lloraba de la emoción porque pensó que habíamos
ganado el primer premio compartido con Diablos Verdes. Como se fue mamado, se
creyó eso y se fue temprano porque al otro día tenía que laburar. Al día
siguiente en su trabajo estuvo todo el día feliz porque habíamos ganado junto
con Los Diablos. Al salir del trabajo se tomó un taxi, y le dijo al tachero que
quería parar en el Paso Molino para saludar al negro Eduardo Díaz que salía en
Diablos Verdes. El tachero que lo conocía, le preguntó: “¿Por qué lo vas a
saludar?”, y Rafa respondió: “¡Porque ganamos compartido!”, y el tachero le
dijo “No! Ganaron solo ustedes”. Menos mal que nunca lo fue a saludar (risas)”.
“¿GANASTE, GORDO? ¡JODETE!”
“A partir de ese año, el noviazgo que manteníamos con la
platea carnavalera se fue rompiendo un poco. Esa cáscara de solo disfrute se
empezó a resquebrajar. El Canario (Washington Luna), me dijo algo en la noche
de fallos que no me olvido más. “¿Ganaste, gordo? ¡Jodete!”. En el momento no
entendí mucho por qué me había dicho eso, y además estábamos en un clima de
jolgorio y mucha alegría. El Canario tenía tremenda relación con la murga. Me
acuerdo que antes de cada Teatro de Verano, nos decía: “¡Bueno, muchachos! ¡5
goles y afuera!”, para nosotros era como tener un escudo de invencibilidad.
Acostumbrados a ese cariño, cuando me dijo eso en la noche de falos pensé: “¡Está
loco!”, pero después nos dimos cuenta de por qué nos lo dijo”.
¿QUÉ REPERCUSIONES TUVO ESE ESPECTÁCULO EN LA VIDA DE LA
MURGA?