PÁGINAS DE MOMO - PABLO RIQUERO
Hace un par de años que al llegar febrero no se lo ve arriba
de los escenarios. Director y arreglador coral de vasta trayectoria en nuestra fiesta
máxima, pese a su corta edad (32 años). Su peculiar forma de dirigir, y su
trabajo a nivel de arreglos lo han transformado en un artista influyente para
las nuevas generaciones dentro del género murguero. Un enamorado del estilo de
murga de Sayago, y su laureada Contrafarsa, murga a la cual supo integrar en
2006. Su trajín en el reino de momo abarca también títulos como Metele que son
Pasteles, Falta y Resto, La Gran Muñeca, La Cofradía, Curtidores de Hongos, y
Don Timoteo, donde obtuvo el primer premio de la categoría (2014). Hoy,
vinculado al carnaval desde el rol de colaborador, y viéndolo desde la platea,
se encuentra abocado al lanzamiento de su primer disco, el cual será el fruto
de una carrera musical paralela a su trabajo en las carnestolendas. La
grabación del álbum está realizándose en Buenos Aires, por lo que hoy por hoy
alterna su lugar de estadía “cruzando el charco”, como se dice habitualmente.
Pese al trabajo y dedicación que supone la tarea en la que se halla inmerso en
estos momentos, Pablo Riquero, tuvo la amabilidad de charlar sobre su
experiencia en carnaval y los proyectos venideros.
¿A RAÍZ DE QUÉ TOMASTE LA DECISIÓN DE NO SALIR, Y CÓMO ESTÁS
VIVIENDO EL CARNAVAL SIN ESTAR ARRIBA DE LAS TABLAS?
“La decisión de no salir fue principalmente por un proyecto
que estoy haciendo que es la grabación de un disco solista. Lo estoy grabando
en Buenos Aires, así que eso implica tener que estar allá, dedicarle tiempo,
viajar, y prepararlo. Mi ausencia en los dos últimos carnavales fue por eso,
para concentrar la energía y la focalización en el disco, y no tanto en
carnaval, que es un lugar muy bonito donde uno disfruta, y aprende, pero a la
vez lleva mucho tiempo, tenés que juntarte muchos meses; y la tarea del
director, de arreglar y dirigir lleva tiempo no solo en el ensayo, si no que en
su casa, pensando las músicas, y los arreglos. Toda esa energía que requería
salir, la quería destinar para el disco.
También quise descansar un poco. Hacía quince años, contando cuando participé
del Encuentro de Murga Joven, que no paraba, y todos los años salía. Me sentí
bien no saliendo, porque uno desde afuera puede aportar, y ver cosas que desde
adentro, cuando se está saliendo en carnaval, no las ve. En primer término, los
espectáculos. Uno cuando está saliendo no puede ver a los colegas, y estos
últimos dos años pude ver muchos, pude trabajar desde afuera con Cayó la Cabra
y Metele que son Pasteles, haciendo arreglos y participando de alguna cosa de
los textos, y eso también está bueno, porque uno se vincula a carnaval pero no
directamente”.
¿HA MUTADO EL TRABAJO A NIVEL DE ARREGLOS, EN QUÉ ASPECTOS
CONSIDERÁS QUE HAS CRECIDO EN ESE ASPECTO?
“Lo que pudo haber
mutado con respecto a los arreglos y la musicalidad es la efectividad, y la
funcionalidad para con el texto. Ahora se trata de reducir la complejidad de
arreglos, y que la música sea funcional, se acerque más a la gente, y tenga un
efecto de conexión con el público. Entonces la música a veces suele ser un poco
banal y sencilla, se pierde el gusto sobre algunas cosas, y el mensaje musical
se vuelve muy panfleto. Es un estilo, y está bueno que pase, porque genera
mayor comunicación a veces. Las murgas que buscan un equilibrio entre estas dos
cosas, me gustan más. El laburo con Cayó la Cabra y Metele que son Pasteles
siempre es muy lindo, porque son murgas que me gustan mucho, y tienen un
equilibrio con respecto a esto que te estoy hablando. Creo que las Cabras son
un poquito más funcionales, es su estilo,
generan mucha risa, y captan mucho público. Eso no es fácil, muchas
murgas lo tratan de hacer y se les complica. Paralelamente a la murga he ido
tocando, componiendo, arreglando no solo murga, sino que también otros grupos,
tocando en bandas, y como solista, entonces todo lo que eso me puede
enriquecer, trato de volcarlo a la murga. Si he aprendido, ha sido muy poquito,
y me falta aprender un montón, tratando de desarrollar todas las cosas que he
ido agarrando de mi experiencia musical. Es muy difícil sorprender con arreglos
ahora, porque se han hecho cosas muy buenas. Entonces ¿Cómo uno llega a
arreglar y hacer algo distinto?, eso me lo cuestiono cada vez que empiezo a
arreglar”.
LA IMPORTANCIA DEL GRUPO TÉCNICO
“Hay murgas que son tradicionales en su concepción, y hay
algo importante que son los grupos técnicos. Antes las murgas contrataban a un
solo letrista, o dos. Cuando hay un buen grupo técnico, las ideas se potencian,
y la funcionalidad se aplica muy equilibrada. En el caso de Don Timoteo había
un tremendo grupo técnico, por eso particularmente el espectáculo me gustaba, y
rindió. Las Cabras y los Pasteles también tienen un buen grupo técnico. Después
Curtidores es más tradicional, y tuvo su etapa de más comunicación cuando el
grupo técnico estaba conformado por Freddy González, y otros compañeros. Me
parece que cuando eso se pierde, se nota en el espectáculo. Lo fundamental es
mantenerlo, o ir hacia la búsqueda de conformar un grupo para que la murga esté
realmente abrochada en textos, musicalidad, y todo lo que implica el género”.
¿TENÉS ALGÚN DIRECTOR ESCÉNICO REFERENTE?
“Hay muchos directores que me gustan. Creo que hay uno que
ha trascendido y tiene una vigencia hasta ahora porque generó algo distinto.
Creo que estaba totalmente adelantado en la época que dirigía por el aspecto de
ser músico. Ha dirigido y arreglado pero paralelamente ha hecho una carrera
como músico acompañando a muchos artistas, bandas, y grupos de la música
popular muy conocidos, y además es percusionista, claramente me refiero a
Pitufo (Edú Lombardo). Armó cosas muy interesantes con respecto a lo coral y a
lo musical en la murga, y abrió todo un abanico de aprendizaje para los que
venimos después. Las cosas que ha hecho el último año que salió, siguen estando
vigentes, y me parece que la riqueza que el tipo plantea al momento de arreglar
es muy influyente, y me gusta mucho”.
¿Y ALGUNA MURGA QUE TE HAYA MARCADO?
“Por los años 1998, y 1999, la primer murga que conocí fue
Diablos Verdes, porque los talleristas salían ahí, Charly Álvarez, Marcos
Suárez, y Albino Almirón. Medio que me hice hincha de la murga, y la seguí en
el 2000. Hasta que después conocí a Contrafarsa, y me enamoré de ella. La
empecé a seguir, y me maravillé con los arreglos, y quedé como conectado a ese
estilo de murga, al de Sayago. Después estuve en La Cofradía dos años, que era
un guiño a todo eso, sabiendo claramente que no éramos Contrafarsa, ni
pretendíamos serlo”.
EL FORMATO DE LA MURGA
“Es muy rico el género murguero. Cantar en coro, con
compañeros al lado, y sentir la armonía, el decir cosas con humor, armar un
espectáculo mediante un colectivo, eso ya es muy lindo y atrapa. Por ejemplo en
Argentina hay mucha gente que se siente seducida por el género por lo que es.
Un colectivo cantando, una batería sonando atrás, alguien que dirige. Todo ese
formato es muy bonito, y me gusta mucho.
Como arreglador y como director,
trabajar sobre el coro, escuchando las armonías, y plasmar en un ensayo lo que
uno trabaja en su casa y que suene, es una de las cosas que más me gustan
cuando salgo. Después está la conexión con la gente en los tablados. Estar
frente a la murga, o cantando y sentir el coro. No solo se tienen que dar las
cosas desde lo técnico, sino que más que nada desdelo humano. Cuando uno sale
con un grupo y está contento, lo disfruta mucho más”.
¿QUÉ LE HA APORTADO EL CARNAVAL TANTO A TU VIDA COMO A TU
CARRERA MUSICAL?
“Humanamente me aportó muchísimo, porque tengo muchos amigos
que conocí en carnaval. Aprendí muchísimo de ellos artísticamente también. A
nivel musical también me aportó. Compongo desde antes de salir en carnaval,
desde los doce años que toco guitarra, y el género murguero, el cantar de esa
forma, impostar, escuchar murga, trabajar en arreglos, todo eso uno lo va
aprendiendo, y lo va volcando a lo musical. Desde ahí salen aires murgueros en
algunos temas. No hago temas murgueros específicamente, pero aires de eso
vienen. He aprendido de escuchar y ver a muchos amigos con los que he salido, y
otros que los he visto en escenarios. El perseguir cada cosa, cada arreglo que
hace tal o cual director y a mí me gusta,
uno lo vuelca al acto de componer y también le rinde”.
¿EN QUÉ MOMENTO EMPEZÓ A TOMAR FUERZA EN TU CABEZA EL HECHO
DE SACAR TU PRIMER DISCO?
“Empecé a componer, y siempre mi tarea fue en aquel momento,
a los catorce o quince años, registrar en un disco lo que hacía. Me iba a un
estudio, pagaba dos horas, e iba con trece temas que había compuesto y los
grababa con la guitarra y algún arreglito. Ahí fui generando demos que los fui
registrando en AGADU. Desde ese momento siempre tuve el interés de grabar un
disco. Se me fueron acumulando muchas canciones, entonces al momento de elegir
hoy una lista definitiva para el primer disco con calidad profesional, me
cuesta muchísimo porque tengo que elegir temas de toda una época. Nunca lo
había hecho hasta ahora porque no me sentía maduro para poder hacerlo, por
inseguridades, y dudas, o porque no se dio el proyecto. No creo que ahora me
sienta maduro para grabar, pero llegó un
momento en el que sentí que algunos más
viejos, y otros que he hecho últimamente tienen que estar en un disco”.
EL PROCESO DE GRABACIÓN
“Las dudas no se van, y permanecen siempre. A veces se van a
dar una vuelta manzana y yo me alivio un poco, y concreto algunas cosas. Está
buenísimo grabar un disco. Lo estoy grabando en Buenos Aires porque hace diez
años que voy a tocar ahí. Tengo amigos, como el percusionista que graba
conmigo, Agustín Lumerman, que es un joven talento que ha grabado muchos
discos, y tiene mucha experiencia. Con él estamos armando todo el disco a dúo,
percusión y guitarra. Algún otro amigo grabó también guitarra y contrabajo, y
tuvimos el honor de que venga Pitufo a grabar un tema, que ya lo habíamos
cantado con él en 2009, en ese momento lo invité, y ahora la grabamos. Estoy
muy agradecido de que pueda participar del disco, es muy gentil y generoso,
justo coincidió que él iba a tocar allá, y grabó. Disfruto mucho. Es difícil a
veces porque escucharse es complicado, y aceptarse como uno es, en los aciertos
y errores. Jaime (Roos) decía que en el momento de escuchar y decidir una
canción hay que ser como un niño, te tiene que gustar, y generar algo. Ir a lo
simple y sencillo. Estamos en el proceso de mezcla, que es un poco difícil porque
hay temas que uno compuso hace muchos años que quiere que vayan al disco, pero
como lo grabamos en un estudio en vivo, se hicieron muchas tomas, y algunas
capaz que no quedaron del todo bien, entonces hay temas que están peligrando no
ir al disco. Escuché una vez decir a (Jorge) Drexler que las canciones antes de
ser grabadas tienen infinitas posibilidades en sus formas, en cómo hacerlas,
metiéndole tantos instrumentos, tal estructura, cantándolas de una forma, etc.
Pero cuando llega el momento de grabarlas, y elegirlas para el disco, las infinitas
posibilidades se van, y queda solo una que es la que tiene que ir al disco. Uno
siente cierta angustia sobre eso también, y alegría al mismo tiempo, es una
mezcla. Pero bueno, en general es positivo, estamos contentos porque va a salir
el disco ahora en noviembre seguramente”.
SUS INFLUENCIAS
“He escuchado de todo un poco. Me gusta mucho la música
uruguaya. Buscar información, aprende, y conocer un poco de adentro todo lo que
es nuestro, lo que nació de acá, la música folclórica, criolla. Tengo muchos
autores que me gustan; (Alfredo) Zitarrosa, (Eduardo) Mateo, Fernando Cabrera,
Jaime, Pitufo, Drexler, Jorge Galemire, Ruben Olivera, (Rubén) Rada.
Eso evidentemente genera cierta influencia en el momento de componer. Uno va
queriendo no imitar, pero tomar preferencia sobre ese estilo de música. Es
imposible ser igual a otro, y querer ser, no se lo recomiendo a nadie. En esa
búsqueda de querer acercarse a la música
que a uno le gusta, vas generando tu propio estilo. Estoy en ese proceso,
tratando de generar mi propio estilo musical de canciones. Toda esta gente
también ha hecho lo mismo, cuando arrancaron se veían influenciados por otros
músicos de otra generación. Así es como funciona la cosa”.
¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE AL OIR EL DISCO?
“Mientras no se asuste la gente ni huya rompiendo el disco y
el grabador (risas). No, se va a encontrar con canciones viejas, y algunas
canciones nuevas. Cuando digo canciones viejas, me refiero a la época mía de 20
y poco de años, ahora tengo 32. Canciones desde hace 10 años, o un poquito más.
Tienen diferentes estilos. No es un disco murguero, ni hay canciones de ese
estilo, a pesar de mi pasaje por carnaval. Solo hay alguna que puede tener una
pancada como un guiño al candombe. Es un estilo de música uruguaya,
rioplatense, canciones urbanas. Me considero más cancionista que cantautor, me
gusta mucho hacer canciones. Eso es lo que voy a tratar de plasmar en este
disco. Canciones de distintos estilos, y de diversas épocas”.
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