domingo, 29 de enero de 2017

ENTRE BAMBALINAS



MOMOLANDIA




Cada persona posee su propio imaginario, cuando este se colectiviza, se origina el “Imaginario Popular” sobre las distintas cosas. Momolandia plantea un repertorio que pretende deambular por lo que piensa y siente el espectador, con un popurrí muy crítico, manteniendo esa postura en el bloque donde se habla de la educación. El libreto nos invita a reflexionar que todos tenemos una ideología y descubrir cuál es, y merodea por el humor cuando la murga recorre su propio imaginario popular , con la aparición del personaje de Óscar “el gordo” Díaz,  intepretado por Charly Álvarez. La musicalidad y la poesía se lucen en las puntas. El elenco ha experimentado algunos cambios para esta Carnaval 2017, y uno de ellos fue la incorporación de Jonhattan García, aportando su beta actoral en los distintos cuplés. Tuvo la gentileza de compartir una charla, transitando por distintos temas.  

¿CÓMO FUE TU ADAPTACIÓN A “MOMOLANDIA”, Y CÓMO VIVISTE EL PROCESO DE ENSAYOS?

“Leonardo Pereyra me llamó a principios de año, luego de unos encuentros que tuvimos en algunas fiestas de murgas. Le había dicho que no, y me volvió a llamar unos meses después. Ahí agradecido le pregunté cuál era la propuesta, y me dijo que en el grupo técnico estaba Felipe Castro, y que se había sumado Javier (Carvalho), y eso me motivó para salir en Momolandia. Felipe Castro para mí sigue siendo un superhéroe murguero, y cantar cosas escritas por él fue lo que más me sedujo; más que salir en carnaval, incluso. La adaptación al grupo fue muy rápida, porque los compañeros estaban esperándome. Me brindaron total libertad desde el primer momento. No conocía a la mayoría personalmente, sí de verlos en los tablados como espectador cuando era un adolescente. Charly Álvarez, Eduardo, Martín Angiolini, Leo Pereyra, Fernando, Sergio Rivero, son todos unos crá. El clima de los ensayos varía cuando hay gente visitándolos. Ahí tenés que ser más educado, y dejar que las cosas sucedan sin cortar tanto. Eso ayuda a estar manteniendo un personaje todo el tiempo. No hay chance para la distracción. Al principio se me hizo un poco difícil porque me sumé al grupo sin haber tenido participación directa en la idea, y el armado de los textos. Eso está bueno de todas formas porque te entregás a lo que arman los técnicos. Después por suerte, pude ir armando a mi antojo a las participaciones que tengo en el espectáculo”.

EL DISFRUTE Y LA COMPETENCIA

“Estoy empezando a disfrutar mucho más de los tablados. De a poco empezás a potenciar a tus compañeros, y ellos a vos. Hay algunos compañeros con trayectoria en el carnaval que viven de otra manera en determinadas instancias. El viernes cuando bajé del Teatro de Verano estaba muy emocionado, y saludé a todos mis compañeros como si fuera el último día. Todos me decían “Jonha, todo bien, vamo’ arriba, pero si tenemos suerte faltan dos ruedas más”. El bicho de la competencia te oscurece, y no es sano. El “click” está en ganarle a la competencia, y en que no tiene por qué pesarte tener que ir a maquillarte a las tres de la tarde, o cansarte el desfile. Es lógico que estamos en una competencia que requiere profesionalismo, pero la murga se puede hacer en cualquier lugar, día y horario, y si lo vemos de esa manera, el concurso no es tan nocivo. Toda instancia me emociona”.

UN CARNAVAL INJUSTO

“El concurso te coloca en un lugar muy injusto para con los técnicos. Existe una mecánica de crear y trabajar un espectáculo de murga en muy poco tiempo. Se trabaja mucho para mostrar lo que ensayaste durante un mes, y en función de cómo te haya ido en el concurso tenés que mantener el nivel. Si el nivel bajó, ese técnico ya no va a ser considerado, matan a la murga, y ya no labura, entonces es muy difícil. Carnaval es poco justo en ese sentido, y eso lo provoca la competencia. Perdés una prueba de admisión, y te dicen “La murga estuvo divina, es una injusticia que no haya pasado”. Terminó el comentario y se olvidaron de la murga. Diecisiete personas se pierden de compartir lo que están haciendo, y quedan sin trabajo. El murguista no tiene que dejar de ser murguista”.

¿CÓMO TE SENTÍS CON EL LENGUAJE Y EL CÓDIGO QUE MANEJA LA MURGA?

“Me gusta que la gente vibre con el popurrí. Me emocionan los quiebres de batería. Los distintos estilos de murga se encuentran en algún punto, pero es distinto cuando estás en el escenario diciendo cosas que sabés que a la gente le llegan. En el popurrí la gente está esperando que le digas algo, y ahí es cuando la murga es la voz del pueblo. El público apoya desde el aplauso en ese momento, y no se pone a cantar contigo porque no sabe la letra, pero si pudiera hacerlo, lo haría. Cuando te entreverás cantando la bajada entre la gente, y ves las sonrisas, te das cuenta de que a ellos les gustaría estar arriba del escenario. Cuando era chico me pasaba eso. Para mí los murguistas eran superhéroes gigantes. Con diez años veía a Los Saltimbanquis, y eran árboles gigantes de navidad bailando, todos brillosos” (risas).

¿VARÍA EL FOLKLORE DEL CARNAVAL EN LOS TABLADOS COMERCIALES CON RESPECTO A LOS POPULARES?

“Varía, sí. Por más que en el Velódromo haya cinco mil personas, no es lo mismo ir ahí que al Molino de Galgo, por ejemplo. Ahí es donde encontrás a la gente que está esperando que una murga le diga algo. A ese público le gusta cualquier estilo de murga. Es distinto el aplauso en un tablado popular que en uno comercial. El del Velódromo es otro público, que está como en otra postura, y se sienta a mirarte desde el “A ver,  ¿qué tienen para decirme?”, y te terminan aplaudiendo igual porque todos en el fondo disfrutamos de un espectáculo murguero. Con el mismo presupuesto del Velódromo, armás cuatro tablados en los barrios, y nadie hace nada por eso. En un momento se pierde la mística, y no vas al Velódromo a ver murgas, si no a estar ahí, o a esperar que pase una murga para que venga la siguiente”.

LAS CONDICIONES TÉCNICAS

“En estos últimos años se le da mucha importancia a las condiciones técnicas en los tablados. Creo que no tenemos que renegar al  género que tiene 100 años. Han pasado miles y miles de personas que han hecho murga, y se han registrado cosas a un micrófono solo que hasta el día de hoy seguimos cantando. Hoy sin embargo los murguistas se enojan porque no se escucha un retorno”.

¿CÓMO VIVISTE EL DÍA DE LA ACTUACIÓN EN EL TEATRO DE VERANO?

“Con Javier (Carvalho) comimos unos ravioles en casa, y después nos fuimos a maquillar. Mis compañeros venían y decían “¡Tranquilo, Jonha!”, porque era algo emocionante para mí. Me encanta ir temprano a pintarme, estar todo el tiempo ahí, bromear con mis compañeros, y estar dispuesto a traerles agua, etc. Durante la actuación me sentí sumamente cómodo. Todo el tiempo trataba de no mirar las cámaras, que ese es otro tema. ¿Por qué tenemos que hacer poses para la tele? Inconscientemente las hacés,  igual (risas). Pero es verdad, la televisión ha alejado a la gente del carnaval. Hay compañeros de trabajo que me dicen “Ves mejor a los espectáculos que en el Teatro de Verano”, y no las ves mejor. Las ves en tu casa sentado en  un sillón, tomando una coca y comiendo una pizza. El director de cámaras pasa a ser un integrante más de la murga. Si a él se le ocurre hacer los peores planos del mundo, la murga pasa a ser una cagada. Se pierden un montón de cosas. El canto, y lo que se dice pasan a ser secundarios. La radio, sin embargo, mantiene ese misticismo, porque implica que prestes más atención al espectáculo y te imagines cosas. No es que esté en contra de la masificación, pero ganamos en un montón de cosas, y perdemos en lo más importante que es lo que la murga canta y tiene para decir. De todas maneras lo disfruté mucho, lo sentí como un tablado más con una mejor amplificación, y un marco distinto”.

¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE CUANDO VEA A MOMOLANDIA?

“Se va a encontrar con una murga que canta bien y fuerte. La musicalidad y los textos por momentos tienen cierta sensibilidad que te coloca en distintos estados. Hay una linda historia, que nosotros aún estamos trabajando. Representamos a personajes de la historia del arte que están muy ligados al carnaval (Colombina, Arlequín, Saltimbanqui, Pantaleón, Isabella, Scaramouche), que viven en la tierra de Momolandia. Todos ellos atraviesan el imaginario popular. No hay mucha risa, porque preferimos decir cosas, y que la risa sea un anexo a lo que está pasando. Hay mucha poesía, y los distintos pasajes son simpáticos. En general es un espectáculo lindo y sincero. En términos de concurso es ajustable pero competitivo”.

DISFRUTÁ DE LA ACTUACIÓN DE MOMOLANDIA EN LA PRIMERA RUEDA DEL CONCURSO OFICIAL:





sábado, 28 de enero de 2017

ENTRE BAMBALINAS



CAYÓ LA CABRA





“Lo barato sale caro”, dice el dicho, y bien podría aplicarse a la exigencia que supone para Cayó la Cabra concebir un espectáculo desde cero, abriéndose a la posibilidad de aportarle dotes distintos a su producto artístico  a través de la experiencia de trabajar con gente nueva año tras año. “Barato” es la propuesta a la que dan vida en este Carnaval 2017, recorriendo en su libreto a los entretelones de la economía y el sistema capitalista como su referente, con un salpicón que contempla a los prejuicios como un razonamiento barato, y un cuplé que desnuda el hecho de cómo se ha abaratado el lenguaje que utilizamos. Se plantean estímulos novedosos en cuanto a lo visual y musical, los cuales terminan por revelar que el concepto del contenido está latente a lo largo de los 45 minutos. Para dialogar sobre diversos temas, Emiliano Belmudes, uno de los letristas e integrante de la cuerda de primos, tomó el protagonismo en una charla muy amena.


¿CÓMO SE VIVIÓ EL PROCESO CREATIVO DE “BARATO”?

“Barato era un nombre que ya estaba de otros años. El año pasado estuvo, y el anterior también, perdió con Relajo y Natural. Este año al querer tocar temas como la economía, por ejemplo, ese nombre le sentaba bien al contenido que teníamos. Luego empezamos a desarrollar todos los contenidos. Los gurises se juntaron con un economista en Julio para poder entender un poco el concepto de “Barato”, y para poder hacer el cuplé de la economía que es el último antes de la canción final. Él nos orientó mucho, y capaz que de lo que nos dijo, no apareció casi nada en el libreto, pero detrás de lo que decimos en escena están todos sus conceptos. Para el salpicón tomamos en cuenta cosas que él escribió en el semanario Brecha también. Hubo un momento de investigación que estuvo bueno. Luego el proceso tuvo una parte bastante importante que fue en la que se sumaron Nacho (Ignacio Salgado), Mathías (Iguini) y Joaquín (De León), de la murga Háganse Cargo. Aportaron mucho desde su lugar. Escribieron un montón de cosas, que nosotros se las destruimos, y las construimos de vuelta, y ellos construyeron otras cosas. En definitiva, formaron parte del trabajo de crear. Eso surgió porque algunos integrantes de la murga fuimos a ver etapas del Encuentro de Murga Joven, y se nos ocurrió poder plantearle a alguien de la movida para participar del armado de los textos”.

LOS TEXTOS

“Nosotros trabajamos los textos con una comisión. En la última reunión que hicimos éramos como diez personas en la casa del Pelusa (Lucas Pintos). Camilo (Fernández) y Martín (Mazella), son los que llevan todo al papel. Después Lucas integra el grupo creativo junto con los hermanos Gastón y Christian Tróccoli, Andrés Etcheverry y yo. No tenemos una fórmula para escribir. Este año hay muchas músicas que son inéditas de Pablo Porciúncula, y después Camilo y Martín escribían arriba de eso. Tratamos de dar mucha información, y eso hace que a veces la métrica se modifique”.

¿QUÉ MOTIVA A LA MURGA A ABRIR LA CANCHA AÑO A AÑO, Y TRABAJAR CON GENTE DIFERENTE?

“Desde que entré a la murga, allá por el 2008, siempre fuimos de laburar mucho. Siempre estuvo la inquietud de que viniera alguien distinto a trabajar la puesta en escena. Al primer ensayo que fui, nos hicieron caminar como monos por todo el salón, porque ese año hacíamos “La Evolución”, participando del Encuentro de Murga Joven. Yo pensaba “¡Estos tipos están locos!”. En el 2010 trajimos a Tabaré Aguiar para que hiciera los arreglos. Ya estando en Carnaval intentamos hacer unos talleres de canto con Tití Percovich. No sé si existe un punto de inflexión, si no que todo esto tiene que ver con el proceso de la murga. Haber cantado con El Alemán (Gerardo Dorado), Alejandro Balbis, Pitufo (Edú Lombardo), que haya estado Pinocho (Pablo Routin), y el Toto (Daniel Zeleniec), Pablo Riquero, Pablo Porciúncula, Coco (Alberto) Rivero, es increíble. Es mucha gente a la que siempre íbamos a ver, y de repente los tuvimos o tenemos trabajando con nosotros. Laburando a la par, y en los festivales atendiendo la barra, como lo hizo el Coco este año (risas). Es tremendo premio, porque hay gente que puede salir o colaborar en otro lado, y ganar mucho más dinero, decide venir a compartir con la murga”.

LA EXIGENCIA

“La exigencia parte antes que nada desde nosotros, antes de empezar a ensayar. Volver a reinventarnos para disfrutar de un proceso que es muy largo. Intentamos hacer un espectáculo que nos permita disfrutar de todo ese camino. La exigencia de la gente está buenísima, porque no es más que cariño y empatía por la murga. No podemos renegar eso, hay que asumirlo y disfrutarlo”.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS DISFRUTAN DE LA FIESTA DE MOMO?

 “El jueves fue un día muy disfrutable, por ejemplo. Desde que arranca el día empiezan los mensajes. Siempre reniego el celular, pero cuando vienen estas fechas está bueno porque recibís saludos de todo el mundo. Todo es muy disfrutable, la noche en el Teatro, la actuación, y el después, juntarse en el club con un montón de gente, bailar, etc. Es todo una celebración. Esa noche el Boston River era un carnaval. Había bombitas de colores, banderines, una banda tocando en vivo, y la gente unida porque no había barandas. Carne cocinándose en el fuego y bebidas alcohólicas. Yo creo que si nos remontamos al concepto de carnaval, eso es lo más parecido. Disfrutamos mucho de los ensayos también, con esa especie de amor y odio que tiene el proceso, pero que en realidad es todo amor. Para mí no tiene nada que ver a lo que estoy acostumbrado que sea un trabajo. La vorágine de hacer tablados es divina. La bañadera, armar rápido, salir hacia otro lugar. Sobre todo es hermoso ir a los escenarios en donde el público no sabe si sos murga, revista o parodista, y lo disfruta igual. Eso es lo mejor”.

“EL PROYECTO MÁS LARGO”

“Ocupa gran parte de mi vida. Es el proyecto más largo en el cual me he encaminado. Más largo que la escuela y el liceo (risas). Es un lugar en donde estoy con mis amigos, y tuve la suerte de traer a la murga a un amigo como Andrés Etcheverry, que lo conozco desde que tengo memoria. En 2013 se sumó a la murga, y es muy especial porque nos criamos juntos. Además, no todo el mundo tiene 45 minutos para decir lo que quiere decir desde arriba de un escenario, y para un montón de gente. Es un privilegio. Siempre bromeamos con que todos los días nos tendríamos que levantar y agradecerle a Cayó la Cabra por lo que nos ha brindado. Conocimos a un montón de amigos, y hasta a nuestras parejas las conocimos haciendo murga, o en un festival, o en una gira. Básicamente es nuestra vida”.

DISFRUTÁ DE LA ACTUACIÓN DE CAYÓ LA CABRA EN LA PRIMERA RUEDA DEL CONCURSO OFICIAL: 







viernes, 27 de enero de 2017

ENTRE BAMBALINAS



METELE QUE SON PASTELES



FOTO: Agostina Vilardo


Ilustrar el trasfondo de las clases sociales es la propuesta que plantea la murga Metele que son Pasteles con “Todos podemos tener un shopping”. La ironía que desprende esta frase es la excusa perfecta para plantear en escena a los condicionamientos a los que las personas estamos sujetas por ocupar un determinado sitio a nivel socioeconómico. Quizás sea esta la versión más crítica de la murga en los últimos años, cantando desde un lugar reflexivo, y dejando un poco de lado al humor porque  durante el proceso de armado del espectáculo “se fue dando así”. Gonzalo Riquero, director responsable e integrante del conjunto, cedió muy amablemente parte de su tiempo para charlar sobre diversos temas.





¿CÓMO FUE LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE PREPARAR UN ESPECTÁCULO SI TENER QUE DAR PRUEBA DE ADMISIÓN?

“Nos jugó un poco en contra. Sabíamos que podía ser así. Nuestra dinámica a la hora de escribir los textos y ensayar, siempre hace que lleguemos sobre el pucho. Cuando das prueba de admisión tenés que tener prontos unos 20 minutos en noviembre, y para este espectáculo a esa altura del año teníamos solo una canción hecha. En diciembre y enero le metimos mucho, y funcionamos relativamente bien. Esperemos poder aprender de la experiencia. Empezamos a ensayar en mayo una vez por semana, y luego fuimos agregando un ensayo más en la semana a medida que iban apareciendo los textos. Pero no tuvimos ese mojón de noviembre, que a nosotros nos ordenaba. Increíblemente parece que somos una murga a la que le conviene dar prueba (risas)”.

“MUCHA ANSIEDAD Y CANSANCIO”

“Eso genera una cuestión difícil de manejar en el grupo. De repente hay mucha ansiedad y cansancio, porque los ensayos se hacen más largos. Mucha información también, y eso implica aprenderse todo de una. Normalmente cuando preparás una parte del repertorio, la cantás durante un tiempo largo, y después asimilás la puesta en escena con el texto y el arreglo musical incorporado. Nosotros en este caso pasábamos puesta en escena pensando en el texto y en los arreglos, hubo ensayos que nos queríamos matar a piñazos (risas). En el Teatro de Verano creo que se notó la falta de rodaje del espectáculo completo”.

¿QUÉ SIGNIFICADO TUVO PARA LA MURGA HABER GANADO EL DESFILE?

“Siempre tratamos de ponerle mucha onda al desfile. Es una cuestión histórica de Los Pasteles pensar mucho en los desfiles, incluso desde la época que participábamos en el Encuentro de Murga Joven. Se arma una comisión que piensa qué es lo que se va a hacer, y se le agregan elementos a lo ordinario del espectáculo exclusivamente para esa instancia. Nos juntamos temprano y  armamos dinámicas de cómo vamos a desfilar. Nos vino bárbaro ganar, porque nos permite financiar un montón de cosas que no habíamos podido financiar hasta ahora”.

A NIVEL DE ESCENARIOS, ¿CÓMO LLEGARON AL RAMÓN COLLAZO?

“Tuvimos dos tablados nomás, y uno de ellos fue un Rondamomo, que es un espacio muy chico y no se puede hacer puesta en escena. El otro fue el del Gigante del Buceo, que ahí sí tuvimos más espacio, y pudimos llevar a cabo el espectáculo pensando en lo que íbamos a presentar en la Primera Rueda del concurso. De todas formas, mostramos la mayor parte del espectáculo por primera vez en el Teatro de Verano. Eso se nota, porque cuando hay rodaje le vas conociendo las vueltas al espectáculo, y te soltás mucho más porque no estás pensando en lo que viene. Son las leyes del juego; muchos conjuntos llegan a concursar sin rodaje. Este año nos tocó”.

¿QUÉ TAL HA SIDO LA RESPUESTA DEL PÚBLICO PARA CON EL ESPECTÁCULO?

“El público respondió bien. Para nosotros es algo diferente, porque es un espectáculo que no apunta mucho al humor. En los últimos años apostamos mucho más a la risa, y este año creo que hasta la mitad del espectáculo no hay un bloque de humor. Se fue dando así. No fue un cambio consciente y explícito. Discutíamos los temas en la comisión de textos, se decidía lo que se iba a escribir, y en un momento nos dimos cuenta que habían muchas cosas que no tenían humor. Era el interés que iba surgiendo.  Cuesta un poco para lo que estábamos acostumbrados. Sin embargo, en los escenarios que hicimos la gente se colgó pila”.

¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE?

“Es un espectáculo que habla de las clases sociales. Se apuesta a lo irónico de la frase “Todos podemos tener un shopping”, como si no hubiera condicionamientos de clase que imposibilitaran eso. Nos referimos al doble discurso de la clase media, y sus militantes de izquierda. Luego hablamos sobre la nueva derecha y la clase alta. Después hay un cuplé que hace referencia a los jóvenes de clase alta, y su experiencia viviendo como pobres en el Cabo Polonio, y sobre el final del espectáculo nos metemos en el concepto de la línea de la indigencia, y cómo el mercado excluye a los más pobres según le convenga. Si sos pobre y ofrecés mano de obra servís para el mercado, pero si sos pobre y no ofrecés mano de obra, no servís para nada. También hay una canción dedicada al lugar que ocupan los planchas como chivo expiatorio en la sociedad, y la retirada apunta al humor”.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS DISFRUTAN DE PARTICIPAR DEL CARNAVAL?

“Lo discutimos en la interna del grupo. Si bien generar espectáculos y concursar es importante, carnaval y la murga son un medio y un fin para nosotros. Hacemos viajes juntos, hacemos giras por Argentina cuando podemos. Hemos ido a Brasil, y a Cuba, etc. Nos juntamos como amigos a pensar en la murga y a comer asados. En este proceso de cara a carnaval habremos hecho como 40 o 50 asados con la murga. Es un grupo en el que la gran mayoría nos conocemos desde que teníamos 10 años. De los que subimos, hay siete u ocho personas que están desde que arrancó la murga en 2005. Muchos componentes de toros años, están siempre en la vuelta también. Ayudando con la escenografía, o preparando el lugar donde dejamos los trajes. Hay un núcleo de personas que está cerca de la murga porque la quiere, y se siente parte”.

¿QUÉ SIGNIFICA “METELE QUE SON PASTELES” EN TU VIDA?


“Cuando empezamos con el proyecto de la murga, fue porque Pablo, mi hermano, era director de murga. Siempre estuve medio por fuera de lo que es el género. Me gustaban algunas cosas de Contrafarsa y de La Mojigata, que fue una murga que me rompió la cabeza. Con un grupo de amigos decidimos hacer murga porque contábamos con un director escénico. Capaz que si hubiera sido un director de teatro, estaríamos haciendo teatro. Incluso nos pasa que se ponen a cantar murga algunos de los compañeros que se fueron sumando en los últimos años, y no sabemos muchos clásicos (risas). Tuvimos que aprender cuando fuimos a Cuba, para cantar allá. Es un proyecto que terminó metiéndose en nuestras vidas, y al que le dedicamos mucho tiempo y energía. De octubre hasta marzo estás pensando en la murga casi como prioridad. No me veo saliendo en otro lugar. No podría, no sabría, y no tengo las condiciones para hacerlo tampoco”. 

DISFRUTÁ DE LA ACTUACIÓN DE METELE QUE SON PASTELES EN LA PRIMERA RUEDA DEL CONCURSO OFICIAL: 


jueves, 26 de enero de 2017

ENTRE BAMBALINAS




LA MOJIGATA



Uno de los retornos aguardados con mayor expectativa por parte del público en la fiesta de momo. Después de cuatro carnavales estando ausente desde su última aparición en 2012, la murga que comenzara a transitar su recorrido allá por 1998, en un taller del TUMP brindado por Edú “Pitufo” Lombardo, se instaló nuevamente en la escena carnavalera planteando un espectáculo en el que el decir toma la posta. La idea de la propuesta es sacar a relucir una foto de la sociedad actual, y la diversidad de opiniones que en ella conviven frente a distintos temas. A modo ilustrativo, el conjunto gestado dentro de la órbita de la movida joven, no se encierra en una determinada idea o mensaje para el entendimiento de su espectáculo, si no que abre un abanico de posibilidades que quedan merodeando en la cabeza del espectador. Ignacio Alonso, redoblante, y uno de los letristas del conjunto, se refirió tanto al proceso de trabajo que inició a mediados de 2016, como a la participación del conjunto en la Primera Rueda del Concurso Oficial el pasado lunes, entre otros temas.

¿CÓMO SE VIVIÓ EL PROCESO DE CARA A UNA NUEVA PRUEBA DE ADMISIÓN DESPUÉS DE ALGUNOS AÑOS?

“El proceso por un lado estuvo bueno, y por otro lado fue difícil porque tratamos de no cargarnos de horarios con los ensayos. Algunos estábamos en “Pocas Nueces”, y era un trabajo diario. Eso hizo que faltáramos a muchos ensayos, y para escribir fue todo bastante lento. Arrancamos cantando tres, o cuatro cosas, que no fueron al final, y terminamos el bloque de la prueba faltando una semana para la actuación. Hicimos pila de talleres, generando contenido para el espectáculo, y eso unió al grupo. La respuesta en la prueba de admisión fue mucho más de lo que esperábamos. Nunca sabés qué es lo que puede pasar, porque no hay mucho público que te vaya a ver a los ensayos previos. En el espectáculo que presentamos en la prueba tuvimos un bache que casi nos paralizamos todos, y zafamos. En un momento dado, uno de los compañeros tiró una encuesta que no iba, entonces la pregunta que yo tenía que tirar después, quedó trunca, y el compañero que remataba la encuesta que se había tirado mal, no entró nunca. Esos segundos fueron eternos. Cuando lo comentamos, más de una persona pensó que no era un error; “Esto es bien cosa de La Mojigata”, decían (risas)”.

¿CÓMO SE HACE PARA NO REPETIRSE A LA HORA DE ESCRIBIR, TENIENDO EN CUENTA EL TRABAJO QUE ALGUNOS DE LOS INTEGRANTES LLEVABAN A CABO DIARIAMENTE EN “POCAS NUECES”?

“Las ideas son las que están en la vuelta, el tema es cómo las abordás. Hubo cosas que si no hubiese estado “Pocas Nueces”, hubiesen ido para La Mojigata. Hubo mucha discusión y momentos tensos, como en cualquier proceso colectivo. Por momentos se hizo difícil, porque cada uno quiere dar lo mejor, y hay que negociar con los compañeros. Los últimos días fueron bastante caóticos de cara a carnaval, porque algunas cosas llegaron apelotonadas. Hasta la  parte de “La Educación” está como bastante pulido todo, y de ahí para adelante hay menos revisada de letra. La retirada no tuvo mucho retoque porque llegó bien sobre la hora. Por lo general escribimos la idea con una música. Este año, la canción que usamos en la presentación, es de Facundo (García), y el estribillo también: “Este año el pueblo despertó…”. La llegamos a ensayar en el 2005, y nunca fue. A partir de esa canción se empezó a hilvanar la idea del espectáculo con las encuestas”.

LA FIESTA Y LOS TIEMPOS

 “Con el desfile me pasa que hay una parte que me gusta, y otra que no. Porque estás ensayando cinco meses, armando un espectáculo de carnaval, y el último día, cuando ya lo tenés pronto, con unas ganas bárbaras de mostrarlo; hay un desfile. Cortás todo ese proceso, y ese día no tenés ninguna actuación. Estaría bueno que los desfiles terminaran con actuaciones. Que vos desfiles un poquito, y en determinada esquina hagas un escenario. Ningún grupo se prepara para un desfile. En los países en los que el carnaval es más de desfile, los conjuntos ensayan esas instancias. Así y todo está bueno porque llegás a la Plaza Independencia, te encontrás con tus amigos, la gente que te va a ver, etc. Lo malo es que cada vez hay menos interacción con la gente, por el tema de las vallas. Los tablados estuvieron bastante bien. Solo el primer velódromo estuvo más complicado, porque fue a primera hora, y había cosas que teníamos muy verdes aún. Pero con el rodaje todos los tablados han estado divinos. Hicimos cosas que después sacamos para el Teatro de Verano. En un momento pensamos en acortar la retirada, porque era lo que estaba menos ensayado, y estábamos pasados de tiempo, pero luego resolvimos sacar una canción final sobre los valores”.

¿QUÉ SIGNIFICÓ PARA USTEDES EL FOLKLORE DE VOLVER A CONCURSAR EN EL TEATRO DE VERANO?

“Fue emocionante. Más allá del concurso que para mí está mal hecho en muchos aspectos, el lugar está buenísimo y tiene esa mística inexplicable. Durante todo el día estuvimos rodeados de amigos y allegados. Lllegué re tranquilo al club, y después empezaron a venir los nervios, porque había mucha expectativa, y si no la colmás es una cagada. Más allá de todo eso el ambiente estuvo muy tranquilo en lo previo a la actuación. Se arrimó gente que siempre la vimos estando en La Mojigata, y que hacía cinco años que no la veíamos. Hay un montón de gente alrededor de la murga, que siempre está. Fue como un gran cumpleaños  porque hay personas que te saludan, te vienen a ver, y juntás a los familiares de todos lados (risas). En cuanto a la actuación, lo hablamos después con los gurises, y hace pila que no vivíamos una instancia así con tanto disfrute. Fue como que estábamos en un ensayo, y varios compañeros me dijeron lo mismo. Con esa distensión y desprolijidad bien entendida. No pesó la expectativa tampoco. Antes de los primeros aplausos, la murga estaba colocadísima. Antes de subir al escenario, algunos compañeros pedían preguntas en la platea. El método es que se le dan las preguntas a Fede (Silva) que las reúne, y las pasa en limpio para utilizarlas en la despedida”.

LOS COMENTARIOS

“El espectáculo nos permitió llegar a otro público, y ampliar un poco el espectro. Hay temas que son complejos, y se logró que llegaran a la gente. Recibimos comentarios de un montón de gente, y vos te das cuenta cuando la persona te elogia solo por darte para adelante, y cuando te elogia poniéndose detallista en lo que te dice; ahí te das cuenta que realmente le gustó. Al bajar nunca pregunto cómo estuvo. Te saludo, y si me decís algo bien, y si no también”.

¿CON QUÉ SE VA A ENCONTRAR LA GENTE QUE NO VIO AÚN A LA MOJIGATA?


“La gente se encuentra con una murga que está haciendo encuestas en la platea, porque considera que es la voz del pueblo, y de esas preguntas se van desprendiendo las diferentes partes del espectáculo. El enfrentamiento entre lo público y lo privado, la pérdida de valores, la ideología y la gestión, etc. Siempre hay puntos opuestos pero que también son complementarios. Tomamos un poco para la broma a la necesidad de los medios de comunicación de confrontar dos cosas para que la gente opine. Se trata de que cada uno saque su propia conclusión, sin transmitir un mensaje final”.

DISFRUTÁ DE LA ACTUACIÓN DE LA MOJIGATA EN LA PRIMERA INSTANCIA DEL CONCURSO OFICIAL: