miércoles, 17 de agosto de 2016

ESPECIAL NOSTALGIA - CONTRAFARSA 2000 - "EL TREN DE LOS SUEÑOS"




Uno de los espectáculos más emblemáticos, no solo de la murga que se acunó en el barrio de Sayago, si no del carnaval uruguayo. Muchos recuerdan las distintas estaciones por las que ese tren transitó. Ni que hablar de la retirada dedicada a “El loco de la Estación”. Luego de 16 años, el espectáculo se mantiene vigente y ha servido de influencia para las nuevas generaciones que vuelcan su arte dentro del género murguero. Marcel Keoroglián, ex integrante de “Contrafarsa”, y actual componente de murga “Don Timoteo”, se refirió a varios detalles y entretelones que fueron tejiendo la magia de un mojón que forma parte de la historia de nuestra máxima fiesta popular. Súbanse al Tren de los Sueños.

¿CÓMO SURGIÓ LA IDEA DEL ESPECTÁCULO?

“No es como la mayoría debe imaginarse. Incluso nosotros mirándolo de afuera podríamos pensar que esa idea surgió, y después se desarrolló todo el resto del espectáculo. Pero fue al revés en realidad, no teníamos una idea y lo que había escrito independientemente era la presentación de la murga. En un momento, por cuestiones fortuitas pero que también no lo son, decía “Vamos que se está yendo, dame la mano y subite al tren”. Era una imagen de la presentación que había escrito Álvaro (García). No sé si fue él o quién fue, que supo observar que ahí había algo más que solo una frase. Ahí fue cuando se empezó a desarrollar la idea de venir en tren, que se llamaba “El Tren de los Sueños”, y de ahí sacamos que cada cuplé era una estación a la que llegamos. Nadie propuso el gran tema y se desarrolló, si no que no teníamos tema. Era un caos tremendo en lo creativo porque venían cosas de distintos lados, y no le encontrábamos la vuelta para poder conjugarlas. El espectáculo fue agarrando cada vez más espíritu. Al principio en carnaval no pasaba nada con la gente, pero después nos acomodamos”.

EL EQUIPO CREATIVO

“En aquel año escribía el Gallego Vidal, y Fernando Toja estaba en la dirección del espectáculo. Álvaro García seguía escribiendo las puntas, y también empezamos a trabajar desde adentro, y escribíamos con Carlitos Melgarejo. Con él acomodamos lo que nos mandaban los otros letristas, y le dábamos un ordenamiento. También Pitufo aportó algo. El título del espectáculo apareció el último mes”.

DURANTE SU PREPARACIÓN, ¿RECONOCÍAN EL POTENCIAL QUE PODÍA LLEGAR A TENER EL ESPECTÁCULO?

“Empezamos el carnaval, y el espectáculo no funcionaba. En los primeros días de tablado, decíamos “Algo pasa, que no está caminando esto y aquello”. El cuplé del consumidor, que lo hacía yo, al principio no caminaba. Tuvimos que redoblar esfuerzos durante carnaval porque no estaba madura la cosa en realidad. Nunca nos dimos cuenta de que podía tener la repercusión que tuvo. Sí sabíamos que estábamos haciendo las cosas bien, y entendíamos que estábamos pasando por un momento en el que hacíamos punta, y marcábamos tendencia. Era como el momento de nosotros”.

¿DISFRUTABAS MÁS DE ALGUNA PARTE EN ESPECIAL?

“Era un gran espectáculo, pero la retirada era espectacular. Me gustaba mucho hacer el “Cuplé  del Consumidor”, y después la parte de “El Tunel” era un momento importantísimo, y que al principio no lo supimos ver. Pitufo (Edú Lombardo) trajo esa música de “The  Beatles”, y a la mayoría no le gustaba. No sabíamos cómo pararnos para cantar lo que estábamos cantando, y nos parecía todo muy lento. Terminó siendo uno de los bloques más fuertes, y que más marcaron. Muchas veces pasa que el autor ve la cosa, y el otro no lo ve todavía. Fue un año muy especial”.

 ¿QUÉ LO DIFERENCIÓ DE OTROS ESPECTÁCULOS DE “CONTRAFARSA”?

“Tenía mucha alma. Más que emoción, lograba una conmoción en el público. Era algo que no sabías en qué punto te tocaba, pero te tocaba. Creo que la gente se iba para su casa con el pecho inflado después de ver el espectáculo, y no se iba igual que como había llegado al tablado. Todo se dio como para que confluyera un espectáculo de ese nivel. Hubo un grado de acierto en la elección de las músicas. Pitufo le emboca al 99% de las músicas, pero ese año fue más todavía. Cada sucesión musical era intocable. La dirección de Fernando Toja fue una mano importante. A nivel estético se marcó algo importantísimo con el vestuario a cargo de Hugo Millán y Soledad Capurro. Me acuerdo que vinieron a hacer la prueba de los trajes, que estaban casi por terminarse. Varios nos quejamos, y nos parecían espantosos. Si eras gordo, te acentuaba la panza, y no te la disimulaba. Solo teníamos una chaqueta cortita. Entonces los gordos decíamos “¡Bo, esto me hace una panza bárbara!”. Hasta mi madre le dijo a Hugo Millán: “¿A usted le parece el traje que le hizo a mi hijo?” (Risas). Se trabajó bien por más que hubo discrepancias, sin embargo la vestimenta era espectacular”.

PERSONALMENTE, ¿CÓMO VIVISTE ESE AÑO DE LA MURGA?

“Lo viví como una reafirmación de muchos años anteriores, y como haber llegado a una síntesis importante de lo que habíamos aprendido al inventar y crear juntos. Hubo otros años, como el 2003 por ejemplo, en los que estuvimos rozando el mismo nivel, pero no tuvimos la suerte de ganar. Me acuerdo que fuimos a grabar el disco en vivo de “El Tren de los sueños” al tablado del Defensor Sporting. Luego Pitufo lo esuchó, y dijo “Ta. Esto es el disco”. No había nada que tocar. Se dio una perfección técnica increíble pese a la emoción. Fue un momento grupal muy lindo para la murga también”.

“MÁS QUE UN PESO, UNA APLANADORA”


“Antes de empezar el Carnaval 2001 nos dimos cuenta de que “El tren de los Sueños” era  más que un peso, una aplanadora. El espectáculo en su totalidad no llegaba a lo del año anterior. Ese año costó, sobre todo por la comparación inevitable de haber tenido un año tan redondo. Luego, en el 2002 volvió a fluir la cosa”.

DISFRUTÁ DEL ESPECTÁCULO COMPLETO: