martes, 28 de mayo de 2019

PÁGINAS DE MOMO


GONZALO IMBERT





Cuando el bichito carnavalero te pica desde pequeño, no hay con qué darle. Más cuando sos uno de los payasos de la familia y compartís esa misma pasión con tu hermano. Hay experiencias que se deben sentir para entenderse, y el hecho de disfrutar del carnaval desde arriba del escenario es una de ellas. El entrevistado es otro de los tantos que cuando niño se deslumbraba viendo a aquellos “titanes” como los describe. Tiempo después el destino le traería la oportunidad de darse el gusto de cantar con muchos de esos monstruos, y hasta entablar amistad con algunos de ellos. Dueño de un gran histrionismo que se ve reflejado cada vez que está en escena, pero sobre todo de un amor incondicional por el Carnaval que no distingue categorías y estilos. Gonzalo Imbert  accedió a compartir media hora de su tiempo para pasear por su trayectoria en nuestra máxima fiesta popular, que si hay algo que la caracteriza es que tiene cuerda para rato.


¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS CARNAVALEROS?

“Lo primero que se me viene es el barrio y la familia. Yo soy de Belvedere, entonces solía ir a tablados como el de Liverpool, o el del Parque Bellán. Como todo niño disfrutaba de ver a esos monstruos gigantes que eran los artistas de todas las categorías. Porque no solo me gusta la murga. Después siempre estuve vinculado al candombe gracias a mi viejo que era uno de los mejores amigos de Eduardo Da Luz. Con mi hermano Álvaro teníamos esa necesidad dentro nuestro de poder subirnos al escenario en algún momento, porque éramos muy payasos los dos. Me acuerdo que decían que éramos los artistas de la familia, pero en realidad éramos unos caretas que siempre estábamos a disposición de lo que los demás  querían que hiciéramos (risas). Mi hermano comenzó a vincularse al teatro siendo adolescente, y yo seguí sus pasos. Él fue el que me terminó arrimando a Arteatro, en donde luego se gestó un conjunto de parodistas del Carnaval de las Promesas que hasta el día de hoy sigue saliendo y se llama Buby’s Bis. En el año 2000 salimos por primera vez los dos juntos en ese conjunto de parodistas”.

¿QUÉ CONJUNTOS TE PARTÍAN LA CABEZA EN ESA ÉPOCA?

“Recuerdo a conjuntos de parodistas como Valentinos y Adam’s, o a murgas como  Saltimbanquis, Los Arlequines, Araca la Cana, Diablos Verdes y La Reina de la Teja. A partir de 1997 había empezado a seguir a Contrafarsa en tiempos en los que se dio el boom de esa murga, y me enamoré de ese estilo murguero al igual que me encantaban los otros. No hay ningún estilo de murga que me guste más, sino que me gusta el género en sí. Obvio que musicalmente tiro más para Sayago, pero dame cualquier estilo que me encanta. Lo importante es estar arriba del escenario cantando”.

¿HABÍA ALGÚN ARTISTA CARNAVALERO QUE FUERA TU REFERENTE?

“De chiquito no tenía referentes. No había ninguna persona que me sirviera de inspiración, sino que lo que me motivaba era simplemente el hecho de compartir escenario con cualquiera de los titanes que miraba desde abajo. Igual hay pila de gente que admiro y con la cual he tenido la oportunidad de compartir algún carnaval. Tuve el honor de salir con Pendota (Miguel Meneses), que en paz descanse. A otros que te puedo nombrar son Pitufo (Edú Lombardo), Marcel (Keoroglián), Edén (Iturrioz), Julio Pérez, y varios veteranos que son simples mortales pero a la vez inmortales arriba del escenario. También un tipo que admiro es Marcelo Pallarés, con quien además mantengo un vínculo de amistad más allá de lo artístico, y otro es Ronald (Arismendi), que es otro veterano titán que me ha enseñado muchísimo lo que es la bohemia y el hecho de entender al Carnaval desde el costado más pasional y no tanto desde lo competitivo”.

¿CÓMO RECORDÁS TU PASAJE POR BUBY'S BIS Y POR ARTEATRO?

“Fue maravilloso. Es algo que nunca voy a olvidar porque fue importantísimo para todos los compañeros y amigos que formamos parte de esa generación. Hoy en día todos estamos haciendo Carnaval en diferentes lugares, y se nota el crecimiento de cada uno. Arteatro ha sido una escuela, y más allá de que luego uno se desvincula de ese lugar por la edad, sin duda que muchos nos hicimos ahí, tanto artística como humanamente”.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE GUSTA HACER ARRIBA DEL ESCENARIO?

“Lo que más me gusta es ir picoteando en diferentes lados. Me gusta mucho cantar y actuar. Igual actuando me siento más cómodo teniendo participaciones mínimas, ya que no me gusta acaparar demasiado la atención. Me re identifico con el rol de cupletero, pero me encantan las pequeñas participaciones, porque me aburre mucho tener responsabilidades grandes dentro de un espectáculo. Igual si me proponen tener un rol  más protagonista, voy para adelante y lo asumo con todo el compromiso. Durante una gira que hicimos con Asaltantes con Patente por Argentina, Rafael Cotelo, Diego Bello y Danilo Mazzo, que eran los que llevaban adelante los diálogos y el hilo del espectáculo, no pudieron ir de gira con la murga, y con el Pulpa (Maximiliano Méndez), y mi hermano Álvaro tuvimos que asumir esos roles. Si bien sabíamos el texto de memoria lo interpretamos a nuestra manera e incorporamos los personajes a nuestro modo. Fue algo maravilloso”.

“NO ME MUEVE NADIE DE LA MURGA”

“Pese a que me siento bien en todas las aguas, una vez que salí en murga me enamoré de ese género, y es la expresión artística que más me gusta. Pero los parodistas también me encantan porque me gusta mucho actuar, cantar, y también el baile, aunque no soy un virtuoso. En la murga puedo bailar de una manera más cómoda y no tengo que estar siguiendo una coreografía (risas). Elijo la murga por la manera que tiene de expresarse y de decir. Hoy rechazo la posibilidad de salir en otra categoría porque como te dije antes me enamoré de la murga, y además me parece que aún me falta compartir escenario con pila de gente, y poder disfrutar de otros lugares y experiencias. De todas formas yo siempre digo que algún año voy a salir en una comparsa y voy a cantar un milongón, o hacer de gramillero, o podría volver al parodismo. Las categorías de revistas y humoristas no me copan tanto. No le cierro la puerta a ninguna otra experiencia, pero hoy por hoy no me mueve nadie de la murga".

EL DEBUT EN CARNAVAL CON GURRUMINES

“Me vinculé con los Gurrumines junto con un montón de amigos con los que habíamos compartido la experiencia de Buby’s Bis. Lo que me sucedió en ese momento, que me sucede cada año y cuando no me pase seguramente no salga más, es sentir esa adrenalina hermosa de subirse al Teatro de Verano. Obviamente que al debutar en Carnaval te metés en otra vorágine, pero ya venía acostumbrado a subirme al escenario del Teatro de Verano por haber participado en el Carnaval de las Promesas, por lo que no viví ese cambio drástico. Además ese año estaba rodeado de amigos que conocía, y eso ayudó mucho más para que el debut se disfrutara. Haber salido con Pendota fue algo tremendo, y empezar a ser parte de la inmensidad que tienen los espectáculos carnavaleros en pleno concurso con toda la producción que conllevan, fue divino. El conjunto fue una revelación durante esos años y a lo largo del tiempo varios de los que tuvimos la oportunidad de salir allí, hemos recibido reconocimientos en otros lugares”.

¿CÓMO SE DIO LA OPORTUNIDAD DE SALIR EN LA GRAN MUÑECA?

“Yo estaba participando del Encuentro de Murga Joven con una murga que se llamaba Esquina Peligrosa, y también salí un año en La Trasnochada cuando participaba de ese Encuentro. En ese momento me llamaron para salir en La Gran Muñeca y no lo dudé. Les conté a los gurises que me iba para ahí. Me entusiasmaba poder salir en un lugar nuevo con un montón de gente que no conocía, y otra que conocía de otros lugares. La murga estaba viviendo una renovación y el título se había reinventado. Fueron años muy buenos. De los años que estuve en el conjunto, solamente en 2010 no entramos a la liguilla, pero siempre confiamos en nosotros e hicimos espectáculos que gustaban. Me acuerdo que esa fue el primer conjunto que me dió un papel para hacer y eso fue un reconocimiento muy lindo”.

SU PASAJE POR LA LEYENDA

“Haber aceptado esa propuesta terminó siendo algo muy lindo. No soy una persona que generalmente diga que “no” a las propuestas. Hasta 2011 salí en La Gran Muñeca, y luego de ese Carnaval la murga no iba a salir más. Me encontraba sin conjunto y me llamaron Nicolás Grandal y Edén para salir en La Leyenda, que era un título murguero nuevo. Ahí salí con figuras de todo tipo, y fue una experiencia totalmente diferente a La Gran Muñeca. He pasado por todos los estilos murgueros habidos y por haber. Dirigía Ramiro Duarte que es uno de los mejores directores contemporáneos. La murga tenía un estilo muy de la Aduana, y era algo que respetábamos porque salíamos del club Guruyú Waston. Mirar para el costado y ver al Lolo (Marcelo) Iribarne, a Nico Grandal, Damián Dewailly, un poco más lejos a Julio Pérez y Edén Iturrioz, era algo hermoso. Me acuerdo que pude cupletear con el Pastero (Javier Perera). Todos eran unos titanes. Más allá de que no nos fue tan bien a nivel de concurso, fue flor de experiencia pero no era un lugar en el que me hubiera quedado como sí lo hice en otros. Sentí que ese año fue como un puntapié para seguir yendo por distintos lugares. De hecho sucedió que para el carnaval siguiente con varios de ese grupo nos fuimos para Asaltantes con Patente”.

EN ASALTANTES CON PATENTE TUVISTE LA OPORTUNIDAD DE GANAR EL CONCURSO POR PRIMERA VEZ...

“Tal cual. Eso es algo que nunca vamos a desmerecer. En todo concurso a uno le gusta ganar. Pero son dos pesos aparte. Ganar es un reconocimiento maravilloso, pero a los días te despertás y seguís siendo la misma persona más allá del premio. La experiencia más enriquecedora fue haber compartido ese carnaval con un grupo precioso, y salir en un título como Asaltantes con Patente. Ahí conocí a tipos como Maxi Pérez, Marcelo Pallarés y Ronald Arismendi. Haber cantado versos escritos por Carlitos Tanco fue una meta cumplida, ya que tiene la habilidad de escribir cosas que están buenísimas tanto a la hora del humor como también de la crítica. Yo siempre digo que es un mutante. Un ser de otro planeta. Enfrentarnos luego a lo del cambio de título y tener que dar la prueba de admisión para el Carnaval siguiente como Don Timoteo fue algo muy fugaz. Me acuerdo que estábamos cantando la retirada para el Carnaval de 2014 con una letra que mencionaba todo el tiempo a Asaltantes y luego hubo que modificarla. Igual dar la prueba con esa barra, y esto lo digo humildemente pero a la vez elogiando a mis compañeros, fue una pavada. Nos planteamos arrancar de cero pero seguir siendo los mismos, ya que lo único que cambiaba era el nombre de la murga. Una vez que pasamos la prueba el espectáculo se reestructuró, pero estando Carlitos en los textos y teniendo a actores como Diego Bello, Rafa Cotelo y Pablito Aguirrezabal que se había sumado en ese momento, todo fue muchísimo más fácil”.

SUS ÚLTIMOS AÑOS EN DON TIMOTEO

“En 2015 Rafa Perone y el Chino (Álvaro Recoba), deciden no sacar la murga, pero nos prestan el título. Ahí tuvimos la oportunidad de arrimar gente amiga al conjunto, y volví a salir con mi hermano. Desde el principio, Rafa Perrone siempre tuvo el sueño de que Pitufo dirigiera a su murga, y en 2017 se dio esa oportunidad. Pinocho (Pablo Routin) había trabajado como técnico con la murga en años anteriores, haciendo la puesta en escena, pero ese año se le propuso estar arriba del escenario. Artísticamente me saco el sombrero con todos esos monstruos porque he aprendido mucho con ellos. Todo lo que se trabajó en el espectáculo de ese año se terminó viendo reflejado en el producto final”.

¿CÓMO VEÍAS A CAYÓ LA CABRA DESDE ANTES DE INTEGRARLA?

“Eso llegó a través del deseo. Veía a la murga desde que había arrancado y había empezado a estar en boca de todos. Vi siempre a Cayó la Cabra como un lugar en el que ya me sentía parte desde antes de que eso fuera una realidad. Luego de que dejó de salir Don Timoteo, se me presentaron pila de propuestas maravillosas, pero lo que quería era salir en las cabras. Les dije a los gurises que si había una oportunidad, quería salir con ellos. Cuando me llamaron, no lo dudé para nada. No me arrepiento y acá sigo al firme. Lo que sentìs formando parte de esta murga es inexplicable. Tenés que estar adentro para entenderlo. Me encanta la forma de decir las cosas que tiene la murga y el trabajo colectivo que hay. Es la primera vez que formo parte de una cooperativa artística, que abarca muchísimas cosas que se cumplen al pie de la letra. Los espectáculos que presenta la murga me encantan, y además me gusta mucho saber que todos estamos en la misma sintonía artísticamente”.

¿CÓMO VIVISTE ESTE CARNAVAL 2019?

Lo disfruté muchísimo. Con la murga siento mucha satisfacción. Por suerte trabajamos mucho. En estos 2 años han pasado muchas situaciones dentro del grupo que lo han fortalecido. Cada uno aprende y se va sintiendo cómodo de distintas maneras en los diferentes lugares. Estar en las cabras es como estar en mi casa. Me dan ganas de ir a ensayar, a cantar y a pintarme la cara”.

¿QUÉ CARNAVALES HAS DISFRUTADO MÁS?

“Me quedo con varios años. El debut en la categoría de murgas con La Gran Muñeca en 2009 fue precioso. También me quedo con la retirada maravillosa que cantamos con La Leyenda en 2012. El año 2014 con Don Timoteo me encantó, al igual que el 2015 por haber salido con mi hermano y varios amigos. Obviamente que no me puedo olvidar del año 2017 con las mamis también en Timoteo, que fue uno de los mejores a nivel artístico, y por último me quedo con estos dos años con las Cabras que han sido maravillosos e incomparables uno con el otro”.

¿TENÉS ALGUNA CUENTA PENDIENTE EN CARNAVAL?

 “Me guardo la respuesta porque es algo que se va dando conforme pasa el tiempo. Aún me queda  en el tintero poder compartir escenario con pila de amigos. Pero también me gusta vivir el presente. Me gusta quedarme en los lugares en los que me siento cómodo hasta que cumplo un ciclo y me reinvento en otro lado”.

SI TU CARRERA ARTÍSTICA DENTRO DEL CARNAVAL FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?

“Sería una foto de murga. No sé de qué murga ni con qué gente. Pero sería esa típica foto en el pedregullo, o la que te sacás desde el escenario antes de que se abra el telón. Esa sería la foto que definiría a mi carrera en el carnaval. No le pongas caras a ninguno de los  murguistas. Ahí entrarían todos, hasta la familia, los amigos, las novias, todo”.




viernes, 24 de mayo de 2019

PÁGINAS DE MOMO


CARLA LATORRE




Que el escenario sea el lugar que te ofrece mayor comodidad desde tus primeros años, es una gran señal. Más aún cuando la timidez era tu rasgo característico. La experiencia de expresarse libremente a través del arte fue llevando a la entrevistada a transitar un camino que la enamora, sintiéndose feliz al recorrerlo. Una larga e intensa trayectoria como bailarina le ha abierto las puertas para desarrollarse desde otros roles como el de coreógrafa, por ejemplo. Carla Latorre reconoce que el Carnaval la ha hecho “madurar” mucho, y le ha regalado la oportunidad de trabajar con colegas que siempre le han dejado “algo positivo”. Esta entrevista recorre el periplo carnavalero de una de las mejores bailarinas de nuestra máxima fiesta popular, galardonada con numerosos premios y reconocimientos.


¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS CARNAVALEROS?


“Yo soy de Punta Carretas, y de chiquita me llevaban al tablado del Defensor Sporting y también al del club Tabaré que era súper lindo. Esos fueron mis comienzos como espectadora. Pese a que vivía cerca del Teatro de Verano, nunca me habían llevado, por lo que de niña no tenía idea que existía un concurso, sino que pensaba que el carnaval se vivía solamente en los tablados (risas). Recuerdo distintas actuaciones de conjuntos de humoristas como La Escuelita del Crimen y Los Buby’s, y de parodistas como Los Gaby’s. A las revistas todavía no las miraba, sino que lo que más llamaba mi atención eran las murgas y los parodistas”.



¿SIEMPRE SUPISTE QUE QUERÍAS SER BAILARINA?


“Sí. Ya a los 8 o 9 años mostraba interés por todo lo que era el deporte. Me gustaban todos. Después hacía patín, gimnasia artística, etc. En la escuela a la que iba recibíamos clases de danza, y siempre me metía a bailar todos los ritmos. Mi maestro de escuela le comentó a mi madre por qué no me mandaba a estudiar baile, porque él veía que cuando bailaba estaba más liberada y no sentía tanta vergüenza como si sentía al momento de hablar, por ejemplo. Mi madre accedió a la propuesta de mi maestro, pero le dijo que no tenía idea de a dónde me podía mandar. Entonces mi propio maestro hizo la gestión y le averiguó a mi mamá que existía la Escuela Nacional de Danza. Teniendo 11 años me llevaron ahí, me tomaron la prueba y quedé. Enseguida me puse a estudiar ballet”.


¿TENÍAS ALGUNA REFERENTE DENTRO DEL BAILE?


“En ese momento no tenía ninguna referente como bailarina. Era más machona y me gustaba mucho jugar con los varones, entonces nunca tuve esa inquietud por mirar a otras bailarinas y tener a a alguna como referente. Mi gran maestra fue Margaret Graham que era la directora de la Escuela Nacional de Danza. Ella me hizo entrar en razón y darme cuenta de que lo que estaba haciendo tenía que tomármelo en serio. Porque hasta ese momento me tomaba todo como un chiste. Ella me dejó claro que ir a la escuela era ir a estudiar y no a jugar. Por suerte reunía las condiciones como para aprender a bailar, y siempre recibì el apoyo de mi familia”.


EXPERIENCIAS PREVIAS Y DEBUT EN CARNAVAL


“Bailaba en el grupo de la Escuela Nacional. Presentábamos distintas obras como El Cascanueces o Sueño de una Noche de Verano. Esas fueron mis primeras actuaciones. Luego empecé a participar bailando en una comparsa de mi barrio que se llamaba Los Chin Chin. Estaba integrada por un montón de gente con la que me había criado. Al principio solamente los seguía junto con mi hija cuando desfilaban semanalmente por el barrio. Hasta que un día me invitaron a salir bailando con ellos. En ese momento les dije que no sabía bailar candombe, pero me dijeron “¡No importa, aprendés con las otras bailarinas!”. Mi primer experiencia carnavalera con Los Chin Chin fue haber participado del Desfile de Llamadas. Después la comparsa se preparó para empezar a ser parte del Concurso Oficial y me encantó vivir esa experiencia. Anteriormente me habían llamado para una revista y había dicho que no. Al vivir ese primer carnaval con Los Chin Chin quedé fascinada con lo que era la respuesta del público de diferentes barrios en los tablados. Ni que hablar que cuando pisé por primera vez el escenario del Teatro de Verano quedé deslumbradísima. Tenía muchos nervios y era todo como algo muy improvisado, porque los camarines con los que contábamos en la parte de atrás del escenario eran chiquitos. Acostumbrarse a corretear por ahí atrás fue algo súper divertido. Fue una experiencia totalmente diferente a bailar en cualquier otro teatro”.


¿CUÁLES CARNAVALES HAN SIDO LOS QUE MÁS DISFRUTASTE?


“Tuve muchos carnavales especiales. El del 2007 con Carambola fue hermoso porque salí en Carnaval estando embarazada. Entonces mis compañeros me cuidaban mucho. Me acuerdo que no me querían ni tocar porque tenían miedo de apretarme y de que pasara algo (risas). El Carnaval 2008 con La Compañía fue increíble porque fue el primer año del título y tuvimos que asumir la responsabilidad de sacarlo a la calle. Una cosa es integrar un conjunto y ser simplemente un componente, y otra cosa muy distinta es sacarlo. Era un grupo muy unido, y éramos todos amigos. Todos la luchamos para sacar adelante al conjunto. Además ese año ganamos el concurso y no lo podíamos creer porque fue todo a pulmón. No teníamos un peso, ni ningún sponsor. Me acuerdo que hasta mi madre cosió cosas, y nunca había hecho ropa para Carnaval. Luego el año 2014 con Tabú fue muy especial. Veníamos remándola y fue tremendo cambio el hecho de no haber pasado a la liguilla en el carnaval anterior, y al año siguiente ganar. Tabú es como una familia. Fernando (Olita) y Julio (Del Río) nos unen bastante. Todos tratamos de dar una mano, y más de una noche nos hemos quedado pegando piedras. No se trata solo de ensayar y nada más. En Tabú me siento re cómoda y estoy acostumbrada al grupo. Además me bancan la cabeza con el tema de mi laburo, nunca me la complican si por algún motivo tengo que faltar. Realmente me siento parte”.


¿CUÁL ES TU VISIÓN SOBRE LA CATEGORÍA DE REVISTAS?


“La categoría de revistas va mejorando todos los años. Creo que todas las categorías buscan innovar e ir cambiando. En otros conjuntos en los que me ha tocado salir solo salía a escena para bailar. En Tabú los bailarines estamos mucho tiempo arriba del escenario y hacemos mucha puesta en escena. Si alguno puede actuar, actúa. El estilo de Tabú es más parecido a la comedia musical. El conjunto trata de crecer todos los años. La macana es que no se pueda laburar lo suficiente como para sentirnos satisfechos. A veces te desmotiva matarte ensayando para mostrar tu espectáculo poquitas veces. Tal vez lo que cambiaría en nuestra categoría es que podamos laburar un poco más. Me gustaría que el reparto de tablas fuera más equilibrado. En este último carnaval habremos llegado a hacer 30 tablados como mucho. No solo influye en lo económico sino que también en lo artístico, porque una quiere mostrarse y par algo ensaya durante tanto tiempo. Necesitamos del aplauso de la gente que reconoce todo el esfuerzo que hay detrás de un espectáculo. Me encanta concursar en el Teatro de Verano, pero Carnaval no es solo competir, también se trata de ir a los tablados a compartir lo que ensayaste”.


¿QUÉ ES LO QUE MÁS DISFRUTÁS DE LOS TABLADOS?


“Me divierte muchísimo el tablado porque me siento muy desestresada. Hago otras cosas. Por ejemplo, si tengo ganas de cantar algo, canto. Interactuar con el público es hermoso. Recibir los saludos y las devoluciones de la gente es divino. De repente te dicen “Carla! Seguís bailando re bien con la edad que tenés!”. Los mimos que recibís como que te pidan para sacarte una foto, son increíbles”.


SUS EXPERIENCIAS COMO COREÓGRAFA


“Estos últimos años al hacer la coreografìa para Sarabanda he tenido la suerte de contar con los temas en tiempo y forma. Pero otros años armaba coreografías sin la música y cuando llegaban los temas, las iba metiendo en la música. Era todo una locura (risas). Para elaborar una coreografía escucho los temas y me junto con los letristas del espectáculo para que me guíen y me digan qué es lo que le gustaría que se plasme en el escenario. A veces me filmo porque tengo una memoria a corto plazo (risas). Hay veces que armo la coreografía en un solo día. Si las bailarinas aprenden rápido se arma todo súper fácil. Me gusta que las coreografías sean dinámicas y que todas las bailarinas puedan bailar en todos lados, aprovechando el espacio. La danza clásica me brindó muchas herramientas para poder asumir el trabajo de plantear coreografías. Con Jean Claude (Gustavo Pérez), me acuerdo que nos poníamos a armar coreografías juntos. Luego al momento de plasmar la idea, veíamos cómo iba respondiendo cada bailarín, y ahí decidíamos si había que cambiar alguna cosa o no”.


“LA COMPETENCIA ESTÁ EN TODOS LADOS”


“Hoy me encuentro alejada de la danza clásica. No desde la docencia, porque disfruto mucho dar clases de ballet, pero me abrí de la danza clásica como bailarina. Es algo muy exigente y que implica mucho sacrificio. Además, después de que sos madre, las prioridades van cambiando un poco. No me hallé en ese ambiente porque es muy competitivo, y yo de chica era muy sensible. Si te destacabas pasaba que notabas alguna envidia o mala onda por parte de compañeros o compañeras. Después al crecer un poco yaento me esfuerzo es para mejorar, y lo hago por mí. No miro a las bailarinas para ver cuál es buena y cuá empecé a lidiar con eso porque la competencia está en todos lados. Pero principalmente rescato que a mi me gusta bailar porque me hace felíz, y no porque quiera ser mejor que alguien. Y si en algún moml es mala”.


¿CÓMO VIVISTE ESTE CARNAVAL 2019 CON TABÚ?


“Este carnaval me encantó. Fue un trabajo divino en equipo. La incorporación de Avo (Pérez) como puestista en escena estuvo genial. Tiene una paciencia tremenda. Nosotros estábamos acostumbrados a trabajar de otra manera, y él nos tuvo que dar dos cachetazos para que le diéramos bola. Además en el laburo con él participábamos todos. Bailarines, actores, músicos y cantantes trabajábamos juntos. La revista estuvo más unida que nunca porque desde el día cero todos teníamos que vernos las caras durante una o dos horas. En otros años he integrado conjuntos en los que los componentes ensayaban por separado, y me pasaba que había pila de compañeros que no conocía. Este año pude conocer mucho más a todos mis compañeros. Otros años me sucedía que a algunos compañeros los conocía bien recién en pleno febrero arriba del bondi entre tablado y tablado. Además siempre hacemos alguna comida y eso también nos ayuda pila”.


¿CUÁL ES TU CUENTA PENDIENTE DENTRO DEL CARNAVAL?


“En Tabú no me están dejando actuar (risas). Soy media macaca y me gustaría actuar. En otras revistas he tenido alguna pequeña participación. Me gustaría actuar y hacer un personaje gracioso. Digo esto refiriéndome siempre a la categoría de revistas, porque cuando ya no pueda levantar más las piernas, voy a tener que cambiar de categoría. A murgas no podría ir porque no canto (risas), aunque en el espectáculo del año 2009 de La Compañía canté un poquito. El momento estuvo buenísimo pese a que cantar me daba una vergüenza terrible. Creo que salir en humoristas sería un golazo, porque de chica era tímida pero ahora soy una desfachatada, y arriba del escenario me animo a cualquier cosa. Me encantaría salir en Cyranos actuando porque me encanta la onda del conjunto. Igual todos los conjuntos de humoristas están buenos”.


SI TU CARRERA ARTÍSTICA DENTRO DEL CARNAVAL FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?

“Habría muchas personas en esa foto. En Carnaval no he encontrado muchos amigos, pero sí muchos colegas que te dejan algo positivo. Carnaval me ha ayudado muchísimo a madurar y crecer. Sin dudas que en esa foto estaría mi familia, porque sin su apoyo no podría estar saliendo en Carnaval. Hoy por hoy cuidan de mis hijos cuando salgo a actuar con el conjunto durante febrero. Tambièn en esa foto estarían Jean Claude y toda la revista La Compañía,y por supuesto: Tabú”.




sábado, 18 de mayo de 2019


PÁGINAS DE MOMO


GASTÓN "RUSITO" GONZÁLEZ



La brillantina suele quedarse pegada al cuerpo por mucho tiempo. A veces pasan 2 o 3 días de una actuación y encontrás algún rastro de ella. Por eso cuando la brillantina te acompaña desde la cuna, se transforma en algo inseparable, y tu personalidad, tus experiencias, y tu vida en sí comienzan a girar en torno a ella, que es una de las tantas protagonistas de la fiesta que nos ha conquistado el alma a miles y miles de uruguayos. Existe un artista de esos tantos que nos deleitan con sus actuaciones en cada febrero, que forma parte de la camada más joven y está totalmente emparentado con el parodismo, categoría de la que se ha enamorado más allá de que la murga también le puede. Quizás ya tiene tantos personajes encima que uno podría imaginarse que estamos hablando de un artista de años. Pero si le pidieras su cédula para sacarte la duda, te darías cuenta que apenas tiene 28 años, y mucha cuerda de la cual tirar aún. Es más, eso no sería nada descabellado para Gastón Rusito González, ya que se ve haciendo carnaval toda la vida siempre y cuando “los dueños lo quieran y la gente lo elija”. Una vez más, el Rusito se prestó para un rato de charla muy disfrutable que recorrió todos los rincones de lo que está siendo su trayectoria en la fiesta de momo, pero que también visita otros pasillos.

¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS CARNAVALEROS?

“La primera vez que subí al escenario del Teatro de Verano iba a upa de mi madre porque tenía meses de edad. En ese momento mi padre (Carlos Bananita González) salía en La Nueva Milonga. Luego los primeros flashes que me han quedado del Carnaval es haber visto a Curtidores de Hongos  en el año 1994, conjunto que también integró mi padre. Tengo imágenes y aromas de trajes en mi memoria, porque un día que fui al ensayo con papá estaban pintando los trajes. Me puse uno y recuerdo el olor que tenía. Siempre fui la mascota de los conjuntos en los que participó mi padre así que tengo muchos recuerdos de distintas bañaderas. Me acuerdo que cuando mi viejo formó parte de murga La Divina Comedia, hacia el final del espectáculo él salía a escena,  daba un mensaje, y luego entregaba su traje. Después de eso siempre me ponían su gorro. Tengo muchos registros carnavaleros de cuando era chico porque eran mis vacaciones. Yo no pasaba mis vacaciones en la playa como lo hacían otros niños. Mi relación con las vacaciones siempre fue la pintura, la brillantina y las lentejuelas". 

¿SIEMPRE SUPISTE QUE QUERÍAS SER ARTISTA?

“Desde chiquito siempre tuve muy claro que quería hacer esto. Aparte no me gusta levantarme temprano, así que la profesión de actor era lo más acorde para zafar de eso (risas). Desde chico siempre tuve la vocación de seguir por estos rumbos más allá de que uno no sabe cómo lo puede ir. Algunos pueden decir que tener a mi viejo me ha ayudado, y en realidad eso te puede abrir puertas pero también te las puede cerrar. Mi viejo nunca me obligó a nada y yo siempre lo acompañaba porque me gustaba esto. Cuando me preguntaban de chiquito qué quería ser, siempre dije que quería dedicarme a algo relacionado con lo artístico. Siempre fui y sigo siendo un enamorado del Carnaval. Luego descubrí el carnaval de las promesas a través de la murga Los Humberto, porque una vecina mía tenía contacto con esa murga y me sugirió que fuera. Me acuerdo que luego de ir a varios ensayos me invitaron a salir en la murga, pero era una transa porque me quedaba lejos. Yo vivía en Malvín, y como esa experiencia no se dio, armé una murga en mi barrio que se llamó La Malvinense, pero solo alcanzamos a desfilar en corsos barriales. Esa fue mi primera experiencia carnavalera. Después ya en 2005 arranqué a salir en Carnaval de las Promesas pero siempre en conjuntos de parodistas. Y desde ese momento hasta ahora no he parado”.

SUS REFERENTES CARNAVALEROS

“Siempre tuve referentes en todas las categorías. Uno de ellos lógicamente es mi papá porque siempre lo he acompañado. Más allá de que en un principio no curtía tanto parodismo porque mi viejo en ese momento salió principalmente en murgas, luego empecé a ver videos de todo tipo y color del parodismo y me enamoré de esa categoría. Hay varios parodistas que son referentes para mí como Pendota (Miguel Meneses) que es un maestro.  Horacio Rubino que para mí es el padre de las parodias, y un tipo que marcó un estilo. Me gustaron muchos años de Pinocho (Ariel) Sosa también. Luís (Carballo) para mí es uno de los mejores actores del Carnaval. Siempre me gustó su frescura y su naturalidad sobre el escenario. Aldo Martínez y Cacho (Pedro) Denis siempre me encantaron. En murgas me gustan mucho Claudio Rojo y Diego Bello. Siempre he tenido referentes, y con todo el respeto que me merecen  confieso que soy un gran ladrón, porque siempre los he mirado y les he tratado de robar cosas a todos ellos para luego llevarlas a cabo con mi estilo. En cuanto a cantantes, que por más que no es mi faceta más explorada siempre tuve berretines de cantante, me gustan mucho Daniel Sastre, que siempre se amolda a cualquier género. Después hablando de cantores de murga no puedo dejar de nombrar al Canario (Ricardo) Villalba, por ejemplo”.

¿QUÉ RESCATÁS DE TU PASO POR EL CARNAVAL DE LAS PROMESAS?

“Carnaval de las Promesas es una escuela si la sabés utilizar, porque tenés la posibilidad de integrar grupos que te nutren artística y humanamente. Más allá de darme las primeras herramientas, me dio amigos. Pero te hablo de esos amigos con los que me sigo juntando hasta el día de hoy en alguna comida, y que son los que están siempre cuando se baja el telón y se apagan las luces. Tengo un grato recuerdo de mi pasaje por el Carnaval de las Promesas. Además tuve la inquietud de seguir ligado a él aportando mi granito de arena en Quijotes, escribiendo parodias para el conjunto con Claudio Melcon. Si tenés un buen respaldo y ligás con los ambientes, hacer Carnaval de las Promesas es divino. Porque siempre digo que es como en el baby fútbol. Porque uno allí jugaba a ser Luís, Cacho, Pinocho, Pendota, Aldo, etc. Pero el problema estaba en que algunos dueños de conjuntos de Promesas jugaban a ser dueños de conjuntos de Carnaval mayor. Amo Promesas. Siempre voy a ver espectáculos cuando puedo. Gracias a promesas puede subir al Teatro de Verano y cumplir el sueño del pibe”.

¿CÓMO TE LLEVÁS CON LA TAREA DE ESCRIBIR?

“Me gusta mucho proponer. Siempre respeto a el o la letrista porque es su obra, pero es una tarea que me gusta. Es más, el año pasado hice un personaje en Radio Sarandí que se llamaba Obdulio, y libreté cada participación mía. Me gusta mucho el ejercicio de escribir. Con Claudio Melcon mencionaba anteriormente que escribimos, y me gustaría volver a escribir con él. Porque cuando encontrás una química con alguien al momento de realizar ese trabajo, está buenísimo”.

EL DEBUT EN CARNAVAL

“Fue una experiencia divina. Todo se dio porque en el 2009 participé del Carnaval de las Promesas y del Encuentro de Murga Joven. Cuando actué con la murga joven La Fulera, un periodista me vio y me dijo “¡Está buenísimo lo que hacés! ¡Voy a llamar al pingüino!”. El pingüino era el dueño de Todavía no se Sabe, y a su vez cuando yo era niño había sido dueño de Don Timoteo, donde había salido mi padre, así que me conocía de chiquito. Cuando llegué al club con la murga vi que tenía una llamada perdida que era del pingüino. Lo llamo y me dice: “¡Bananita! ¿Cómo estás para debutar en las mayores?”. Le dije que estaba con ganas de salir y me dijo que fuera a ensayar. Me acuerdo que cuando fui al primer ensayo me encontré con un montón de monstruos que habían salido con mi viejo como Jorge Cocina Márquez, uno de los mejores directores que tuvo la historia del carnaval, por ejemplo. Tener la suerte de compartir el escenario con esa gente y al mismo tiempo estar debutando, era divino. Si bien haciendo Carnaval de las Promesas había participado siempre de espectáculos de parodismo, terminé debutando en el carnaval en la categoría de murgas gracias a esa murga joven”.

¿CÓMO FUE LA EXPERIENCIA DE SER PARTE DE ZÍNGAROS?

“Estar en Zíngaros es jugar en primera, como dice Ariel Sosa. Fue una experiencia bárbara. Yo tenía 18 años. Ahí sentís que se te viene todo encima porque es otro mundo. El Carnaval es un mundo, pero los Zíngaros tienen su propio mundo. Ese conjunto tiene una de las hinchadas más cariñosas del carnaval. Fijate que pasé de que me fueran a ver más que nada mi familia y mis amigos más cercanos, a estar en un conjunto que tenía una hinchada muy numerosa. Aprendí mucho allí acerca de cómo sortear diferentes situaciones. Eso te lo enseña el mismo conjunto a medida que vas viviendo todo y te vas fogueando en cada ensayo y en cada tablado. Siempre digo que hay que salir en Zíngaros un año para vivir todo eso. Fue un conjunto en el que tuve que aprender acerca del manejo de la multitud, y sobre todo conocí más acerca de cómo vender un espectáculo, que es algo que Pinocho hace muy bien. Yo no tenía muchas participaciones en las parodias pero aprendí e artistas maravillosos como Panchito (Ledys Araújo), Claudio Melcon y el Canario Villalba. Pero lo que más me quedó de Zíngaros fue el hecho de saber cómo defender un producto hasta lo último”.

“MIENTRAS HE ESTADO EN LOS MUCHACHOS ME HA PASADO DE TODO”

“Es el conjunto al que le tengo más cariño. Esto lo digo con todo respeto porque soy un obrero del carnaval, y hoy estoy en un lado pero mañana puedo estar en otro. En comparación con Zíngaros, Los Muchachos manejan otro tipo de códigos, aunque tienen en común el hecho de que ambos venden muy bien sus espectáculos. Mientras he estado en Los Muchachos me ha pasado de todo. Me junté, me separé, tuve dos hijas, y fui creciendo mucho en la vida también. Entré al conjunto con 19 años y ahora tengo 28. Gran parte de mi vida carnavalera ha transcurrido en este lugar”.

SU BREVE PASAJE POR NAZARENOS

“Siempre me ha gustado explorar y conocer otros grupos y códigos. Me llamó Miguel para salir en el conjunto y acepté. Allí pasé un año precioso. Tuve que componer un personaje muy complicado. Hacíamos la parodia de Ben X, una película que se basaba en la historia de un niño con síndrome de Asperger. A raíz de eso tuve que reunirme con padres de niños que tenían ese síndrome para interiorizarme un poco. Para componer el personaje me basé en uno de los chicos que conocí. Ese chico me fue a ver a la mayoría de los tablados y me sigue escribiendo hasta el día de hoy. Ese tipo de interpretaciones traspasan lo que es algo artístico. Cuando te ponés en esa piel lo que no querés es faltarle el respeto a esa persona que estás representando, que es la que vive esa realidad día a día. Lo más importante es que esa persona no se sienta burlada. Cuando durante ese carnaval se acercaron los padres de ese chico y me dijeron “verte fue como verlo a él”, ahí me di cuenta que no podía pedir más nada. Al lado de esas palabras el concurso quedaba en un segundo plano. Como experiencia artística haber estado en Nazarenos fue algo increíble. Se trata de un conjunto de los grandes, que tiene ese condimento de que una pasión une a una familia como son los Villalba. Ver cómo ellos sacan adelante el conjunto fue maravilloso. Estuve allí solo un año porque quise volver a Los Muchachos. Porque sentía que había estado con una novia, tuvimos un quiebre y lo aproveché para probar diferentes cosas, y Nazarenos fue una amante a la que amé con locura mientras estuve, y que sin dudas volvería a amar. Pero me reencontré con mi antigua novia siendo más maduro y tenía ganas de volver con ella. Los Muchachos es un conjunto que me puede”.

“LOS MUCHACHOS SIEMPRE SE MANTUVIERON FIELES A SU ESTILO”

“En la parte artística siempre hubo una base. A veces el concurso te lleva por algún lugar, pero Los Muchachos siempre se mantuvieron fieles a su estilo. Es mucho mejor brindar los espectáculos a tu manera cada año, pero mejorando esa manera, que ir cambiando tus formas cada año en función de lo que te dice un jurado. Otra cosa hermosa de Los Muchachos es que ha sido un conjunto que de una pegó con la gente. Solamente ganó el concurso un año, pero igual es uno de los conjuntos más queridos y con una hinchada preciosa que nos ha acompañado en todos lados. Por ejemplo, este año después de Agarrate Catalina que es un conjunto fuertísimo, fuimos los que hicimos más tablados. Eso es un reflejo de lo que son Los Muchachos artísticamente y en la calle. Ganar el concurso en 2016 fue algo muy deseado por todos. Siempre pasa que hay varios años en los que hacés espectáculos que quedan en el recuerdo pero no ganás. Hay muchas figuras que nunca han ganado el concurso, o han ganado muy pocas veces, y no por eso dejan de ser lo que son. Me quedo tanto con aquel espectáculo de 2016 como con el de este último carnaval, ya que vivimos un crecimiento a nivel grupal que fue tremendo. Quedamos segundos a 7 puntos en el concurso, y para mí este último ha sido el espectáculo más lindo que han brindado Los Muchachos”.

¿CÓMO RECORDÁS A TU CARNAVAL CON LOS ANTIGUOS?

“Los Antiguos es otro de esos conjuntos en los que ha sido un placer haber salido. Me di la oportunidad de trabajar otros códigos. A nivel de ensayos era un conjunto igual de profesional que Los Muchachos. Allí conocí a Fernando Vannet que me ayudó mucho en lo actoral y en la composición de los personajes. Recuerdo con mucho cariño al personaje de Sandoval que hice en la parodia de El Secreto de sus Ojos, película en la que Guillermo Francella interpretaba a ese personaje. Siempre nombro que es fue uno de los carnavales más lindos que he vivido. Fue un espectáculo hermoso. La categoría de parodistas tiene que tener un poquito más de aguante para poder empezar a crear otras cosas. Que se empiecen a ver otras caras sobre el escenario. A veces tu suerte en el concurso hace que se te haga muy difícil poder mantener un conjunto en la calle. Pero me encantaría que Los Antiguos volvieran a salir en algún momento, porque le han dado un lindo aire de 
frescura al parodismo como también lo ha hecho Aristophanes”.

“HAY MUCHOS PARODISTAS JÒVENES CON GANAS DE MOSTRARSE”

“El parodismo hoy en día está cobrando el no haber hecho un proceso. Son pocos los conjuntos que se mantienen durante varios años y pueden apostar a que su suerte en el concurso vaya cambiando de tal manera que se establezcan. Pasa que hay mucho pasaje de integrantes de un conjunto al otro. Lo mismo pasa con los artistas, Hay muchos parodistas jóvenes con ganas de mostrarse y estaría bueno que se les abriera más las puertas. Porque ese artista quizás al principio le erra, pero es el fogueo lo que va a terminar haciendo que se desarrolle cada vez más. De todas formas es una de las categorías más lindas que tiene el carnaval, sin dudas”.

¿QUÉ CAMBIOS TE GUSTARÍA VER EN LA CATEGORÍA DE PARODISTAS?

“No sé si va a cambiar mucho la categoría. Seguramente se mantenga la estructura con dos parodias en cada espectáculo. Yo sigo viendo figuras arriba del escenario con las que me emociono, y con las que he tenido la suerte de salir más de una vez. Pero también entiendo que se deberían abrir más puertas a los artistas jóvenes. Lo ideal sería que ser un artista joven estuviera bien, y ser un artista experiente también, y que se juzgaran de manera igualitaria. Hay que entender que el que arranca está aprendiendo y hay que darle para adelante, y al que se está por retirar está bueno que le podamos agradecer por todo lo que nos dio. Hay que impulsar. Hay caras para meter. Estaría bueno que se le diera más importancia al contenido en cada uno de los espectáculos y no tanto a la producción. Ojo que la producción está mortal, porque me encanta que una apertura de telón esté increíble, pero  ambas cosas deberían tener el mismo peso. Un espectáculo que no es tan grandilocuente a nivel de producción pero tiene un gran contenido, para mí tiene el mismo valor que otro que sí tiene una producción que te deslumbra visualmente. Ambas cosas deben existir, pero un texto y una escenografía tienen que valer lo mismo, por ejemplo. Eso le daría más chance a los conjuntos que viven realidades económicas más complejas como para invertir mucho en lo visual, porque pueden compensar eso con otro montón de cosas buenas que aportan a la categoría”.

¿LE CAMBIARÍAS ALGO AL CARNAVAL?

“No cambiaría nada del Carnaval porque para mí es como una pareja que te engaña. Si volvés es porque te olvidaste de todo. “Volví porque te amo”. Y en el carnaval pasa lo mismo. Por eso lo importante es disfrutar y hacer un buen espectáculo. La gente es la que tiene que pasarlo bien, y es la verdadera figura de la fiesta, porque paga una entrada haciendo un esfuerzo enorme. Hay que trabajar para que se lleven un grato recuerdo del espectáculo. A veces el concurso tapa todo, y no vendemos los espectáculos de carnaval que son brillantes. Son algo que no lo ves luego en todo el año. Encima tenés que armar todo en pocos minutos, probar sonido rápido y ya entrás a la cancha. Recién conocés el espacio con el que vas a contar para desplazarte en escena unos minutos antes de actuar. Es maravilloso.  Cualquier otro tipo de espectáculo no carnavalero al menos dispone de ensayos en el escenario durante las dos semanas previas. Acá es una cuestión de minutos. Y esa noche brindás un espectáculo a más de 4.000 personas. Carnaval es divino”. 

¿CÓMO HAS VIVIDO ESTOS ÚLTIMOS 2 CARNAVALES CON LOS MUCHACHOS?

“Los disfruté mucho porque cambié mi forma de pensar. Hoy ganar el concurso no es mi eje. Mi eje es hacer un buen espectáculo. Mi eje es ir esas noches al Teatro de Verano, sean dos o tres, y que la gente diga “¡Qué bueno lo que hacen!”. Los artistas somos algo efímero en el Carnaval, pero lo importante es lo que queda en la gente. Que se te acerque alguien y te diga “Che, cuando hiciste tal personaje me dieron ganas de actuar”, “o cuando vos hiciste este personaje, justo me enamoré de mi mujer, nos casamos y ahora tenemos hijos”. Esas cosas son más más lindas. Obviamente que en la noche de fallos querés levantar la copa. Tampoco soy hipócrita. Pero lo que queda realmente es lo que vos decís y hacés arriba del escenario en cada tablado y en el Teatro de Verano”.

¿TENÉS ALGUNA CUENTA PENDIENTE DENTRO DEL CARNAVAL?

 “Me encantaría volver  a salir en la categoría de murgas al menos un año. Me parece que una persona no puede irse de esta vida sin cantar una bajada de murga. Es lo más lindo que hay. Y me queda mucho por aprender y por hacer, creo que tengo cuerda para al menos un par de parodias más (risas). Me veo haciendo carnaval toda la vida. Si los dueños de los conjuntos me quieren, y la gente me elige, seguiría haciendo carnaval siempre. Ahora al tener familia se me pasa por la cabeza no salir en algún año, porque tengo dos hijas y me levanto muy temprano. Teniendo en cuenta la preparación y el carnaval mismo, estuve tres meses de corrido durmiendo 3 horas. Y a mi familia la veía poco y nada. Pero al pensar en el hecho de no salir, enseguida me angustio. Si no saliera en carnaval, me iría a algún lugar lejano y no vería nada. Pero por otro lado decís, “tengo amigos en varios conjuntos y sería imposible no mirar nada”. Es fundamental contar con una familia que te banque, pero algún que otro año te piden que no salgas. De todas formas, más allá de ser algo que amo, también está el aliciente de que es algo que me rinde laboralmente”.

GRACIAS AL CARNAVAL YO…

“Gracias al carnaval yo soy lo poco que soy ahora. Al Carnaval le tengo que agradecer muchas cosas. Me ha enseñado muchas cosas tanto arriba como abajo del escenario. Probablemente la mitad de las cosas que me han pasado en la vida han estado relacionadas al carnaval, porque el carnaval es mi vida”.


sábado, 11 de mayo de 2019


PÁGINAS DE MOMO


PABLO ROUTIN


Pablo Routin en Murga Don Timoteo 2017
Foto: Agostina Vilardo



Desde el momento en el que lo ves y te saluda te das cuenta que estás parado frente a un tipo que ama lo que hace. Esa sensación se acrecienta cuando lo escuchás hablar y lo mirás a los ojos. Podés darte cuenta de la pasión que desprenden sus palabras en cada cosa que cuenta con un dejo nostálgico pero siempre risueño. Su perspectiva es siempre la de mirar hacia adelante porque le encantan los desafíos artísticos. Durante la entrevista se jacta de aún no estar en “desuso” pese a ser ya un “veterano”. Seguramente eso se deba a la inquietud que siempre ha aflorado en él, aquella que lo impulsó a experimentar continuamente cosas nuevas y no parar de aprender. Reconoce que hoy por hoy no está “como para salir en carnaval todos los años”, pero sin embargo se le hace muy difícil bajarse del tren, por lo que siempre está vinculado de alguna manera u otra con nuestra máxima fiesta popular. Es que Pablo Pinocho Routin pertenece al Carnaval, y es historia viva de nuestras carnestolendas, por lo que cualquier charla con él es simplemente disfrutable. 


¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS VINCULADOS AL CARNAVAL?


Mi primera imagen del carnaval es de muy niño en el tablado del Layva, cerca de Julio César y Rivera. Vivía por esa zona e iba a ese tablado desde que tengo recuerdos. Disfrutaba mucho y sentía mucha conmoción cuando actuaba una murga. Me emocionaba mucho ver a la murga entrar al tablado, y luego ver cómo un murguista salía de la cuerda, se iba a cambiar y aparecía el personaje. Prestaba mucha atención a esos movimientos. La murga es un género que me ha acompañado toda mi vida. Me encantaban los corsos barriales. Recuerdo que mi madre me llevaba y me disfrazaba. Los disfraces que me hacía eran impresionantes. Tengo un montón de recuerdos de la tardecita, mientras se iba armando el corso, y también del desfile en 18 de Julio. Siempre me encantó todo el folklore de carnaval. También iba mucho al tablado del Miramar que estaba por la calle Rivera frente a la plazoleta Viera. Te estoy hablando del año 1971, más o menos. A pesar de que esa era una época muy oscura, la viví disfrutando el carnaval”.




“CON LA MURGA ME PASABA ALGO ESPECIAL”



“No recuerdo parodistas en aquella época, pero sí humoristas que me gustaban. Pero con la murga me pasaba algo especial. Era algo que me llegaba de una manera diferente. Después de esa época de la que te hablé, me fui a vivir a Playa Pascual con mi familia, y seguía viniendo al tablado en Montevideo pero era más intermitente. En 1981 escuché una presentación de Falta y Resto que decía “Trueno de voces que al vibrar/ relampagueando en el azul /hiriente rayo que al caer…” La voz del Canario Luna, ahí se dio todo el empuje del canto popular y la murga tenía como un auge muy importante. Yo tenía 17 o 18 años y ahí fue cuando se dio la posibilidad de salir por primera vez en una murga que se llamaba La Justa. Era una murga nueva y casi todos debutábamos en Carnaval. Fui a los primeros ensayos en los que estaban probando gente. Yo iba a ensayar desde Playa Pascual y el local de ensayo me quedaba muy lejos, así que hacía 2 horas de viaje a la ida y otras 2 horas a la vuelta. Luego ya me vine a vivir a Montevideo y la historia empezó a ser diferente”.




SU LLEGADA A FALTA Y RESTO



“La experiencia fue divina. Había una barra hermosa. Yo no acostumbraba salir mucho de Playa Pascual, entonces Montevideo para mí era como otro mundo. A partir de ahí se empezaron a abrir otras puertas y vínculos. Un día recibí un llamado para ir a ensayar a Falta y Resto, a través de mi amigo Daniel Radío. La generosidad enorme de Julio Julián me abrió las puertas. Roberto García para mí ha sido el murguista más grande que ha tenido el Carnaval, y el más completo que he visto. Fue como un padre artístico, no porque él se lo haya propuesto, sino porque yo lo miraba mucho, intentaba imitarlo. Salir con él era cumplir un sueño. Era como estar al lado de Al Pacino (risas). En el camino he tenido mucha suerte. Lo que sí me reconozco es la constancia, el amor y la dedicación hacia lo que hago. Pero después tenés que tener suerte. Porque las probabilidades de que un gurí que trabajaba en una agropecuaria de Playa Pascual, hiciera su vida a través del canto eran muy remotas”.




“NO SALGO EXCLUSIVAMENTE PARA CONCURSAR”



En 1988 empezó a sonar en la calle que Falta y Resto podía ganar. La verdad que haber ganado en aquel momento fue algo muy hermoso, porque la Falta era una bandera política importante. En 1989 lo logramos de nuevo. Pero el concurso no es lo que me motiva. Si bien cuando concursás querés que la murga que integrás brinde el mejor espectáculo posible, no salgo exclusivamente para concursar”.



¿EN ESE MOMENTO YA ESCRIBÍAS ESPECTÁCULOS?


“Sí. Ya escribía cosas desde antes de sumarme a Curtidores de Hongos, porque había tenido la oportunidad de formar parte del grupo creativo de Falta y Resto, escribía pero no lo mostraba. Tuve la suerte de trabajar al lado de un letrista como Raúl Castro que era maravilloso. Recuerdo que al cuplé del Pepe Revolución lo escribió en 48 horas. El Choncho (Jorge) Lazaroff le preguntó “¿Qué pasa con la revolución?”, y al irse para la casa lo empezó a escribir, y salió esa joya, de punta a punta sin tachar una palabra. A los dos días llegó con la letra y le dijo al Choncho: “Ahora le falta la música”.



PRIMER PARATE Y LA EXPERIENCIA DE SALIR EN CURTIDORES DE HONGOS



"Luego de mi paso por Falta y Resto estuve unos años sin salir en Carnaval, desde 1990 hasta 1992, porque estaba con ganas de parar. En ese momento integraba la banda de Jaime (Roos), y durante esos carnavales presentábamos el show en algunos tablados, ya que en ese momento se podía. Entonces siempre me mantuve vinculado al Carnaval pese a que no salí. Cantábamos en tablados como El Jardín de la Mutual y el Albatros. En esos años se armó una murga en Playa Pascual que se llamó Murgardel, y llegó a concursar en los carnavales del interior. Yo escribí sus primeros espectáculos y empecé a foguearme en la tarea, pese a que nunca terminás de aprender a escribir. Es una tarea inexplicable, da mucho placer pero también es muy dura. En un principio era un letrista muy conceptuoso, y luego me empecé a llevar mejor con el humor. Ahora creo que he encontrado un equilibrio entre lo conceptual y lo humorístico. Al sumarme a Curtidores, me encargué de los libretos desde 1993 hasta 1997. Algunos espectáculos tuvieron más repercusión que otros. En 1996 y 1997 me desbarranqué, y con Benjamín Medina que es un amigazo, tuvimos ganas de escribir cosas nuevas que un poco se salieran de lo común. Curtidores de Hongos fue una de las primeras murgas que presentaba un espectáculo temático, en diferentes bloques. Con esto no quiero decir que nadie lo haya hecho antes, pero no recuerdo que muchas murgas plantearan sus espectáculos de esa forma durante esa época. Cuando era niño recuerdo que en los espectáculos murgueros cada parte era un mundo en sí misma”.



“DISFRUTAR DEL PROCESO”



“Un artista muy importante dentro de esos años de Curtidores de Hongos fue Benjamín Medina. Él era el que le ponía un pienso a los arreglos y a la musicalidad. Además el hecho de que se sumara a una mujer a un coro murguero integrado por hombres no era muy común en esa época, y Gabriela Gómez salió con nosotros. Todos esos cambios fueron impulsados por Benjamín, que es un artista muy talentoso y tremendo músico. Salían murguistas como Freddy Bessio, Andrés Litjmaer, Ronald Arismendi y Enrique Rivero. Además en algunos años estuvo Héctor Manuel Vidal, director de la Comedia Nacional, y me enseñó mucho a escribir. También hubo unos años en los que Luis Trochón hizo la puesta en escena, ambos fueron mis maestros. Siempre trabajé con un equipo, desde el punto de vista técnico en el que yo me sentía muy sostenido. Ahí empezás a entender que lo importante es disfrutar del proceso y trabajar un espectáculo con el objetivo de que la gente lo disfrute. Ahora soy muy cuidadoso, antes de ir a algún lado, veo cuál es la gente que va a estar trabajando, y si voy a poder trabajar cómodo”.


¿CÓMO VIVISTE TUS AÑOS EN LA REINA DE LA TEJA?



“Haber salido en La Reina de la Teja fue una experiencia preciosa, porque se trata de un murgón. Agradezco a la vida haberme puesto esa camiseta, y salir con murguistas como José Morgade. Salí tres años en la murga y es impresionante lo que significa para el barrio de La Teja. Me fui a fuerza de voluntad, porque es difícil irse de La Reina. En uno de esos años me iba del club luego de una noche de fallos, y una vecina antes de que me fuera me abrazó y me dijo “No te vayas a ir de La Reina”. Y así fue. No me pude ir. Cuando me fui de la murga se lo comuniqué a Morgade en su casa, pero te diría que me fui lagrimeando”.


“VIVÍ AÑOS MARAVILLOSOS CON A CONTRAMANO”


“A Contramano es la murga en la que más años salí. Cuando llegué me encontré con una murga que estaba en pleno crecimiento con gente muy talentosa, y un grupo humano divino. Viví años maravillosos con A Contramano y ahí salí con intermitencia, hasta el Carnaval de 2012. Era una murga que tenía un perfil muy interesante que estaba en una búsqueda permanente de caminos nuevos. Eso siempre me resultó atractivo. En 2009, cuando A Contramano ganó, mucha gente dijo que habíamos perdido la esencia. Nosotros lo que hicimos ahí fue aprovechar la potencialidad de Diego Bello, había que ponerlo en un lugar artístico de privilegio. Ese año desde los ensayos sentí que se estaba armando un espectáculo muy lindo, y finalmente así fue. Haber formado parte de esos años con la murga fue una emoción muy grande. En 2010 sabíamos que el espectáculo se iba a llamar “Problemas tenemos todos”, pero no teníamos a los personajes. Hasta que una noche Diego Bello dijo “¿Y si hacemos a dos milicos de la chacra de Mujica?”, y no podía creer lo que estaba escuchando. Por un lado sentía terror, pero por otro pensé: “Este tipo es un genio”. Aparecieron los nombres de los personajes, Fagúndez y Fernández, y terminamos disfrutando de un año hermoso”.


LUEGO DEJASTE DE SALIR, PERO NO SOLTASTE LA CUERDA…



“Me fui de A Contramano porque sentí que había cumplido un ciclo. No iba a ir a ninguna parte y recibí una llamada del Chino Recoba para salir en Asaltantes. Pero yo ya había resuelto no salir porque no estaba preparado para cruzarme con A Contramano en algún tablado, porque sentía mucho respeto y afecto por la murga. Entonces acepté escribir en Asaltantes porque había una barra divina para trabajar. Escribí para los espectáculos de 2013 y 2014”.



“DE LOS MEJORES CARNAVALES DE MI VIDA”


"En 2017 decidí volver a salir en Carnaval a raíz de una llamada de Pitufo (Edú) Lombardo, me dijo “¡Es ahora o nunca!”. Él ya me había invitado a salir en La Matineé 2004 y en Asaltantes 2007, pero en ambas oportunidades le había dicho que “no”. Debo ser la única persona que se negó a salir en Carnaval con Pitufo Lombardo 2 veces (risas), el mejor director de la historia. En ese grupo de Don Timoteo estaba Ronald Arismendi, otro hermano, además Marcelo Pallarés que es tremendo murguista, y un tipo con mucha experiencia y claridad, y Marcel Keoroglián por quien siento una admiración enorme. Además había una barra preciosa también. Todo eso sumado a la presencia de Paula Villalba a quien también admiro, y la calidad humana del Chino Recoba, Rafa Perrone y Susana, su esposa, fue magnífico. El 2017 fue de los mejores carnavales de mi vida junto con aquellos de 1988 y 1989 con La Falta, el de 1994 con Curtidores de Hongos, y los de 1999, 2009 y 2010 con A Contramano. El del 2017 fue un carnaval tan disfrutable que me da temor volver a salir, para no romper el conjuro. Fue una fiesta impresionante desde que empezaron los ensayos hasta que colgamos las pilchas".




¿CÓMO TE LLEGÓ LA OPORTUNIDAD DE TRABAJAR CON DOÑA BASTARDA?


“Me llamó Emiliano Tuala y me dijo que estaban preparando un espectáculo sobre “Los monstruos”, y tenían que trabajar en la creación de los personajes. Me dijo que les gustaba la idea de que pudiera estar en el proceso de creación. Le pregunté qué murga era y me dijo “Doña Bastarda”. Le dije que iba para un ensayo y veía un poco. Me acuerdo que llegué al Club Congreso, empezaron a cantar, me paré y les dije “¿Cuándo arrancamos?”. Me gustó todo, el ambiente, la gurisada que había, la musicalidad y los arreglos de Camilo (Abellá). Ahí hay una dupla creativa a la cual le tengo un gran respeto, Emiliano Tuala y Camilo Abellá. Ambos escriben muy bien. Trabajar con gente de otras generaciones es una gran alegría. Uno cuando se pone veterano se alegra por esas cosas, porque cuando la juventud te llama te sentís vivo, y pensás “No estoy en desuso todavía”.



GRACIAS AL CARNAVAL YO...


“En gran parte gracias al carnaval yo soy quien soy como ser humano. El carnaval me ha enseñado muchas cosas. Yo siempre digo que la murga va más allá del tablado. Bueno, de hecho pensando esto, nació la obra Murga Madre, tratando de contar lo que pasa abajo del escenario. Cometí muchos errores estando en grupo, y he aprendido mucho a convivir colectivamente. He descubierto tanto mis partes buenas, como también las más oscuras. Uno no pude dar marcha atrás y deshacer la madeja. Si mirás la historia del Carnaval te das cuenta que hay muchos grupos que se van rompiendo, porque no se sostienen desde lo humano. Somos un bicho de mucho cuidado. Salir en una murga, no es solamente cantar con otros, trae consigo esos movimientos humanos y el hecho de aprender a vincularte con el otro. De la misma forma que tenés que empastar en la cuerda, tenés que empastar en la vida. Es un “salgo, canto y convivo”. Cuando estás cantando en la cuerda tratás de no tener más volúmen que tus compañeros para que la cuerda suene con los colores de todos los timbres, porque ahí está la riqueza. Y eso puede trasladarse directamente a la vida. Porque abajo del escenario tampoco tenés que estar adelante de nadie, y tenés que tener la capacidad de escuchar a los que están al lado y nutrirte de ellos. Yo pertenezco al carnaval, y digo con orgullo que soy murguista. Si me preguntás hubiese querido cometer menos errores en el camino. Cuando hablo de errores, hablo de egoísmo, falta de escucha, ser a veces muy porfiado, y dejar que el ego me ganara en algunos momentos. Pero la murga me ha puesto un espejo en ese sentido y me ha hecho crecer como ser humano. Además me ha permitido desplegar todo lo bueno que puedo brindarle”.

miércoles, 1 de mayo de 2019

PÁGINAS DE MOMO



MARCELO PALLARÉS



Su voz es prácticamente inconfundible. Cuando uno lo escucha hablar la mente empieza a remitirse a un montón de imágenes que siempre tienen a su cara pintada como protagonista. Desde lejos se puede adivinar que se trata de aquel murguista que suele cantar en la punta derecha del coro y nos ha regalado recitados que permanecen en el recuerdo de muchos carnavaleros y carnavaleras. "Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña", dice el dicho, y perfectamente podría acoplarse a lo que ha sido su ligazón con el carnaval, la cual comenzó a gestarse  cuando él merodeaba en el mundo del teatro y fue invitado a debutar arriba de los escenarios durante el febrero de 1988.  Y en este sentido bien se podría mencionar una frase memorable de uno de sus recitados: "la oportunidad siempre te anda encontrando".  Desde ese instante hasta ahora ha pasado mucha agua debajo del puente, pero el entrevistado reconoce que aún quedan desafíos por asumir como artista y la tarea de aprender jamás termina. Marcelo Pallarés tuvo la gran amabilidad de recibirme en su casa, y entre mate y mate transcurrió una hora maravillosa que alcanzó para deambular por su historia vinculada a la fiesta de momo. 

¿QUÉ  SE TE VIENE A LA MENTE RECORDANDO TU PRIMER VÍNCULO CON EL CARNAVAL?

“Los primeros recuerdos carnavaleros me llevan a la infancia. Tienen que ver con el Teatro de Verano porque yo vivía a 2 cuadras de ese lugar y me crié en el Parque Rodó. No me quedaba otra que ser murguero e hincha de Defensor Sporting. Me faltó ser ingeniero porque la Facultad de Ingeniería también está en el barrio (risas). Mi padre estaba vinculado a la vieja comisión de fiestas de la Intendencia que era la que organizaba el carnaval antes, entonces podía entrar gratis al Teatro. Igual a veces me colaba con algunos amigos porque era toda una aventura hacerlo. Recuerdo haber visitado los tablados del Mar de Fondo y el Blue Star que hoy por hoy ya no existen. En cuanto a los primeros conjuntos que me marcaron, te puedo hablar de Asaltantes con Patente y  La Soberana. La primera vez que vi a La Soberana en el Teatro de Verano, recuerdo que la murga empezó a tirar volantes políticos, haciendo una especie de volanteada. También había muchas otras murgas que estaban buenísimas, pero también humoristas como Jardineros de Harlem, o parodistas como Los Tamberitos, y las comparsas ni que hablar que me gustaban y me siguen gustando”. 

"YO QUIERO ESTAR AHÍ"

“Yo canté siempre. En mi familia mi madre es la más musical. Ella dice que mi padre también lo era, lo que pasa es que yo no lo veía tanto porque casi siempre estaba afuera de casa trabajando. Después ver una murga era algo impactante, porque el hecho de que estuvieran esos tipos cantando tan fuerte disfrazados y maquillados hacía que estuvieras obligado a mirarlos. Todo eso me hacía pensar: “Yo quiero estar ahí”. El carnaval tuvo una presencia muy importante en mi infancia y mi juventud. Siendo un poco más grande, solíamos ir con mi familia a la Playa Ramírez y nos comíamos horas de cola para sacar las entradas en el Teatro de Verano. Abrían la boletería a las dos de la tarde. Entonces íbamos de mañana a la playa y pasábamos todo el día allí, pero cuando se abría la boletería del Teatro nos poníamos a hacer la cola y nos turnábamos para poder seguir disfrutando de la playa (risas). La contra que tenía el barrio era que no había ninguna murga que ensayara en la vuelta. El Parque Rodó es un barrio carnavalero, porque cuando abrió el tablado del Defensor Sporting siempre estaba lleno, y el Teatro de Verano siempre se ha llenado, pero no ha sido un barrio generador de conjuntos. Por esa razón nunca encontré el vínculo con el carnaval en mi juventud como para meterme temprano en algún conjunto. De hecho yo salgo por primera vez en carnaval con 30 años”.

LA PUERTA DE ENTRADA AL CARNAVAL

“Durante mi juventud y para despuntar el vicio formé parte de varios grupos de teatro. Cuando integraba el grupo teatral La Gaviota, tuvimos que hacer la obra El Regreso del Gran Tuleque con murga en escena y música de Jaime (Roos). Ahí hubo que traer gente de carnaval para el elenco y me empecé a vincular con murguistas. A través de algunos de ellos fue como se dio la posibilidad de debutar en el carnaval. Anteriormente al carnaval lo seguía de cerca, pero había desistido de la posibilidad de salir. El destino hizo que la murga viniera a mí”. 

EL ESPERADO DEBUT

“Debuté con murga La Justa en el carnaval de 1988 y no fue una experiencia muy buena. Me acuerdo que salí ese año y dije “Ya está. Me saqué las ganas de hacer carnaval. No salgo más". Nos fue mal a nivel general, y no solo en lo que es el concurso. Digamos que el espectáculo no era bueno, y veía que algunos compañeros no le ponían las mismas ganas que yo y algunos otros compañeros que éramos los menos. De todas formas de aquel año me llevé amigos que mantengo hasta hoy como Roberto Nada que salió muchos años en Diablos Verdes. Ahora vive en EE.UU. pero tuvo una trayectoria interesantísima en carnaval. Ese año aprendí mucho de los códigos que se manejan en carnaval, y luego dejé de salir y volví recién en 1993 pero por el lado del humorismo, porque estaba muy quemado con las murgas (risas)”.

EL FANTASMA TRAPITO

No es que en La Justa no se trabajara seriamente, solo que el año que salí en esa murga hacíamos el cuplé de El Fantasma Trapito que llegó un día antes de concursar en el Teatro de Verano. Lo interpretaba Roberto Nada y se ponía una sábana en la cabeza con dos agujeritos que apenas lo dejaban ver,  y tenía adelante una vela con la letra. Entonces él leía y cantaba pero era imposible que la gente no se diera cuenta (risas). Él defendió al cuplé a muerte, pero todo el mundo se daba cuenta de que estaba leyendo. Encima nos había tocado concursar a primera hora y todavía era de día. Se re veía que tenía la vela escrita (risas)”.

¿Y CÓMO SE DIO TU REGRESO AL CARNAVAL?

“Ese regreso al carnaval más que nada se dio gracias a la insistencia del Gallego (Enrique) Vidal. Con él estábamos haciendo una obra de teatro y me invitó a salir en el conjunto de humoristas La Naranja Mecánica. Obviamente que le dije que no. Me insistía y le respondía que ya había probado la experiencia de salir en carnaval. Pero me dijo que salir en humoristas no tenía nada que ver con la murga, y que era algo mucho más teatral. Aparte me dijo que quería que estuviera para cantar y no tanto para actuar. Con eso me convenció y no paré más. Igual en La Naranja Mecánica terminé haciendo de todo y fueron dos años muy lindos”.

SU PRIMER PASO POR LA GRAN MUÑECA

“Llegar a La Gran Muñeca fue toda una casualidad porque nunca me llamaron. Un amigo que ensayaba en La Gran Muñeca vino hasta mi casa y me pidió que lo acompañara al ensayo porque ese día iba a anunciar que no seguía. Lo acompañé y él habló con Eduardo Mega, papá del Pistola, que era el dueño de la murga, y me dijo “Bueno, vámonos”. Yo le respondí: “¡Pará! Ya que vinimos vamos a mirar  el ensayo un poco". Cuando se fueron a parar para cantar eran como 25 murguistas, y yo pensaba “¡Qué cantidad de gente!”. Arrancaron a cantar y yo justo en ese momento de mi vida escuchaba mucho la música de Eduardo Mateo, y leía libros sobre él. La presentación de la murga arrancaba con Lo Dedo’ Negro, una canción suya. Entonces me dije “Tengo que salir en esta murga”. Como vi que había tanta gente, hablé con Pitufo (Edú Lombardo), que era el que dirigía y al preguntarle sobre eso me dijo que estaban probando gente. Le pregunté si me podía probar y me dijo que sí. En ese momento no tenía mucha relación con Pitufo, sino que lo conocía como todo el mundo, por todo lo que había hecho en el carnaval. Me paré en la cuerda y ensayé 3 días. Al tercer ensayo le pregunte a Pitufo si quedaba, y me dijo que esperara porque había  gente que se estaba probando desde hace más días. Ahí le contesté “No. Decime porque con tres días ya tenés que saber si estoy para salir o no. No quiero entusiasmarme. Decime ahora que no y me voy, o que sí y me quedo”. Y me dijo “Quedate” (risas). Antes de esos ensayos ni estaba considerando volver a salir en murga. La Naranja Mecánica había dejado de salir. Salir en La Gran Muñeca fue una experiencia totalmente distinta desde el punto de vista artístico. Estando Pitufo arreglando y Fernando Schmidt en los libretos, se sabía que el espectáculo iba a ser interesante. Había otras figuras también como Marcel (Keoroglián) y Alvarito Navia”.

LA EXPERIENCIA DE HABER SALIDO EN CONTRAFARSA 

“En La Gran Muñeca estuve hasta el carnaval de 1997, y al año siguiente me fui para Contrafarsa. En el 97’ no la había pasado muy bien porque casi todo el grupo del 96’ se había ido para Contrafarsa, y solo quedamos dos integrantes de aquel año. Entonces cambió mucho el grupo y no fue un carnaval que yo recuerde que haya disfrutado. Entonces después cuando me llamaron de Contrafarsa fui para ahí y me quedé hasta el último carnaval en el que la murga salió que fue el de 2006. Contrafarsa fue una escuela de vida para mí, porque lo bueno que tuvo como experiencia fue que más allá de lo artístico éramos una murga cooperativa y teníamos que hacer todo nosotros. Desde conseguir la plata para salir, negociar con los técnicos, gestionar los toques, etc. Ahí aprendés, discutís mucho y forjás amistades para siempre. La murga era muy profesional a la hora de laburar. Se respetaba pila la puntualidad en los ensayos, y el que llegaba tarde se veía perjudicado económicamente porque eso hacía que cobrara menos tablados en febrero. Había gente que estaba acostumbrada a llegar tarde a los ensayos y después de repente estaba una semana sin cobrar los tablados como Raviol (Eduardo Rabelino) (risas). Cantar los arreglos que hacía Pitufo era increíble. Había momentos en los que no podías creer lo que estabas escuchando. Es un maestro y no hay con qué darle. La prueba está de que se fue del Carnaval por un montón de años y al volver se llevó todos los premios".   

¿CON QUÉ TE ENCONTRASTE CUANDO PASASTE A FORMAR PARTE DE CURTIDORES DE HONGOS?

"Curtidores de Hongos tenía otra cabeza para ensayar, mucho menos estricta, pero la disfruté mucho. De repente pasaba que el ensayo tenía que arrancar a las 20 hs, y empezábamos dos horas más tarde, y después parábamos para comer un asado, y luego seguíamos ensayando (risas). Luego de que pasó un tiempo me di cuenta que en Contrafarsa en determinado momento éramos como una secta, y el grupo era medio cerrado al momento de compartir con otros colegas. Estábamos muy para la nuestra. Pero luego al compartir en otros grupos me di cuenta de que era muy valorado por otros  colegas y que había una admiración. Como casi todos los compañeros compartimos la murga durante varios años, nos pasaba de que no teníamos ni que mirarnos para entendernos con el otro.  Curtidores tenía algo que Contrafarsa no tenía, que era esa cuota de riesgo permanente. En Contrafarsa siempre se hacía lo ensayado, y era muy difícil salirse del libreto. En Curtidores pasaba que te subías al escenario en cada tablado sin saber lo que ibas a hacer. Siempre que preguntaba qué íbamos a hacer, me respondían: "Van saliendo" (risas).  Al principio sufría eso un poco, pero luego lo empecé a disfrutar. Tanto Freddy González como Hugo Arturo,  y Maxi Pérez, por ejemplo, tenían tremendo dominio de la improvisación y era normal que se salieran del libreto buscando la risa. En un momento había decidido que integrar Curtidores de Hongos era una etapa cerrada para mí, porque veía que nos estábamos repitiendo mucho artísticamente, entonces había planeado salir en el Carnaval 2011 y dejar la murga antes de que empezara a preparar el espectáculo para el carnaval 2012. El tema es que en 2012 la murga cumplía 100 años, y uno no tiene la posibilidad de salir en una murga que cumple 100 años todos los días, así que terminé saliendo en la murga hasta ese carnaval y pude ser parte de ese espectáculo que fue maravilloso".  

"¡QUIERO TRABAJAR CON ESA GENTE!"

"Tenía pensado no salir en el carnaval de 2013, pero Maxi Pérez me invitó a salir en Asaltantes con Patente. Si bien yo no quería saber nada con salir, me comentó que Rafa Cotelo, Diego Bello y Danilo Mazzo iban a formar parte del elenco, que Paula Villalba iba a estar encargándose de la parte estética y Carlos Tanco del libreto. Entonces pensé: "¡Quiero trabajar con esa gente!". Además de que iban a salir varios amigos con los que ya había salido en Curtidores de Hongos como el Pulpa (Maximiliano Méndez) y Martín Angiolini. 

PREPARAR LA PRUEBA DE ASMISIÓN EN 10 DÍAS

"Pasar de Asaltantes con Patente a Don Timoteo fue un cambio meramente de título. Por ese problema fue que tuvimos que dar la prueba para entrar a Carnaval corriendo el riesgo de que podíamos no pasarla aún habiendo ganado el concurso en el carnaval anterior. Era una cosa insólita. Me acuerdo que la presentación ya estaba pronta porque habíamos girado por Argentina realizando el espectáculo de Asaltantes con Patente 2013.  Hicimos muchos kilómetros en ómnibus y había que aprovechar el tiempo de alguna manera. Luego tuvimos que terminar de preparar la prueba para el Carnaval 2014 en 10 días, y ahí aprendimos el cuplé y la bajada que completaban el repertorio que presentamos".

SUS ÚLTIMOS AÑOS EN DON TIMOTEO

"En 2015 me pude dar el gusto tan anhelado de no salir en carnaval y conocer a la playa en verano llena de gente (risas). Disfruté de ese descanso y no extrañé para nada. Sí fui a los tablados y al Teatro de Verano, pero pasé bien. Ya para el carnaval 2016 regresé a Don Timoteo, con el condimento de que todos los compañeros que como yo habíamos dejado la murga en 2015, regresaron para ese carnaval. Ese año hicimos una retirada en homenaje a Alfredo Zitarrosa que estaba divina, y utilizábamos únicamente melodías de canciones de él. Luego para el carnaval 2017 tuve la oportunidad de compartir nuevamente con Pitufo y Marcel, y por primera vez con Pinocho (Pablo) Routin. Ya habíamos laburado juntos con Pinocho, porque él le había hecho la puesta a Asaltantes con Patente y a Don Timoteo, pero nunca habíamos compartido escenario. La energía de ese tipo es impresionante. Yo nunca le digo Pinocho, sino que el apodo que le puse es Animal, porque es eso arriba del escenario".

¿POR QUÉ ELEGISTE VOLVER A LA GRAN MUÑECA? 

"De las propuestas que tuve en ese momento era la que artísticamente me gustaba más, y la que ofrecía más posibilidades para que me desafiara a mí mismo como murguista. Salgo con gente más joven que yo, con otra formación y cabeza. A mí me gusta eso, y no tengo esa postura de "yo ya tengo un nombre y entonces me limito a cantar y recitar". Lo que me gusta es aprender constantemente y robarle piques a mis compañeros. Además salir con gente joven me obliga a estar bien físicamente y mentalmente, teniendo que seguirles el tren. Aparte hay movimiento escénicos que si no estás bien fisicamente, no los podés hacer. Si te cuesta moverte, se nota. Todo eso me hace sentir activo. El carnaval 2018 con La Muñeca fue muy disfrutable porque tuvo el plus del cuplé de la rendición de cuentas que hicimos manejando los muñecos de los políticos. Hubo que aprender a manejarlos bien, y para eso recibimos el apoyo de titiriteros que eran entendidos en la materia. Fue un trabajo muy engorroso pero disfrutable. Sos vos el que tenés que actuar, pero a la vez hacer actuar al muñeco. Tenés que disociar lo que vos cantás de lo que el muñeco hace. Cuando cantás el muñeco te escucha, y cuando el muñeco canta vos lo tenés que escuchar. Es flor de laburo. Recibimos tremenda mano a través de talleres que nos dio Alfredo Iriarte. En cuanto a cómo rodó el espectáculo, quedamos re contentos porque funcionó en la calle y en este carnaval 2019 sucedió lo mismo, brindando un espectáculo muy divertido. Quedamos muy conformes con el espectáculo más allá de la posición que obtuvimos en el concurso. Ahora para el año que viene hay varios cambios que están buenísimos. Me parece que el hecho de que Agustín Amuedo vuelva a dirigir y arreglar una murga no solamente es una buena noticia para nosotros, si no que es una excelente noticia para el carnaval en sí. Aparte cumplir ese rol es lo que más le gusta hacer y ahora tiene la oportunidad. Tiene unas ganas bárbaras y no para de mandar músicas por Whatsapp (risas)". 

¿CÓMO TE LLEVÁS CON EL CONCURSO?

“Nunca viví al tema del concurso tan intensamente como lo viven la mayoría de los carnavaleros. Seguramente eso tenga que ver con mi formación teatral. Me encanta ganar. He tenido la suerte de ganar muchas veces, y lo disfruto pila, pero no lo vivo con tanta euforia como sí de repente vivo el hecho de actuar en el Teatro de Verano. Cantar ahí, que te vaya bien, y que la gente te despida de pie, sí me genera una alegría que me desborda. Pero después estar en el club y que por la tele o por la radio te digan “¡Ganaste!”, no me da la misma alegría. Sí me alegra mucho ver cómo disfrutan los compañeros que lo viven de una manera más eufórica. Me pasa lo mismo con perder. Si salgo segundo o sexto, pero estoy conforme con el espectáculo y me fue bien en la calle, y a la gente le gustó, no pasa nada”.

¿CUÁLES HAN SIDO LOS ESPECTÁCULOS MÁS DISFRUTABLES EN LOS QUE TE TOCÓ PARTICIPAR?

"Siempre cuando me hacen esta pregunta digo que el mejor espectáculo es el del año que viene. Lo que más me entusiasma es lo que estoy por hacer. Sin dudas que los he disfrutado a casi todos. A algunos más que otros, pero no porque algunos fueron mejores que el resto , lo que pasa es que a veces influye la edad que tuvo uno en determinados carnavales. De todas formas para ser políticamente correcto te voy a nombrar 3 espectáculos en los que participé que me parecieron los más redonditos. Todo el mundo me menciona el espectáculo de El Tren de los Sueños con Contrafarsa en el año 2000, pero si bien ese espectáculo tenía puntos altísimos, te diría que el espectáculo de Contrafarsa en el año 2002, Un Barrio de Película, fue mucho más completo y disfrutable. Ese año no había un solo cuplé que estuviera mal o que hiciera que el espectáculo cayera. Otro espectáculo disfrutable del que formé parte fue el de Curtidores de Hongos en el 2012. La murga cumplió 100 años y se planteó realizar un espectáculo con mucha dedicación y esfuerzo. No se había arrancado a ensayar para ese Carnaval y ya se corría la bola de que Curtidores iba a ganar el concurso porque cumplía 100 años. Entonces queríamos realmente hacer un espectáculo redondo para que en caso de ganar nadie pudiera dudar que era por mérito propio. El otro espectáculo sumamente disfrutable fue el de Don Timoteo 2017. Lo trabajamos durante casi 6 meses y se llegó a una cosa redonda después de mucho discutir y pelear en pos de que el espectáculo estuviera bueno. Incluso nos dividíamos la tarea de manifestar lo que no nos estaba gustando del espectáculo, y argumentar el por qué, para que no recayera siempre sobre las mismas personas. Todos estábamos realmente comprometidos. Pitufo, Marcel y Pinocho siempre fueron recontra receptivos y escucharon al resto de los compañeros, e incluso tomaron pila de sugerencias".

SI TU CARRERA ARTÍSTICA DENTRO DEL CARNAVAL FUERA UNA FOTO, ¿QUÉ HABRÍA EN ELLA?

"¡Qué buena pregunta! Voy a decir qué y no quiénes porque el quiénes sería muy injusto. En esa foto aparecería el escenario del Teatro de Verano. Ojo que al decir esto no quiero decir que no disfrute los tablados, porque me encantan, pero elijo al Teatro de Verano como protagonista de esa foto porque fue el lugar en donde yo descubrí el carnaval. Tiene que ver mucho con mis orígenes y mi familia que fue la que hizo posible que pudiera forjar una carrera artística. Para lograr eso en este país tenés que recibir mucho apoyo y sostén familiar. Así que en definitiva en la foto estaria el Teatro de Verano con la playa Ramírez y el Franzini cerquita (risas)".