PÁGINAS DE MOMO - CARLOS MELGAREJO
En un momento determinado, en el transcurso de una charla intensa y agradable, pasó el tren. Claro, estaba en Sayago. Barrio tan encantador como empapado de historia carnavalera construida a través de un grupo de amigos que tenía la idea clara de disfrutar compartiendo "el género más lindo del mundo", como describe el entrevistado. Es que Carlos Melgarejo, desde los nueve años ha dedicado su vida al quehacer murguero, y desde sus gestos y palabras se desprende la misma pasión hacia lo que lo enamoró desde niño. En su cuarto atesora entre otras cosas, el primer premio del carnaval 2000 obtenido con la murga "Contrafarsa" y su "Tren de los Sueños". El Carnaval 2016 lo encontró abajo del escenario, y la pregunta no se hizo esperar.
¿QUÉ FUE LO QUE TE LLEVÓ A NO SALIR ESTE CARNAVAL? ¿FUE DURO TOMAR LA DECISIÓN?
“No sufrí en absoluto mi ausencia de las tablas. Fue una
decisión que tomé en pleno carnaval 2015. Decidí que no tenía más ganas de
salir, y a su vez no recibí ninguna propuesta que me sedujera. No me dolió
tomar esa decisión en su momento, ni tampoco ahora viendo carnaval. Este año me
transformé en un espectador, y lo viví desde ese lugar, disfruté de lo que
tenía que disfrutar. Hubo cosas de las que no disfruté, y que no me
convencieron. Tuve la posibilidad de ver la liguilla entera en el Teatro, y ver
alguna cosita más. Algunas otras cosas las vi por televisión, pero disfrutando
el hecho de no estar metido en la competencia, y de no tener ningún tipo de
interés creado en algún conjunto, sumado a no tener que comerme la vianda de
ensayar, ensayar, y ensayar, y perderme de otro montón de cosas que cuando no
salís en carnaval te das cuenta que te venís perdiendo, hizo que viviera un
carnaval disfrutable, desde otro lugar en el que me sentí cómodo”.
¿CÓMO VIVISTE LA EXPERIENCIA DE SER JURADO EN EL ENCUENTRO DE MURGA JOVEN 2015?
“El tema de Murga Joven da para hablar muchísimo. Particularmente
no soy un hincha a muerte de la Murga Joven, básicamente porque creo que surgen
ideas muy interesantes, y que la mayoría las labura muy mal, sin prestarle
importancia a rubros que para mí son preponderantes para hacer murga. Desde ese
lugar medio negativo que yo tengo con Murga Joven, asumí la responsabilidad de
ser jurado de un encuentro que es un concurso encubierto, y que me parece que
en algún momento eso va a tener que dejar de ser así, porque hay un doble
discurso maravilloso por parte de quienes hacen Murga Joven tanto a nivel
estatal, como de los participantes. El que asume como jurado de Murga Joven se
encuentra con esa dualidad, de que no le permiten mencionar a un mejor coro, o
una mejor batería, o a un mejor espectáculo, porque la palabra “mejor” no puede
existir, cuando en realidad claro que hay cosas mejores y cosas peores. Y a la
vez te condiciona a la hora de fallar el hecho de no tener la posibilidad de
puntuar, o buscarle la vuelta para ver las cosas que te seducen más y las que
te seducen menos. Soy un tipo que podré ver un espectáculo de murga
interesantísimo, pero si la murga canta mal ya lo miro desde un lugar incómodo,
y no le voy a prestar la atención que le debo prestar. Me encontré con una
realidad que era desconocida, porque históricamente fui espectador de Murga
Joven, y colaborador en casos específicos con gente amiga, pero no soy un tipo
que concurre asiduamente a ver las etapas enteras, y tuve que mirar cincuenta y pico de
espectáculos concentradamente. Hubo un
montón de interesantísimas propuestas que no las vi en el carnaval mayor unos
meses después, pero con desprolijidades
que no las puedo entender. Entonces ahí empezás a preguntarte para qué sirven
los monitores, que terminan siendo una figura decorativa. Vi espectáculos que
un monitor debería decir “Muchachos le están errando al bizcochazo, aprolijen
tal cosa, y métanle mano a esto”. También se vieron cosas muy buenas. Después
de que ves, evalúas, hubimos tres tipos que teníamos que resolver cuáles eran
las 20 murgas que pasaban al Teatro de Verano, y hubo 17 que se pincharon en
esa segunda instancia. Eso nos hizo mirarnos, y preguntarnos en qué le erramos,
o por qué vimos las cosas tan mal, cuando en realidad, uno termina sacando la
conclusión de que el Teatro de Verano pesa y no es para cualquiera. Yo le daría
mil vueltas a Murga Joven, cambiaría un montón de cosas, y legalizaría un
Concurso de Murga Joven que es lo que en realidad es. En el afán de sentirnos
compañeros, y ver que tenemos la
posibilidad de mostrarnos artísticamente le llamamos encuentro, pero cuando uno
falla, o da las cinco murgas como mejor espectáculo, empiezan las
recriminaciones, y recibís algún mensaje privado por Facebook, y te dicen algo
en la calle. Esas son demostraciones de que en realidad interesa ganar, y estar
en el Teatro. En los ensayos abiertos habría que empezar a evaluar a las
murgas, porque no hay necesidad de ver espectáculos que están muy mal
concursando. Me parece que tienen que cambiar las exigencias. La movida Joven
es un fenómeno que está instalado desde hace muchos años, el fuerte de esa
movida es la murga, pero me parece que hay que cuidar más un género que para mí
es el más lindo del mundo. Se ha generado mucho degeneramiento del género, y
vale todo a la hora de hacer Murga Joven, y yo creo que hay lineamientos que se
deben respetar. Uno ha convivido con ellos, y ha visto muchos artistas de la
ostia haciendo carnaval, y haciendo murga, y me parece que desde la existencia
de Murga Joven cualquiera se dice murguista. Ser murguista es una carrera como
cualquier otra que hay que transitarla. Pasa mucho que se confunde lo que quiero llegar a ser, con lo que estoy convencido que soy y me
faltan kilómetros por recorrer. Está perfecto que se le abran las puertas a
todo el mundo, pero tiene que haber una base mínima de la que sostenerse”.
LA CONCEPCIÓN DE LOS ESPECTÁCULOS
“En carnaval todo muta, a veces para bien, o a veces para
mal. Pensando en el carnaval del que he participado, se han perdido ideas, y
originalidad. Le ha jugado en contra el gobierno de izquierda. Hay mucha gente
que no se anima a basar sus espectáculos en crítica, no en pegar por pegar,
pero criticar. Entonces todo se estanca en la búsqueda del humor que en el 80%
de los casos no se consigue. Han perdido consistencia los espectáculos en su
globalidad. Hay propuestas generales que no me seducen. Ya no se ven
espectáculos como los de hace diez años atrás, que te podían gustar o no pero
eran consistentes, tenían una coherencia en la propuesta artística, y me parece
que este año no se vio eso a nivel general. Quedó la costumbre de ponerle un
título al espectáculo porque la historia viene por tal lado, y después voy
enganchando como puedo las cosas que se me ocurrieron para intentarlas meter
dentro de un contexto, y a veces no sale. O se buscan excusas específicas para
decir “esto es referente al tema propuesto originalmente”, pero en realidad
queda descolgado. Creo que hay muy buenos creativos, pero hay veces que las
ideas no salen. Vos podés tener a García Márquez o a Benedetti escribiéndote
que si no les sale, no les sale. Particularmente hay un estancamiento en
materia de propuesta, y no pasa que digas “pan! me voy a acordar de este
espectáculo de por vida”. El año pasado ganaron los Patos Cabreros, y ganaron
bien, pero recordando casi todo el mundo te habla solo del cuplé de los
tatuajes, y después te cuesta encontrar otros lugares que te hayan quedado
grabados en la retina. No sé qué va a pasar con La Gran Muñeca, que también
creo que ganó bien este año. Hoy por hoy hay una búsqueda muy facilista de hacer
reír, o dar un manijazo buscando el aplauso”.
SU INQUIETUD POR ESCRIBIR
“El hecho de que haya escrito y creado cosas tiene que ver
más con una casualidad de la vida que con algo que me propuse. En su momento
estando en Contrafarsa se me dio por empezar a aportar cuartetitas y cosas.
Cuando uno está trabajando en un espectáculo intenta aportar desde su
capacidad. Empecé así, aportando alguna cuarteta o alguna bobada, o haciendo un
planteo a los letristas sobre cosas que me parecía que se podían cambiar para
mejorar. Te vas metiendo en un mundo que te atrapa, absorbe, y te hace evadir
toda tu cotidianeidad. Escribir hace que te saques el chip de los problemas
cotidianos. Te podrán salir cosas buenas o cosas siniestras, pero es un tiempo
que estás contigo, y con tu cabeza funcionando desde otro lugar, y se hace muy
disfrutable. Aprendí a laburar en equipo originalmente, porque cuando arranqué
a aportar en Contrafarsa éramos una comisión técnica que nos tirábamos ideas, y
compartíamos muchas cosas. Entonces eso te lleva a tener que mostrar, discutir,
negociar, recortar y pegar. Me pasa que nunca estoy convencido de lo que
escribo, no sé si es algo general o mío. Por suerte hay gente a la que sabés
que le vas a mostrar y te va a decir la verdad, porque hay otros que te dicen
“Ah, qué bueno que está”, y van zafando por ese lado. Es un ejercicio que está
bueno para que lo haga cualquiera, no importa si es en verso, en prosa, pero
escribir cosas. Largar a un papel lo que te sale de la cabeza y del corazón". En mi prontuario estaban aportes para Contrafarsa, y
aportes en La Cofradía y no mucho más. Hace dos años que vengo escribiendo para
carnaval de las promesas, y me gustó el desafío, porque creo que uno tiene
cambiar en la forma de decir las cosas, y hacer un texto que sea creíble, cantado e interpretado por niños y
adolescentes, y le encontré la vuelta. Gustó. En los dos años fue premiado como
mejor texto de murgas, y en uno de esos años como mejor del Carnaval de las
Promesas. Uno no hace las cosas buscando premios, pero el ego existe, lo
tenemos todos, y hay que saber manejarlo. Me atrapó el hecho de laburar con
gurises, compartir con ellos, crear en materia de puesta, y dirigir un
espectáculo hecho para ellos, y por ellos” .
¿HAY UN CARNAVAL QUE PUNTUALMENTE HAYAS DISFRUTADO MÁS?
“Mis primeros carnavales fueron los que más disfruté. Empecé
a concursar con quince años, hago murga desde los nueve. Y cuando sos guacho te
divierte muchísimo estar con tus amigos haciendo lo que te gusta, y no te
importa i vas a ganar plata o no. Después el carnaval te va prostituyendo, y te
convertís en una suerte de mercenario, donde a veces priorizás lo económico
sobre tu gusto, o lo que querés decir arriba de un escenario. Tenés un patrón,
o técnicos que definen, y vos no tenés la oportunidad de decir lo que te gusta,
o lo que no te gusta. Terminás pensando “¿por qué no me habré quedado en mi
casa?”, o “¿Por qué no me habré ido de vacaciones?” En los primeros años uno
hacia las cosas por amor al arte, y por el disfrute de cantar, De repente no
pudiste ser el jugador de fútbol que soñaste, y ahí te sentís el 5 que pasa la
pelota, o el 9 que hace los goles, o el golero que se ataja todos los penales.
Durante este carnaval dije que el grupo que más me seducía arriba del
escenario, y me llegaba más al corazón era “Cayó La Cabra”, y hubo gente que me
preguntó por qué, y es porque la murga me remite a mis primeros años. En esos
momentos era todo más por amor a la camiseta, se disfrutaba desde otro lugar.
El broche de oro fue el triunfo de 1991, que uno no encaraba el carnaval para
salir a ganar un concurso, y cuando quisimos acordar nos encontramos con un
primer premio que no fue discutido.
Además éramos unos guachos. Yo tenía 19 años, y el promedio nuestro de edad era de veinte y
poquito. Había muchos de mi edad, y otros más grandes. Fue esa caricia ganarle
a títulos pesados, con un grupo de amigos que se conocía desde chico”.
VACÍOS QUE NO SE PUEDEN LLENAR
“Siento un vacío desde que dejó de salir Contrafarsa. Para
mí el carnaval dejó de ser la fiesta que era, porque es mi cuadro, mi camiseta,
con la que quiero jugar siempre. En otro cuadro paso a ser un contratado. Tal
vez mi decisión de no salir en carnaval tiene que ver con que el vacío
continúa, y que por más que hay una suma de dinero que genero, no la paso bien,
no soy feliz, si puedo zafar, zafo, si puedo llegar unos minutos tarde a
ensayar, llego. Me falta un grupo en donde yo me sienta feliz, y donde todo lo
demás pase a ser secundario. Con La Cofradía me saqué las ganas de salir con
dos de mis sobrinos, y con hijos de amigos, de crear, y sentí que fuimos muy
felices. Cuando tuvimos que dejar de sacarla por problemas que sufrimos
económicamente, empecé a salir en carnaval por dinero. Y desde ese instante
pasé momentos buenos, y otros no tanto. Hoy prefiero disfrutar con la familia,
y con los amigos. El vicio lo despunto con la Sayago Murga Band, o en algún
lugar en el que me encuentro con gente que canta, y es un placer ponerse a
cantar diez minutos aunque sea. Posiblemente disfruto más de una bañadera que
de un espectáculo”.
¿EN QUÉ COSAS EL CARNAVAL SE HA ENRIQUECIDO, Y QUÉ COSAS HA PERDIDO?
“El carnaval se ha enriquecido en materia de artistas,
técnicos, gente que aporta muy buenas ideas para los espectáculos. También ha
crecido en cuanto a los arregladores corales. Hay personas que hacen arreglos
interesantes. Antes habían coros potentes pero arreglísticamente había mucha
cuadratura. Pasaban cosas maravillosas como que Pastrana o el Pelado Díaz
arreglaran de oído, pero ahora hay una búsqueda más amplia en lo musical y en
los arreglos. Hay gente del teatro que le aportado mucho al carnaval en la
puesta en escena y actuación. Se revitalizó la categoría de lubolos, que antes
la gente se paraba en el Teatro y se iba para el pedregullo. Hoy por hoy
presentan planteos y propuestas que seducen. El carnaval ha perdido pueblo,
fiesta, y espacio en los barrios. Ahí tenemos responsabilidad los que queremos
ganar un montón de plata en cuarenta días, porque eso hace que los costos de
las entradas sean más altos, y la gente no puede ir siempre al tablado en la
esquina de su casa. O hay menos tablados, entre otras cosas porque los vecinos
denuncian los ruidos molestos. Perdió un poco de barro, eso de que cada barrio
tenía su murga. Hoy tenemos varios tablados comerciales con sillas cómodas,
plaza de comidas, pero que descuidan a los artistas. Muchas veces te encontráis
con tremendo escenario, pero con seis micrófonos, y un sonido que no es bueno.
La Intendencia está bancando dentro de su presupuesto a varios tablados
barriales que si no existiera el carnaval no sería nada. Se ha transformado en
una especie de fiesta mucho más elitista”.
PASAR LA POSTA
“Llega un momento de la vida en el que tiene que pasar la
posta. Necesitamos recambio a nivel murguero. No puedo discutir al (Ricardo) "Canario" Villalba,
Julio Pérez, y a un (Ángel) "Marquitos" Gómez. Pero a veces por venerar tanto a esos artistas
maravillosos, nos estamos perdiendo de escuchar a un Agustín Pittaluga, a un (Maximiliano) "Pulpa" Méndez, a un Damián Dewailly, tipos jóvenes con una capacidad bárbara, y son
unos cantorazos. En carnaval hice todo lo que tenía que hacer, lo disfrute
muchísimo, capaz que lo voy a seguir disfrutando, pero hay que darle paso a
gente con más ganas, con más fuerza y nuevas ideas a la hora de hacer murga.
Estamos en un taller con Edén (Iturrioz), que es el fabricante de murguistas número uno en
nuestro país, a los cuales les trasladó su sapiencia. Lo que quiero es dejarle
a nuevas generaciones lo que yo aprendí, y por otro lado les chupo energía
también. Los ves con ese entusiasmo de tocar cuanto instrumento ven, y lo vivís
como un intercambio. Nosotros les trasladamos lo que nos gusta a nivel
artístico, y ellos nos dan una energía que nos hace sentir mucho más vivos”.
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