lunes, 29 de abril de 2019

ENTRE BAMBALINAS


ILUMINADORES DEL CARNAVAL


A la izquierda: Andrés Alba
Arriba a la derecha: Rafael Maciel
Abajo a la derecha: Inés Iglesias


Dentro de los aspectos técnicos que hacen a un espectáculo carnavalero, el trabajo del iluminador es el que suele acoplarse “a último momento”. Pese a esto, la luz sobre la escena es tan vital que sin ella nada podría contemplarse. Hoy por hoy el carnaval transita por las vías del profesionalismo de una forma acelerada, de manera que el papel del técnico en iluminación está tornándose cada vez más preponderante. Para conocer profundamente el trabajo de quienes tienen la adrenalinica tarea de operar las luces en vivo y lograr que puedan apreciarse tanto un vestuario como un mensaje, hubo que dialogar con Andrés Alba, Inés Iglesias y Rafael Maciel, quienes han puesto su dedicación y esfuerzo en varios espectáculos carnavaleros que se han presentado en el Teatro de Verano en estos últimos años. Como el aprendizaje lo da la propia experiencia, y nadie nace sabiendo, todo tiene un comienzo.


¿CÓMO COMENZASTE A TRABAJAR EN LA ILUMINACIÓN Y QUÉ ES LO QUE MÁS TE SEDUCE DE TU ROL?


ANDRÉS: “Empecé a ser iluminador de casualidad. Tenía una novia que hacía teatro y había visto un ensayo de la obra en la que participaba que se desarrollaba en el teatro El Galpón, en la cual el iluminador era Rafael Maciel, que hoy también ilumina espectáculos de Carnaval. Él se dio cuenta antes de una de las funciones de que no iba a poder iluminar, y como yo era el único de los presentes que había visto al menos un ensayo, él me explicó rápidamente qué era lo que tenía que hacer y qué botones tenía que apretar de la consola de la sala principal. Así fue como empecé. Integraba un grupo que se llamaba Pachachos, y al año siguiente de ese grupo surgió Japonesita Teatro, que fue un grupo teatral dirigido por Jimena Márquez, quien también se encargaba de los libretos. Jimena me dijo para hacer las luces de una obra de ese grupo, llamada El Huevo y la Gallina. Luego comencé a iluminar cada vez más obras de ese grupo. Después cuando Jimena participó en el Encuentro de Murga Joven con Cero Bola, y varias de las actrices de ese grupo de teatro empezaron a salir allí, yo empecé a iluminar a la murga. Posteriormente cuando Cero Bola participó del Concurso Oficial en 2012 fue la primera vez que iluminé en Carnaval. Desde ese momento hasta ahora he iluminado a un montón de murgas. Lo que más me seduce del rol que cumplo es su potencial creativo. Los lenguajes escénicos me interesan mucho, y la iluminación me permite construir una narrativa visual que es complementaria con las otras narrativas que están puestas en escena. Iluminar y llenar el aire de colores es algo muy intuitivo y tiene mucha inmediatez, y a partir de ese dibujo que uno hace puede complementar un discurso”.


INÉS: Empecé a trabajar como iluminadora de Carnaval en 2014 con Momolandia. Llegué a esa murga porque en 2013 ya trabajaba como operadora de luces en el Encuentro de Murga Joven, y un integrante de Momolandia salía en una murga joven, y me preguntó si no quería trabajar en carnaval mayor. En ese momento ni lo dudé y le dije que sí. Fue un riesgo súper importante de encarar porque se trataba de un código lumínico que jamás había trabajado. Lo que más me seduce de mi trabajo es la posibilidad que tiene la luz de transformar el espacio, generar cosas y dar un ambiente específico para una emoción, por ejemplo. Me seduce también el riesgo de no saber qué es lo que va a pasar hasta último momento porque el iluminador es el que vive el proceso más corto porque se acopla al armado del espectáculo a último momento. La herramienta que utiliza el iluminador es la que llega en última instancia”.



RAFAEL: “Comencé a ser iluminador luego de haber sido actor y puestista en escena en Carnaval. Yo salí dos años como actor en Carnaval y luego me dediqué otro par de años a trabajar como puestista. En un principio iluminé espectáculos teatrales, pero luego Carnaval me fue atrapando. La parte técnica de los espectáculos siempre me gustó mucho. Lo que me atrae de mi trabajo es la creatividad que hay que tener. Con la iluminación uno crea espacios escénicos, ambientes y climas emocionales, Lograr despertar esa sensibilidad en el espectador a través de las luces parece ser algo simple, pero no lo es. Lo que me enamora es estar frente a la consola y crear. Además en Carnaval uno crea en el momento e improvisa mucho por una cuestión de tiempos. Más allá de que yo tenga pensado cómo voy a iluminar a tal o cual espectáculo, hay momentos durante los espectáculos en los que a uno se le prende la lamparita, y genera algún clima que no estaba previsto con una determinada luz. En Carnaval no existe la posibilidad de probar la planta de luces que tenemos en el Teatro de Verano durante mucho tiempo. La primera rueda del concurso en el Teatro de Verano termina siendo como un ensayo general. En la vorágine del espectáculo uno se da cuenta de qué cosas salieron bien y cuáles salieron mal. La adrenalina de saber que el resultado de lo que planificaste lumínicamente llega recién cuando ya está rodando el espectáculo es totalmente atrayente. Recién te das cuenta de si la cosa sale bien o no cuando llega esa escena puntual, o ese solo, etc. Generalmente yo suelo cambiar mi forma de operar las luces rueda a rueda, porque trato de sorprender al espectador con los efectos que intento crear”.



¿CUÁL ES TU METODOLOGÍA DE TRABAJO PARA DISEÑAR LA ILUMINACIÓN DE UN ESPECTÁCULO?


ANDRÉS: “Lo primero que hago al iluminar un espectáculo es hablar con quienes lo escriben. Me gusta trabajar en equipo. En el caso de la murga, el equipo técnico es el que se encarga de crear el espectáculo que se monta en escena (letristas, puestista en escena, vestuaristas, maquilladores, iluminador, etc). Trabajar un concepto de espectáculo de manera grupal es la mejor de las metodologías posibles. En el caso específico de lo que tengo que aportar desde lo lumínico, lo primero que hago es memorizar el espectáculo para poder operar en vivo, porque uno con la dinámica que tiene un show no puede ir mirando un guión en donde están los distintos pies. Entonces uno tiene que saber todo eso de antemano y manejar los distintos momentos. Lo que hago es una traducción a color y a movimiento de lo que voy escuchando y viendo. Por un lado uso como matriz del diseño de luces a las melodías que se utilizan, y así voy eligiendo los colores. Luego complemento eso con la referencia que ese color elegido tiene en las convenciones sociales”.



INÉS: "No podría decir que tengo una metodología de trabajo clara. Sobre todo porque me muevo en distintos tipos de espectáculos. He iluminado en Carnaval, en teatro, tanto adulto como infantil, también espectáculos musicales, etc. Por eso es que las metodologías varían. Pero en cuanto al Carnaval me gusta conocer bien el espectáculo y saber qué es lo que quiere el puestista y el director escénico. Trato de aprenderme los espectáculos para los que trabajo. Es importantísimo también conocer bien el vestuario porque hay pila de detalles que se potencian con la luz. La parte más linda del trabajo es el riesgo que implica trabajar sobre los espectáculos en vivo en el Teatro de Verano”.


RAFAEL: “Mi procedimiento de trabajo tiene tres partes. La primera es conocer el espectáculo. Hay que saber lo que el conjunto quiere comunicar arriba del escenario, y cuál es el contenido de ese show. Una vez que uno cumple con esa etapa empieza a hurgar en su cabeza para saber de qué forma puede operar para que las distintas intenciones que maneja el espectáculo estén bien logradas. Por ejemplo como cuando se busca la risa, o todo lo contrario, como cuando se busca transmitir dolor. Es importante saber con qué vestuario y con qué escenografía se cuenta, de manera que la luz pueda destacarlos de la mejor manera. Una vez que ya conozco todo eso, ahí arranca el verdadero trabajo de creación en el que me pongo como objetivo crear un ambiente lumínico que permita que el mensaje que el conjunto quiere transmitir, llegue. Si en el espectáculo se hace un homenaje a una persona recientemente fallecida, uno no puede estar haciendo unas luces de discoteca porque sería algo muy raro y la gente no entendería el mensaje. Por otro lado mi trabajo tiene mucho de improvisación también. Hay cosas que las podés laburar con meses de anticipación, como por ejemplo desde qué ángulo rinde más iluminar el vestuario, o cómo se puede iluminar eficientemente una escenografía que es móvil o que es fija. Cuando el espectáculo empieza a rodar, uno se da cuenta si todo lo que pensó realmente puede plasmarse en ese momento, o tiene que ir corrigiendo cosas para mejorar”.


¿A QUÉ SE DEBE QUE HAYA TAN POCOS ILUMINADORES EN CARNAVAL?


ANDRÉS:“La iluminación en Carnaval es algo relativamente reciente. Me parece que hay 3 aspectos claros que inciden en que seamos poquitas las personas que iluminamos en Carnaval. Por un lado influye el hecho de que las personas que estudian iluminación, lo hacen pensando en otros lenguajes creativos como el teatro, la música y la danza. Ninguno de los lugares en los que uno puede estudiar iluminación plantea prácticas abocadas a los espectáculos de Carnaval. Por otro lado, el Carnaval en sí hace muy poco que le está prestando atención a la iluminación, entonces tampoco hay una búsqueda exhaustiva por parte de los conjuntos de innovar en ese sentido. Y hay una tercera razón que tiene que ver con la carga peyorativa asignada que ha tenido siempre el Carnaval. Si bien eso ha cambiado mucho, para gran parte de la sociedad hacer carnaval es algo que uno se plantea hacer “así nomás”, entonces a nadie se le ocurre que de repente haya tal grado de sutileza en la creación de un espectáculo carnavalero como para que amerite la convocatoria a iluminadores e iluminadoras. Hace años que en Carnaval trabajamos los mismos 10 iluminadores. Hay un par que han aparecido en los últimos 2 años, pero por lo general somos los mismos. Somos un grupo medio heterogéneo porque hay varios que son técnicos de iluminación de verdad, y luego habemos otros que no nos dedicamos a eso. Por lo general yo solo ilumino en Carnaval, y luego en el año hago alguna cosa esporádica, como iluminar a algún grupo teatral amigo, o a músicos amigos, pero no es algo a lo que yo me dedique”.



¿CÓMO DESCRIBIRÍAS A LA EXPERIENCIA DE ILUMINAR ESPECTÁCULOS CARNAVALEROS?


INÉS: “Es una experiencia única, porque en Carnaval se maneja un código lumínico único. El espectáculo carnavalero tiene una impronta que no tiene ningún otro tipo de espectáculo. Por eso me atrapa tanto iluminar en Carnaval. Y con respecto a las diferencias, yo creo que el tiempo que uno tiene para iluminar espectáculos en Carnaval es clave. Más allá de que el período de trabajo previo dura varios meses, la ejecución del trabajo se realiza en una noche, y se resuelve en una prueba previa de una hora que por lo general no da para mucho”.


¿QUÉ DIFERENCIAS SE ENCUENTRAN AL ILUMINAR ESPECTÁCULOS DE DISTINTAS CATEGORÍAS?


RAFAEL: “Iluminar a espectáculos de distintas categorías tiene muchísimas diferencias. Tenemos la misma planta de luces para todas las categorías. Entonces yo tengo que iluminar a una murga y a un conjunto de lubolos con la misma planta. Ahí es cuando entra en juego la pericia del iluminador para hacer rendir esa planta. Es muy distinto iluminar un espectáculo de parodistas, donde uno tiene que dar luz a distintas escenas que de repente se desarrollan en el proscenio, o en la platea, a iluminar un espectáculo murguero en donde todos los integrantes de la murga están la mayor parte del tiempo parados frente a la línea de micrófonos. Cuando ilumino espectáculos de parodistas y humoristas, mi diseño lumínico suele ser más teatral, generando espacios escénicos generales. La magia que tiene el Carnaval es un poco esa, de repente ver un espectáculo murguero iluminado de una manera, y 20 minutos después un espectáculo de parodismo con una iluminación muy diferente a la anterior. En mi caso me encanta iluminar murga porque se generan climas muy lindos, pero es un hermoso desafìo iluminar a lubolos, humoristas o revistas. En el caso de las revistas las coreografías y el baile tienen un peso muy grande, por lo que la iluminación tiene que estar al servicio de eso también. Por eso es tan importante el trabajo de los iluminadores, porque logran cosas increíbles contando con las mismas herramientas”.

 

jueves, 25 de abril de 2019

ENTRE BAMBALINAS

FALTA Y RESTO

FOTO: Agostina Vilardo


Romper las estructuras y mover algunas estanterías siempre formó parte de su espíritu. Echando su “resto” en cada uno de los escenarios, su insignia siempre ha sido la de defender las causas populares, y reclamar por las minorías. El entrevistado la define con palabras como "Revolución”, “Amor”, y “Compromiso”. Lo que le toca vivir a esta murga está emparentado con la realidad social actual, en donde los cuestionamientos respecto al género están sobre el tapete. Se trata de una murga que amén de su historia, hoy continúa escribiéndola presentando un coro paritario hace poco más de un año y medio cada vez que está arriba de un escenario. Actualmente continúa presentándose “ilegalmente” en distintos lugares del país y de la vecina orilla, con un espectáculo de 90 minutos en donde la renovación se roba el protagonismo, pero se le hace una linda guiñada al pasado. Con ustedes: Falta y Resto, y con ella, las palabras de Leandro Castro, director escénico y arreglador coral de la de las 4 estaciones..


EL SONIDO DE LA MURGA


“El primer punto en el que vimos el cambio más radical de la murga fue en 2017 cuando preparamos el espectáculo Misa Murguera y decidimos que la conformación de la murga iba a ser paritaria. Eso nos puso en un plano en el que teníamos que ser totalmente creativos para poder seguir adelante. En un principio yo tuve la idea de traer mujeres a la murga a raíz de un viaje que hice por Latinoamérica que duró 8 meses. Al volver me encontré con que la murga estaba participando del Carnaval 2016. Se decidió que en el Carnaval 2017 no se iba a salir, y en todo ese tiempo siempre tuve en la cabeza que quería sumar mujeres a la murga. La idea de que el coro fuera paritario la tuvo mi viejo (Raúl Castro). Le comenté mi idea, y le dije que me parecía importante tomar esa postura como murga teniendo en cuenta el contexto que se estaba viviendo en América Latina en cuanto al feminismo y los reclamos de las minorías, que me parecía que tenían que ser escuchados. Ahí el viejo me propuso lo de la murga paritaria, y después de tomarnos un tiempo dijimos “¿por qué no?”. En ese momento asumimos lo que para nosotros significaba un riesgo. Me acuerdo que me había quedado con la imagen de la prueba de admisión de Cero Bola en 2015. Ese día fui al Teatro de Verano y quedé maravillado por el espectáculo que habían planteado las gurisas tanto a nivel textual como musical. Nunca había escuchado cantar de esa manera a una murga de mujeres. Ese día me di cuenta de que la sonoridad mixta era algo que quería explorar y que me parecía justo. La pasión por el carnaval y por la murga no es una cuestión de género, si no que nos pasa a todas y a todos. Hay muchas mujeres que sueñan con ser murguistas. Entonces queríamos que este sonar paritario fuera contrastado, y que el sonido de la mujer en la murga fuera visible, sin transformarnos en un coro que se abría a la sonoridad femenina pero estaba arreglado para hombres. La idea era quebrar con todas las líneas de creación en cuanto al arreglo murguero, y hacer más presentes a las voces femeninas dentro del coro. La primer canción que nos tocó arreglar fue la presentación de la Misa Murguera, y ni bien la murga empezaba a cantarla ya te dabas cuenta de la presencia de las voces femeninas. En este último tiempo hemos encontrado otra manera de arreglar las voces, y hay momentos en los que el coro femenino tiene más presencia, pero hay otros en los que las voces masculinas tienen más protagonismo. Eso nos pareció favorable a la hora de generar climas, dando lugar a la tensión, descontracturarse, etc. El coro paritario nos permitió dar lugar a acordes a los que nunca habríamos podido llegar con un coro masculino por un tema de registro. A medida que fue pasando el tiempo nos fuimos empapando más con lo que implica sacar una murga paritaria, y en un título que históricamente se dedicó a defender causas populares. Entonces no solo se trataba de sacar una murga diferente, si no que había que tener una crítica pesada con relación al momento histórico que estamos atravesando en la sociedad uruguaya y latinoamericana. Las problemáticas sociales hoy están mucho más internacionalizadas a causa de que los medios de comunicación son muy masivos, y no hay que ser ajeno a eso. Por eso esto de salir con un coro paritario es una responsabilidad, porque así como no titubeamos y denunciamos lo que denunciamos con la canción “Ni un paso atrás”, que es la violencia de género, las violaciones y los femicidios, hoy no dudamos al decir que la murga es paritaria, tiene un compromiso con la realidad, y necesita igualdad de género”.

¿CÓMO SURGE EL ESPECTÁCULO “ILEGAL” Y EL HECHO DE PRESENTARLO DE MANERA ALTERNATIVA?

“El espectáculo Ilegal surge a partir de que se nos imposibilitó el hecho de salir en carnaval. Hubo una decisión unilateral de parte de un compañero que fue la de no firmar para que la murga no saliera. Hubo un montón de motivos por los cuales ese compañero tomó esa decisión, y no solo fue el hecho de que se hayan incluido mujeres en la murga. Pero desde el colectivo entendemos que la decisión fue impulsada a partir de que había mujeres. Él argumentaba que no se necesitaban tantas mujeres en la murga. De todas formas que haya dado ese argumento nos pareció totalmente violento y machista. Porque así sea la última razón de la que te colgás para tomar esa decisión, nos parece igual de marginal. Si el compañero hubiese tenido motivos para no sacar la murga, pero el coro hubiese estado compuesto en su mayoría por hombres, estoy seguro de que no tomaba la decisión que tomó. Sentimos que no nos dejaron salir en carnaval, y por eso el espectáculo se llama Ilegal. Ahí arrancó el camino de encontrar un carnaval alternativo que nos representara, y en el que pudiéramos salir a mostrar lo que nosotros decimos, presentando nuestro discurso, y llegando a los lugares a los que más queríamos llegar como el interior del país, los barrios y los sitios más carenciados. Queríamos hacerlo porque consideramos que el discurso de la igualdad de género aún está relegado en muchos sitios. De repente nos encontramos con un carnaval precioso, que encima fue rentable económicamente, y dispusimos de un montón de espacios para presentar nuestro proyecto. Se abrieron un montón de puertas por la visibilidad de la murga, y eso nos permitió hacer esta movida. De verdad agradecemos a toda la gente que nos convocó y confió en nuestro trabajo, tanto en Argentina como en nuestro país. Además de la instancia de actuar arriba de un escenario, nos ha tocado brindar talleres en distintas localidades, y dialogar. Fue un crecimiento importante para el grupo, para el carnaval, y para nuestro convencimiento de que otro carnaval es posible, con mayor apertura. Nuestro sentir principal es que la gente se desarrolle artísticamente también y pueda utilizar todos los espacios. Si bien este camino alternativo tiene un montón de contras porque salir en carnaval te da mucha más visibilidad, y hay gente que le da mucha importancia a eso, consideramos que está bueno poder llegar a todos los públicos posibles con nuestro discurso. Además creemos que la institución que regula a este carnaval oficial toma decisiones que la murga no comparte, y que con la visibilidad que tiene la murga podemos disfrutar del carnaval sin tener que estar sometidos a determinadas decisiones. Estamos felices de estar transitando este camino”.

¿CÓMO TRANSCURRIÓ EL PROCESO CREATIVO DE “ILEGAL?

“El proceso creativo fue más corto. Nosotros empezamos a preparar la prueba de admisión en setiembre, y ahí ya teníamos muy poco tiempo de trabajo. Cuando se confirmó la decisión de que la murga no iba a salir en carnaval, paramos de ensayar. Cuando tomamos la decisión de que íbamos a disfrutar del carnaval de una manera alternativa ya estábamos en noviembre, y recuerdo que arrancamos a laburar con firmeza faltando 10 días para que empezara la prueba de admisión. Entonces armamos el espectáculo en apenas 2 meses y medio, pero tuvimos la posibilidad de recurrir al cofre de la murga, y presentar otros cuplés que la murga ya tenía escritos de otros años y nunca había hecho, que además se adecuaban perfectamente a la línea creativa que tiene Ilegal. La gente tuvo la oportunidad de escuchar y ver otros cuplés inéditos como  “El Timbero” y “Murga La”. Si bien la musicalidad del espectáculo anterior había estado regida por mi hermano (Felipe Castro) y yo, y el laburo arreglístico había sido únicamente mío, para este espectáculo decidí compartir ese trabajo de arreglos, porque sentimos que el trabajo colectivo siempre va a ser mejor y más fructífero. Entonces este año me ayudaron Pablo Aguirre y Lucas Bueno. Cabe mencionar que Jhoanna Duarte y Papina De Palma tanto en el espectáculo Misa Murguera como en este aportaron su cuota creativa. En aquel espectáculo ambas compusieron la canción Ni un paso atrás, y para este espectáculo Papina escribió la introducción y Jhoanna compuso la melodía de una canción que canta sola”.

EL FORMATO DEL ESPECTÁCULO

“El espectáculo dura una hora y media, y desde ese lugar está concebido para ser presentado en teatros, pero nosotros teníamos una adaptación más breve que era lo que presentábamos en los tablados. Durante esa hora y media no solo proponemos nuestro espectáculo Ilegal, si no que hacemos otras cosas para que la gente se encuentre con el momento clásico en el que escucha las canciones típicas de la murga, canta, aplaude y baila. Poder mezclar esos dos formatos nos dio una ventaja muy grande, porque se trata de un espectáculo amplio que después de que la gente lo ve, se va re contenta”.

¿QUÉ REPERCUSIONES HAN TENIDO LOS CAMBIOS QUE HA ATRAVESADO LA MURGA?
“Tuvieron distintas repercusiones como todo lo que ha hecho la murga. Desde las ampliamente positivas, hasta las neutrales y las netamente negativas. Primero que nada sentimos que la murga tiene un montón para crecer en lo artístico y en lo humano. Pero también carnaval tiene esa competitividad y esos juicios que incluso toman otros espacios como por ejemplo el Encuentro de Murga Joven. Entonces nos encontramos con que la gente compara el coro paritario con el coro mixto, y con el coro masculino, y hay algunas opiniones a favor y otras en contra. Hay otro público que es el que más nos gusta, al que no le importan esas cosas y disfruta con la propuesta de la murga. También estamos dispuestos a aceptar cualquier tipo de valoraciones tanto buenas como malas, porque estamos convencidas y convencidos de que este es el camino que más nos representa. Todos nos sentimos representados políticamente, y también artísticamente porque estamos recontra contentos por todo el trabajo que hicimos. Las repercusiones siempre van a ser diversas. Es una cuestión de gustos y de apertura artística. Hay gente que sabe separar la sonoridad de un coro paritario con la de un coro masculino, y otra que no. Pero no se trata de señalar a nadie. Nosotros brindamos nuestro corazón y si la gente lo toma está mortal, y en caso contrario le agradecemos por escucharnos”.

¿HAY ALGUNA ANÉCDOTA QUE LES HAYA QUEDADO DE LAS PRESENTACIONES DE “ILEGAL”?

“Actuando en Paso de los Toros nos pasó que el audio estaba divino, pero había tanto rever que no se entendía lo que decía la murga. Estaba lleno de gente y en un momento estábamos haciendo una parte del espectáculo que se llama “El cuplé en tiempo real”, que es un cuplé en el que hacemos partícipe a la gente para que haga una transmisión en vivo en sus redes sociales y a su vez vea qué es lo que está haciendo la murga. En ese momento la murga empieza a contar todo lo que está pasando en el escenario y con la gente en tiempo real. En un momento hacemos parar a la gente. Estaba todo el mundo con su reposera y veíamos desde el escenario que la gente no se paraba. En todos los lugares donde hacíamos el cuplé, mataba, porque es recontra interactivo. Pero acá la gente se quedaba quieta. Ahí fue cuando los compañeros que bajaron del escenario para mover a la gente nos dijeron que no se entendía nada de lo que la murga estaba diciendo (risas). Nosotros remamos el cuplé desde arriba, y Papina (De Palma), el gaucho (Joaquín Mollica) y Majo (María José Hernández) trataban de hacer que la gente se moviera un poco cuando nadie estaba entendiendo nada. Además el público se sorprendía porque estaba viendo una propuesta totalmente descontracturada para lo que es el carnaval al que está acostumbrado, con propuestas más clásicas. Sobre todo me refiero al público de los departamentos más nórdicos como Tacuarembó, Salto, Artigas, Rivera y Paysandú, que tienen una cultura murguera re salada pero clásica. Nos dábamos cuenta de que había gente a la que le costaba aceptar esa propuesta. Igualmente nos bajamos de cada escenario con tremenda sonrisa, y hemos realizado más de 70 actuaciones presentando este espectáculo hasta ahora”.

“ESTE ES EL CAMINO A SEGUIR”

"Para nuestra sorpresa nos pasó que los lugares en los que el público no fue tan efusivo, fueron los tablados montevideanos que hicimos antes de que empezara el Concurso Oficial, y también distintos festivales de conjuntos que participaron en Carnaval. En los barrios sí encontrabas esa efusividad, y las vecinas y los vecinos te agradecían por habértela jugado. Hubo muchas vecinas que vieron lo paritario del coro de la murga y nos confesaron que estaban deseando ver a una murga de nuestras características, porque es algo que da esperanza a las mujeres que sueñan con salir en una murga. Hay otras mujeres que están tan acostumbradas a lo tradicional y son tan pasionales en ese sentido, que prefieren escuchar un coro masculino. Pero no hay que culpar a esas personas. Las mujeres que se han sentido representadas nos confirman que este es el camino a seguir”.

¿CÓMO SERÍA TU CARNAVAL IDEAL?

“Mi carnaval ideal sería uno abierto para todo el mundo, en el que cualquiera se pueda subir al escenario. Que si vos querés podés competir y concursar, porque hay gente a la que le gusta eso y siente que ese camino le da satisfacción. Hay un montón de gente que cree que no es por ahí, pero a su vez no dispone de espacios para poder utilizar y expresarse artísticamente. Ese carnaval ideal tiene que tener llegada con talleres de música y de murga. Sería un carnaval que educa y que genera ciudadanía. Un carnaval en el que no importa el lugar en el que estás, ya que todos tienen las mismas oportunidades, y cualquiera pude subir al escenario con su conjunto. Sería un espacio en el que podés crear y crecer sin limitaciones”.

¿QUÉ HAY EN EL HORIZONTE DE LA FALTA?

“En el horizonte de La Falta está seguir haciendo el espectáculo Ilegal unos meses más. Luego me voy a ir a Europa con Papina y cuando volvamos voy a dedicarme a empezar a trabajar en el nuevo espectáculo que vamos a presentar también alternativamente, porque elegimos continuar por este camino. Lo bueno es que vamos a poder trabajar con mucho más tiempo, y a disponer de más recursos. Ya hay ideas y cosas escritas, creemos que vamos a seguir creciendo artísticamente”.

SI TE MENCIONO A FALTA Y RESTO, ¿QUÉ ES LO PRIMERO QUE VIENE A TU MENTE?

“Revolución y responsabilidad con las causas que defendemos y las cosas que decimos. Para poder seguir por este camino lo más importante es que abajo del escenario actuemos de una manera acorde a las cosas que decimos arriba. Hay lugares en los que ya no podemos caer más. Hay machismos que ya no podemos repetir, lugares que no debemos ocupar, y sobre todo actitudes que no debemos tener. Los hombres no queremos protagonizar el feminismo, y por lo menos en la murga nos manejamos así. Por más que hay una concordancia ideológica en los integrantes de la murga, creemos que este es un momento en el que las compañeras se están agrupando y necesitan estar entre ellas para poder respaldarse y luchar para que dejen de matar y violar a las mujeres. Creemos que ellas cargan con muchísimo tiempo de la historia humana que les dio motivos para estar enojadas, y que los hombres gozamos de un montón de privilegios durante mucho tiempo que está bueno que los empecemos a cuestionar. La Falta nos llevó a eso. Nos cuestionamos como seres individuales, y estamos a disposición de las compañeras, porque sabemos que nuestro lugar es el de dar una mano y acompañar, pero también el de mantenernos al margen en momentos en los que tenemos que hacerlo. Por ejemplo, cuando brindamos talleres de género, las que hablan son las compañeras. Quienes leen las proclamas feministas dentro del espectáculo siempre son las compañeras. Ellas son las que tienen la bandera feminista en la murga. Hay otras luchas que nos involucran a todas y a todos, y en las que podemos participar sin excepciones, pero en lo que respecta al feminismo, las compañeras son las dueñas de esa causa. Falta y Resto es amor por la gente, luchar por las minorías, salir de tu zona de confort para reclamar cosas que deberían cambiar. Es compromiso con la realidad histórica. Es amor hacia el género y la igualdad de derechos y oportunidades. Es un arma política importantísima, no solamente por estos años sino por lo que ha sido en toda su historia. Se la ha jugado en momentos en los que nadie se la jugaba, y decidió romper estructuras cuando nadie se animaba. Hay conjuntos incluso que a raíz de que la murga rompió con ciertas cosas, se animaron a tomar el mismo camino y les terminó yendo bien, y esos cambios terminaron siendo parte de la fiesta popular. Hubo un montón de cambios que impulsó La Falta que hoy nos competen a todas y a todos los que hacemos carnaval”.



domingo, 21 de abril de 2019

DESDE LA GESTIÓN



ALMACÉN CULTURAL MACANUDOS



Tablado: Almacén Cultural Macanudos



En un mundo en el que solemos atender únicamente nuestros zapatos, el trabajo colectivo por y para la comunidad no es muy común. Aunar fuerzas, invertir tiempo, y tener un objetivo claro y definido son los condimentos que necesita todo proyecto grupal para prosperar, y el carnaval no escapa a esta realidad. Es por ello que en cada barrio, existen personas que desinteresadamente y con mucha voluntad gestionan los distintos escenarios populares que funcionan durante la fiesta de momo. El tablado del Almacén Cultural Macanudos, ubicado en el barrio Abayubá, a metros de la ciudad de La Paz, pero aún en Montevideo, es uno de los tablados más nuevos que integran la Red de Escenarios Populares, habiendo vivido su primera experiencia carnavalera durante todo el mes en este 2019. Este tablado tiene la característica de albergar el primer escenario ecológico del país, cuyos cimientos están realizados con neumáticos rellenos de balasto compactado.  Martín Cianni es uno de los integrantes del colectivo de entre 15 y 20 personas que gestiona no solamente el tablado, sino que también un espacio cultural que promueve la producción de eventos y actividades durante todo el año y se proyecta seguir creciendo. Para conocer profundamente la historia de este grupo y el trabajo que viene realizando, surgieron distintas preguntas.

¿CÓMO SURGE EL ALMACÉN CULTURAL MACANUDOS?

“Surge a partir de una inquietud de murga “La Macana” que en mayo de 2012 comenzó a ensayar en el local y a trabajar en él. El predio en donde se encuentra el local era un basural, y de a poco se fue recuperando. En 2015 se comenzó a formalizar el deseo de dar vida a un espacio cultural allí. En ese momento había un contexto que apoyaba la descentralización de las actividades culturales, por lo que funcionaban centros culturales como Takatés en Las Piedras, la Estación Rodó, etc. Entonces empezamos a ver nuestras posibilidades, pusimos el imaginario a andar y de a poquito se fue dando lo de gestionar un centro cultural y construir un escenario popular en el predio”.

LA HISTORIA DEL ESCENARIO POPULAR

“En lo que refiere estrictamente al tablado, nosotros cumplimos con un plan piloto de 2 años para poder ser confirmados oficialmente como un escenario popular más de los que funcionan durante todo febrero. Varias de las personas que integramos el colectivo del Almacén Cultural Macanudos, éramos componentes de murga “La Macana”, y como murga siempre tuvimos ese deseo de contar con un espacio para el desarrollo de actividades culturales en nuestro lugar de ensayo. El primer año del plan piloto lo desarrollamos de manera conjunta con el Club Oriental de Fútbol de la ciudad de La Paz. Ese primer tablado tuvo lugar en la cancha misma del club, pero luego el Oriental se bajó y no quiso continuar gestionando un escenario carnavalero. Ahí la posta quedó del lado nuestro, y en el último año del plan piloto, el tablado transcurrió en el predio del Almacén Cultural Macanudos. Paralelamente, como en ese Carnaval tuvimos que utilizar un escenario prestado, empezamos a construir un escenario en ese lugar, el cual terminamos inaugurando en diciembre de 2018”.

“UNA OBRA SIN PLATA”

“La metodología de armado del escenario se definió más que nada por cuestiones presupuestales. Tuvimos que utilizar el ingenio para desarrollar una obra sin plata. Nos basamos en la experiencia de construcción vivida en la escuela autosustentable de Jaureguiberry, y con la ayuda de Juan Olivera, que trabajó en ese proyecto y nos pasó la técnica de construcción, comenzamos a realizar los cimientos del escenario con gomas rellenas de balasto compactado.  Además implementamos ideas que habíamos obtenido de un colectivo español que se llama Basurama Asociación. Ellos construyen lugares donde se desarrollan espectáculos artísticos valiéndose de la basura, y dándole un nuevo uso y valor. A partir de ese conocimiento que teníamos y sobre todo la voluntad del grupo de querer hacer un escenario, fue que resolvimos hacerlo con gomas. Gracias al apoyo de Esquinas de la Cultura y del Municipio G, pudimos realizar la obra sin problemas. El municipio G fue el que puso la maquinaria, y la gente de Esquinas donó los materiales para hacer el hormigón, y solventó el audio y las luces en los eventos que organizamos mientras la obra estaba en proceso, con la finalidad de que la gente del barrio tuviera mayor arraigo y conexión con lo que se estaba haciendo. También el Centro de Comerciantes de Neumáticos nos donó las gomas que necesitamos. En un año y medio pudimos terminar con la obra”.

¿CÓMO VIVIERON LA EXPERIENCIA DEL FUNCIONAMIENTO DEL TABLADO DURANTE TODO EL CARNAVAL 2019?

“Fue una experiencia cansadora porque no estábamos acostumbrados. Pero también fue recontra gratificante porque la gente está contentísima de tener un tablado cerca de su casa. Nos han hecho muchísimos comentarios positivos. Nosotros siempre tratamos de tener la mejor comunicación con el público. Tratamos de ser siempre transparentes con la gente y eso es lo que hace que el fuego se mantenga encendido también. La gente te felicita y te da las gracias por lo que le brindás, y esa termina siendo la paga para tanto cansancio y horas invertidas”.

UN SALÓN MULTIUSO

“En 2018 ganamos el Presupuesto Participativo. Hasta ahora pese a los avances estábamos un poco limitados en cuanto a la infraestructura, porque el escenario se encuentra al aire libre, y siempre hemos tenido que esperar a que lleguen la primavera y el verano como para poder organizar actividades. Hemos realizado actividades en invierno, pero el clima siempre termina siendo una limitante. El principal deseo que hizo que nos presentáramos al Presupuesto Participativo era darle continuidad a todas las actividades durante el año sin impedimentos de ningún tipo. Nuestra propuesta fue la construcción de un salón multiuso, mucho más amplio del que ya existe en el predio, y contar con él para que los eventos culturales transcurran en Macanudos siempre. En el correr de estos meses nos vamos a juntar para pensar en el diseño de construcción que queremos que tenga el salón, porque el diseño que presentamos para el Presupuesto Participativo tiene 3 años, entonces no solo es un diseño viejo, si no que nuestra experiencia en el predio ha mejorado mucho con el tiempo y lo conocemos mucho más como para construir un salón allí”.

¿CÓMO ESTÁ COMPUESTO EL COLECTIVO DEL ALMACÉN CULTURAL, Y CÓMO FUNCIONA?

“El grupo es bastante fluctuante, y cuenta con una franja etaria media amplia que va desde los 14 años hasta los 40 y pico. Es bastante diverso en cuestiones de género también, ya que trabajamos tanto hombres como mujeres. De los grupos que gestionan escenarios populares, debemos ser de los pocos que realizan reuniones semanales para evaluar su funcionamiento. La mayoría de los integrantes del colectivo del Almacén Cutural Macanudos aprendió a trabajar en grupo con esta experiencia. Al ser un grupo tan diverso aprendés mucho a relacionarte con las personas también.  Hemos aprendido a organizarnos mejor con la experiencia que hemos desarrollado. Antes nos costaba pila organizar un evento con todo lo que implica, y hoy hay un montón de tareas que están distribuidas y llevar a cabo un evento se hace mucho más sencillo. Casi sin darnos cuenta, entre laburos y reuniones el grupo fue creciendo en todos los sentidos”.

¿CÓMO TE IMAGINÁS AL ALMACÉN CULTURAL MACANUDOS DENTRO DE 10 AÑOS?

“Me imagino estando lejos de Macanudos. Porque los proyectos de estas características que funcionan mejor son los que no dependen de ciertas personas. Para mí estaría demás que yo no esté más en algún momento en Macanudos, y que todo siga funcionando. Igual quiero aclarar que hoy no tengo ni la menor intención de alejarme de Macanudos (risas). Me encantaría que Macanudos fuera un proyecto cada vez más participativo, con gente sumándose a ser parte, y que la gente que hoy lo frecuenta mañana de repente sea la que lo gestione”.

jueves, 18 de abril de 2019


PÁGINAS DE MOMO


MAXIMILIANO PORCIÚNCULA


Foto: Carla Peña



Como todo uruguayo, de chiquito soñaba con ser futbolista. La pelota le tiraba más que el canto, pero andando el camino, la vida lo llevó a desarrollar su faceta artística. Esa timidez que en algún momento sintió, desapareció, y de pronto se encontró debutando en Carnaval a los 14 años con una murga histórica como Araca la Cana. Cuando revive cada momento reflexiona sobre la importancia que tienen las decisiones que uno debe tomar sobre la marcha. Hoy con 30 años, y con 18 vinculado al arte, se siente agradecido por cada persona que fue ayudándolo a tejer ese puente que hoy transita, con la felicidad de poder decir que trabaja como artista. Con la sencillez y humildad que lo caracterizan, Maximiliano Porciúncula se adentró en el viaje de recorrer su trayectoria, la cual tiene a nuestra máxima fiesta popular como su protagonista indiscutible.

¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS VINCULADOS CON EL CARNAVAL?

“Mi hermano mayor, Pablo (Porciúncula), me lleva 7 años. De adolescente él siempre fue muy inquieto y tenía muchas ganas de descubrir y de hacer. Tuve la suerte de tener un hermano mayor que tenía todas esas necesidades. La música me llegó por él, y recibí todo ese conocimiento que el hermano mayor te transmite. Me acuerdo que siempre iba a escuchar a los coros de murga que armaba mi hermano, con adolescentes que jamás habían cantado en su vida, y no tenían mucho conocimiento del género. Ese fue el primer acercamiento con una murga. Nosotros vivíamos a 10 cuadras de Avenida Garzón, cerca de Colón, y en 1999 cerca de casa estuvo la carpa de la Intendencia. Ahí una noche fueron a cantar los Diablos Verdes. Fue la primera vez que vi una murga en escena con todo lo que implica (vestuario, maquillaje, puesta en escena, batería). Descubrí el fuego que tiene una murga en vivo, y aparte se trataba de un murgón. Fue algo que me avasalló. Comparable con la primera vez que fui al estadio o la primera vez que vi el mar. Fue algo gigante, y los sentidos no te alcanzan para asimilarlo. Luego ya tuve la suerte de entrar a murga La Zafada, y con ella al Carnaval de las Promesas, conociendo más al Carnaval como el evento artístico y cultural que es, pero la imagen de esos Diablos Verdes no se me olvida más”.

¿Y AHÍ YA TE PICÓ EL BICHITO DE SER MURGUISTA?

“No. Siempre fui como hincha o espectador de todo lo que hacía mi hermano. Siempre lo acompañaba y me terminaba sabiendo las letras de las canciones en cada uno de sus proyectos. Pero aportaba desde el, lugar de disfrutar lo que estaba viendo solamente. No fui el niño que descubrió que quería ser murguista apenas escuchó cantar a una murga. De chico cantaba pero solo melodías que se me pegaban y sentía que las podía cantar. Ahí era cuando Pablo me decía “¡Bo, cantás afinado!”. Pero no hacía énfasis ni ponía la lupa en el canto. Tenía una terrible obsesión con el fútbol como todos los uruguayos (risas). De hecho todos mis recuerdos de la infancia son vinculados al fútbol. Entonces me acuerdo que Pablo se había enterado que la murga tenía un coro polifónico que cantaba una misma melodía arreglada con diferentes voces. Cuando empezó a investigar eso necesitó una rata de laboratorio y me pedía que cantara melodías para que él cantara el arreglo y armonizáramos. Me pedía que cantara cosas, y yo estaba desesperado por salir a jugar a la pelota. Pero era tanto lo que me insistía que cantábamos juntos un rato. Como sentía que lo podía hacer, le empecé a tomar el gustito a cantar con mi hermano, y sobre todo a cantar murga que es algo muy particular, porque se hace en grupo y sentís una energía divina. No estás solo nunca. Empezar a cantar de esa manera creo que fue lo que me ayudó a no alejarme de la música. Me aportó confianza y herramientas. Me acuerdo que al principio para mí era muy común irme con la melodía que cantaba Pablo, y no terminaba cantando la melodía que me tocaba. Ese entrenamiento tanto de a 2 como de a 20 cuando cantás en un coro, fue lo que más me atrapó de la murga”.

“ESA MURGA ERA LO MÁXIMO”

“Me acuerdo que empecé a ir a los ensayos de La Roba Montón que era la murga que se había armado en mi barrio. Tenía como 11 años, Me había aprendido las letras y la melodía, y me sumé a cantar con ellos sin que nadie me invitara. Entonces Pablo me dijo que desde el barrio vecino, cerca del Complejo América, salía una murga de niños que era La Zafada. Para mí esa murga era lo máximo, porque me tocó verlos en una fiesta de un club de Baby Fútbol y me vi reflejado al ver a esos niños cantando murga. Verlos a ellos cantando fue lo que terminó de despertar esa curiosidad. Cuando hablamos con Edén Iturrioz, que hasta el día de hoy sigue trabajando en la murga, nos dijo que había una fila enorme de gurises que querían sumarse. Eso me mató, porque pensaba que no iba a entrar nunca más al no ser del barrio. Pablo se encargó de insistirle a Edén hasta que accedió. Mi hermano me llevó al primer ensayo en bicicleta, y llegando a la puerta del ensayo vi que había niños muy chicos. Yo tenía 12 años en ese momento. Estaba viviendo esa etapa en la que dejaba de ser un niño, entonces me incomodaba un poco. Llegando a la puerta le dije a Pablo “Vámonos”, y me respondió “¡No! ¿Qué te vas a dar vuelta?” (risas). Me acuerdo que hacía un frío enorme y canté con la bufanda puesta. Solo se me veían los ojos. Ahí fue cando Edén, que es dios momo para nosotros, un maestro de la murga y de la vida, aparte de ser un amigo y un hermano, con toda su paz cantaba la melodía conmigo, y enseguida me hizo cantar un solo. En ese momento me quería morir. Fue como patear un penal en el debut. Siento que ese ensayo y romper con esos candados y prejuicios de cantar frente a niños y adultos fue el inicio de todo. Fue un punto de inflexión importante”.

¿CÓMO VIVISTE LA EXPERIENCIA DE HABER SALIDO EN LA ZAFADA?

“En la murga había mucha libertad, y nos podíamos equivocar tranquilos. Todo fluía y no estaba el prejuicio del error. La musicalidad que elige Edén siempre ha sido muy hermosa, porque te lleva a un coloque que lo disfrutás. Luego el profesionalismo a medida que vas creciendo te lleva a querer equivocarte menos, pero hay tablados puntuales en los que esa magia vuelve. Porque por un lado está lo técnico de la murga, pero por el otro lado cantar en murga tiene esa cosa ancestral que no sabés cómo pero el coro se está cantando todo, y de repente alguien canta un arreglo que nunca se había ensayado y queda bien. La Zafada tenía y sigue teniendo eso. Es festejo”.

“UN AÑO MUY INTENSO”

“Ese año salí en 3 murgas. La Zafada en Carnaval de las Promesas, La Vieja en Murga Joven y La Esquinera en Carnaval del interior. Se habían abierto muchas puertas y tenía la energía como para hacer todo eso. Tendría 14 o 15 años. Siempre estuve acompañado por mi hermano en todos los proyectos y los compartíamos. Fue un momento en el que conocí a mucha gente. Los grupos de esas murgas eran muy unidos y en general siempre he tenido la suerte de compartir experiencias lindas con todos los grupos que he integrado. De todas formas no volvería  a salir en 3 murgas (risas). A partir de ese primer ensayo que me tocó vivir con La Zafada arrancó toda una explosión de murga en mi mente. Fue un año muy intenso”.

¿CÓMO SE DIO TU DEBUT EN CARNAVAL CON ARACA LA CANA?

“Al año siguiente Pablo me invitó a salir en Araca la Cana. Catusa (José María Silva) me había escuchado cantar un par de veces y tenía ganas de incorporar a un adolescente. En ese momento tenía 14 años. Damián Lescano debutó ese mismo año con 16. Éramos como dos niños que siempre andaban revolucionando el ensayo. A los dos nos tocó vivir nuestro primer Carnaval en Araca la Cana como dos niños. Porque está el murguista de la década de los 80 que debutaba con esa edad en Carnaval y de repente ya llevaba una vida de adulto, trabajaba, se tomaba un whisky, etc. Pero yo me acuerdo que me llevaba un licuado de banana al ensayo, o de repente nos cambiábamos los championes con Damián porque nos gustaban más los del otro (risas). En los ensayos nos pedían silencio cada 5 minutos, hasta que Catusa no aguantó más y mandó a citar a nuestros padres por nuestra indisciplina en el ensayo. Así debuté en Carnaval, entre licuados de banana y jugando de manos con Damián Lescano (risas). De todas formas me di cuenta en ese año que hay aspectos del Carnaval que no son adecuados para los niños y los adolescentes. Ahora está más regulado lo de los menores que salen en Carnaval. Pero te das cuenta de un montón de cosas que están ligadas al hecho de trabajar en la noche. De repente no son tan positivas pero también te dejan un aprendizaje. Incluso después de dos años intensos saliendo en varios lados, dejé de salir en murga por un tiempo. Fue algo tan intenso que necesité no salir”.

Y LUEGO INCURSIONASTE EN EL PARODISMO…

“Pablo trabajaba como arreglador en parodistas Urbanos que salían en el Carnaval de las Promesas. Yo con todos mis prejuicios hacia el parodismo le dije que jamás iba a ir. Cuando llegué al ensayo me di cuenta que había una energía maravillosa y el grupo era muy especial. Terminé saliendo 3 años en Urbanos. Haber salido ahí me aportó mucho en el hecho de seguir rompiendo con prejuicios. Aprendí a cantar de otra manera e interpretar otras cosas. Me acuerdo que el encargado de la puesta en escena era Freddy González. Cuando se me presentó me preguntó “Vos, ¿qué vas a hacer?”. Le dije “Yo voy a cantar, que es lo que más o menos sé hacer”. Ahí largó una carcajada gigante y me dijo “¿Estás loco? ¡Esta parte la decís vos!”. Arrancaba el show con Damián Luzardo y yo haciendo un diálogo. Fue algo que me dio mucha vergüenza en ese momento, y gracias a Freddy tuve la chance de vivir esa experiencia de actuar. Pero sobre todo aprendí a cantar cosas que no fueran murga. Las canciones iban más por el lado de las baladas, y en el conjunto tuve mis primeras clases de canto. Tuve una formación diferente que me abrió un camino hasta hoy. Hay cosas que aprendí de esa época que aun las sigo implementando. Cantar de otra manera fue todo un desafío. Aprendí mucho de Damián Luzardo también, que era y es terrible cantante, así como de otro montón de compañeros, y Luís Quintana que era el profe de canto”.

Y DE REPENTE CON 17 AÑOS YA ESTABAS CANTANDO EN CONTRAFARSA…

“Luego de esos 3 años en Urbanos, al año siguiente, un día vuelvo del liceo rumbo a casa y veo que en la vereda estaba la moto de Luís Ortíz con un bombo atrás. Cuando llegué pensé “¡Me muero si me vinieron a buscar para salir en Contrafarsa!”. Veo a través del ventanal de la casa que Edén Iturrioz y Luís Ortíz estaban hablando con mi vieja porque me venían a hacer esa invitación. Al revivirlo me doy cuenta de que fue un momento que me marcó. Edén y Luís suponían que ya iba a aceptar, y estaban resolviendo algunos detalles con mi madre. A ella lo que quería era que yo estuviera en un lugar en el que me cuidaran, y ellos se estaban encargando de mentirle y disfrazar la cosa un poco (risas). Salir en Contrafarsa fue  retomar el hecho de salir en murga después de ese tiempo de descanso que me había tomado. Me acuerdo que ahí empecé a tomarme más en serio el hecho de salir en una murga, y entendía que podía llegar a transformarse en un trabajo. Además en esa etapa compartí con Alejandro Balbis que en ese momento me dio un envión muy importante. Justo hace poco compartimos escenario en el Sodre, dentro del toque del MPU, y recordamos esos momentos. Me acuerdo que un día después de un ensayo le mostré una canción a Alejandro, y medio que la empezamos a componer juntos. Él me dijo “¿Y vos qué pensás hacer con esto?”. Él veía un potencial en mí y yo aún no tenía la confianza para creerme que podía vivir de la música. Yo le dije que pensaba buscar alguna herramienta laboral que más o menos me gustara y trabajar de eso. Pero él insistía en que me dedicara a cantar y a componer. Cuando me lo dijo me convencí. Pensé que si ese tipo al que admiro tanto y que tiene tanto talento como para conseguir vivir de la música, me está diciendo esto, ¿por qué no intentarlo?. A partir de ahí tuve una actitud más positiva con respecto a poder vivir de la música en algún momento. Esa conversación me hizo cambiar el pensamiento. Para el Carnaval 2007 retorné a Araca la Cana. Fue un año precioso e incluso tuvimos la chance de girar por España. La verdad que siempre voy a estar agradecido con Araca porque me dio la posibilidad de debutar en Carnaval y siempre me sentí muy querido allí”.

“VOS TENÉS QUE SALIR EN AGARRATE CATALINA”

“Balbis también fue el que me recomendó para que saliera en Agarrate Catalina. Él me decía “Vos tenés que salir en La Catalina, es un grupo que te va a enseñar mucho”. Un día se cruzó con Yamandú y Tabaré y les propuso que los dos saliéramos ahí. Les dijo “Tengo dos integrantes para su murga: Maxi Porciúncula y Alejandro Balbis”. “¡Bueno! ¿Dónde firmo?” dijo Yamandú. Un día me crucé a Yamandú por el centro y me contó lo que le había dicho Balbis. A mí me encantaba la idea de participar en la murga. Veía que era un grupo que estaba consiguiendo cosas diferentes. Esa vez que nos cruzamos le di a entender que me encantaba la idea y que quería ser parte. Hasta que un día en el que salimos a cantar en los ómnibus con mi hermano Pablo viajando hasta La Paz, que era algo que siempre habíamos querido hacer pero no nos animábamos. Durante ese viaje Yamandú me llamó para invitarme a participar en la murga. La primera experiencia que viví con la murga fueron unas actuaciones en Córdoba, Argentina. Llegar ahí implicó asumir un montón de responsabilidades, ya que trabajamos mucho con la murga y había que cumplir con ciertas reglas. Entrar en La Catalina fue como entrar a un túnel del tiempo. En estos 12 años que hace que integro la murga hemos vivido muchísimas cosas. Al principio la familia preguntaba en qué andaba, y luego se fue acostumbrando a que siempre estaba actuando en algún lugar con la murga. Me perdí muchos días de la madre, cumpleaños, etc. Me sentí parte de la murga desde el primer momento, cuando me sumé para preparar el Carnaval 2008. Creo que en algún momento vamos a tomar una real dimensión de todo lo que nos ha pasado. Al punto de que hoy disfruto de trabajar en mi casa. Porque salimos tanto, y trillamos tanto el camino que pila de veces extrañaba estar en mi casa, y llevar adelante otros proyectos y necesidades.  Igual no me arrepiento ni loco. A esos 10 años en los que estuve girando con La Catalina no los cambio por nada. La Catalina se mantiene con una intensidad de trabajo increíble”.

SU PROPIO PROYECTO ARTÍSTICO

“En un momento me dieron ganas de cantar con mi hermano. Los desafíos siempre nos llamaron la atención. Empezamos a construir nuestras canciones y a trabajar como cantautores. Eso era algo que simpre estaba en la vuelta y lo compartíamos  con la familia y los amigos más cercanos, pero no se terminaba de transformar en un trabajo nuestro. Después de la experiencia que vivimos con La Catalina, decidimos bajarnos del elenco estable de la murga para empezar a meterle energía a nuestra carrera. Ese fue otro punto de inflexión importante en mi carrera artística. Hay días que me han marcado mucho, y ese fue uno. Esa fue la última gran decisión artística que tomé. El disco que hemos lanzado con la banda Senda 7 ha sido el fruto que empezó a cosecharse desde ese día. Trabajar en La Catalina es hermoso e ideal, pero teníamos ganas de salir de esa comodidad y mostrar nuestras canciones. La banda que hemos formado con Bruno, Mati y Germán, y toda la gente que da una mano y también forma parte, ha sido un reinicio en lo artístico”.

EN LOS AÑOS EN LOS QUE AGARRATE CATALINA NO SALIÓ EN CARNAVAL, ¿EXTRAÑASTE SUBIRTE AL ESCENARIO EN FEBRERO?

“Ir al tablado y escuchar una batería de murga ya te despierta las ganas de subir al escenario. Si bien no lo sufrí tanto porque La Catalina siempre siguió trabajando, febrero tiene una mística única. La temperatura que hace en el mes, sentir el olor a chorizo, y que el público esté expectante, son algunos de los condimentos necesarios para que el gen del murguista esté ahí, a flor de piel. También durante los carnavales que no salí disfruté de los espectáculos como cuando era chico. Esos carnavales me devolvieron la alegría y la maravilla de ser espectador”.

¿CÓMO VIVISTE ESTE CARNAVAL 2019?

“Este año Carnaval fue como un embudo para mí. Arranqué sintiéndome el menos carnavalero, y terminé siendo el más carnavalero con todo lo que eso implica. Arranqué haciendo otras actividades, y a mitad de Carnaval ya no podía hacer otra cosa que estar enfocado en la murga. Salir en carnaval requiere tanta energía y concentración que es algo que te avasalla. Con la murga en este último carnaval hicimos más de 120 tablados, entonces tratabas de aprovechar el tiempo libre que te quedaba con la familia o haciendo otras cosas. Hoy por hoy estoy entrando en esa de que cumplí 30 años. Hay etapas que uno va quemando, y de esa forma va viendo la vida de diferente manera. El carnaval no fue una excepción. Cuando era más chico al salir en Carnaval mi atención estaba en otro lado, y había cosas que no las valoraba. Una vez que volví a salir en Carnaval con la murga luego de 7 años me di cuenta de que me encontré disfrutando de momentos que de repente antes deseaba que pasaran rápido. Viví la experiencia totalmente de otra manera, y este ha sido el carnaval que más disfruté por lejos”.

SI TU CARRERA ARTÍSTICA FUERA UNA FOTO, ¿QUIÉNES ESTARÍAN EN ELLA?

“Seguro estaría mi familia por el apoyo. Por más que el arte se vea como algo inestable, mi familia hace que confíe en lo que hago y me dedique de lleno a eso. Siempre me cuidaron y me apoyaron. También estarían todos los conjuntos que me abrieron las puertas, y me dejaron entrar a su casa. Más allá de que ya mencioné a mi familia, quiero resaltar en esa foto a mi hermano Pablo por ser el que me acercó a la música, a Edén Iturrioz, Alejandro Balbis, Yamandú, Martín y Tabaré Cardozo. Todos ellos son maestros de la música y de la vida que compartieron su conocimiento conmigo sin dudar. La carrera artística se construye a raíz de eso. Es como un puente que se va formando con la energía de esas personas que aparecen, de los amigos, de la familia, etc. Si no fuera por esa buena vibra, los artistas no existirían. Vos podés transmitir mucho, pero también dependés de lo que te van a devolver. Seguro esa foto sería un collage de eso. También estaría todo aquel que comparte una publicación y difunde lo que hago. Esa gente hace posible que seas artista, quizás sin darse cuenta. A toda esa gente le estoy eternamente agradecido. Gran parte de mi energía y mi gratitud siempre va para la gente que simplemente te desea lo mejor sin esperar nada a cambio. Cada vez que tomo conciencia de que trabajo como artista solo me sale agradecer, y a ese ejercicio de la gratitud no lo voy a abandonar nunca”.

   
        

sábado, 13 de abril de 2019

PÁGINAS DE MOMO



MAXIMILIANO MÉNDEZ 






Si hay algo que el Carnaval siempre despierta es la pasión. La misma que puede hacer que un niño de 4 años que visita un ensayo de murga, decida en ese momento que quiere ser murguista. La misma que explica que un artista encuentre su lugar en el Carnaval de las Promesas, el Encuentro de Murga Joven y el Concurso Oficial del Carnaval, y casi sin darse cuenta entre en una rosca de la cual es prácticamente imposible salir sin irse “a vivir a Copenhague”. Esa llama continúa encendida en el corazón de Maximiliano “Pulpa” Méndez y todo parece indicar que tiene para rato. Desde el bar De Vida, abajo del viaducto del Paso Molino, lugar emblemático para él y su familia, confiesa que no está acostumbrado a hablar de sí mismo y la idea no le gusta mucho. De todas maneras la hora que prácticamente duró la charla echó por tierra totalmente esas palabras. Hoy integra la cuerda de sobreprimos en la murga Cayó la Cabra, pero para entender cuándo se produjo su enamoramiento con nuestra máxima fiesta popular, hay que remontarse a principios de la década del 90’.



¿CUÁLES SON TUS PRIMEROS RECUERDOS CARNAVALEROS?

“Mis primeros recuerdos carnavaleros tienen que ver con el barrio Paso Molino. En ese barrio ensayaba Araca la Cana. Mi padre fue cantinero de la murga desde que yo nací hasta que tuve 4 o 5 años. Junto con mi madre y mi tía manejaban la cantina en el predio del club Universal. Me acuerdo que íbamos mucho a comer al bar De Vida después de los ensayos. Así que mis primeros recuerdos carnavaleros transcurrieron en ese barrio pese a que soy del Cerro. Me acuerdo de escuchar en los ensayos a Julio Pérez. El primer sonido que recuerdo de una murga es la voz de Julio. Me acuerdo que salían el Memo Cortés, Mónica Santos, el negro Víctor, y dirigía Julio Julián. Pero recuerdo que la voz de Julio siempre sobresalía". 

¿TUVISTE O TENÉS ALGÚN ARTISTA DEL CARNAVAL COMO REFERENTE?

“En un principio mi referente fue Julio Pérez porque me crié escuchándolo. Después fui descubriendo más cantores que se terminaron convirtiendo en ídolos míos, y algunos hoy por hoy son amigos. Eso es espectacular. Te estoy hablando de Villalba, el Chato Ambrosio, el zurdo Bessio, el canario Pereira, etc. Siempre me maravillaron las voces agudas. Justo dio la casualidad de que es el rol que termino ocupando en las murgas. De chico jugaba a ser sobreprimo. Apretar la garganta y cantar pa’ arriba. Cada vez que veía a un sobreprimo cantando un solo me pasaban cosas. Luego entre que se terminó dando y un poco yo lo busqué, he tenido la posibilidad de siempre estar parado ahí en el medio de la murga”.

DESDE CHIQUITO, ¿SABÍAS QUE QUERÍAS SER MURGUISTA?

“Sí, claro. Siempre quise ser murguista. Me acuerdo que tenía mi traje de chico. Araca se vestía de cierta manera, y yo tenía un traje más chiquito. Cuando la murga iba al Teatro de Verano, yo iba con mi traje y maquillado de la misma forma. Yo quería estar ahí arriba parado con ellos. Después se fue dando de a poco lo de salir en Carnaval, tampoco lo busqué con desesperación. Arranqué a salir en el Carnaval de las Promesas, y luego tuve la suerte de caer en Arteatro que fue un lugar que me formó muchísimo cuando salí en Buby’s Bis. Cuando quise acordar ya estaba en Gurrumines, luego en Nazarenos, y de repente caí en Curtidores de Hongos. Se fue dando todo muy de a poco y muy rápido también porque con 19 años ya estaba cantando en Curtidores. Fue muy de golpe, pero muy de a poco si pienso que desde los 2 años siempre quise ser murguista. Fueron 17 años de espera (risas)”.

¿CÓMO FUE HABER PARTICIPADO EN EL CARNAVAL DE LAS PROMESAS?

“Al principio no entendía mucho qué era lo que pasaba porque arranqué en el Carnaval de las Promesas en 1996, con apenas 7 años. Sentía que estaba jugando a ser un artista carnavalero. Después estuve unos años sin salir porque me dediqué al Baby Fútbol, y cuando volví a salir lo hice en Villanos que era un conjunto de parodistas del Cerro. A los 13 o 14 años ya sabía que quería cantar, bailar y actuar, y dedicarme a eso en mi vida. Luego caí en parodistas Buby’s Bis y más que nada en Arteatro en donde aprendí muchísimas cosas. Era muy rico porque pasaba mucha gente talentosa por ahí, y yo trataba de sacarle lo mejor que podía a todos. Los años más lindos que viví fueron esos. Porque al salir en Carnaval mayor empezás a vivir otra presión, y otras responsabilidades. Pero en Carnaval de las Promesas tenías la chance de seguir jugando y divertirte. Hoy por hoy veo las cosas de otra manera, y de repente me caliento más”.

ME HAS HABLADO MUCHO SOBRE CONJUNTOS DE PARODISTAS, ¿TE GUSTA EL PARODISMO?

“Sí. Y me sigue gustando muchísimo. Me parece que es una categoría riquísima en cuanto a todo lo que se puede hacer. Podés cantar, bailar, actuar, etc. Me gusta muchísimo actuar y tanto en Gurrumines como en Nazarenos he tenido la chance de hacer alguna cosita. Disfruté muchísimo esos dos años en los que salí en parodistas ya estando en Carnaval. Ahora me pasa que no suelto la murga ni loco. Me gustaría volver a la categoría, pero no lo podría hacer. No aguantaría los ensayos bailando 3 horas sin parar. Aparte a mí me gusta el parodista completo. El que canta, baila y actúa”.

¿CÓMO LLEGÓ LA OPORTUNIDAD DE SALIR POR PRIMERA VEZ EN CARNAVAL CON PARODISTAS GURRUMINES?

“La oportunidad llega a través de Maxi Orta y de Martín Souza. Ellos formaron parte de Buby’s Bis durante muchos años, y el año que yo entro a los Buby’s Bis ellos deciden sacar a Gurrumines en Carnaval. Con los Buby’s Bis siempre actuábamos bastante durante el año en distintos períodos como las vacaciones de julio, me acuerdo. Siempre teníamos talleres de teatro y de canto, por lo que Arteatro era como nuestra casa. Un día Maxi y Martín fueron a verme actuar junto con Mario Orta que era el director responsable de Gurrumines. Mario es amigo de mi padre desde hace muchos años, pero a mí no me conocía en ese momento.  Al otro día me llamaron para ver si quería salir en el conjunto e inmediatamente dije que sí. Ese fue mi primer Carnaval. Me acuerdo clarito del primer desfile, el primer tablado y el primer Teatro de Verano con los Gurrumines. De primera ya salí con Pendota (Miguel Meneses), Fernando Serra, Nino Ibáñez, Luis Casalás, Fernando Vannet, etc. Después éramos todos gurises que estábamos dando nuestros primeros pasos en Carnaval. Algunos como Maxi, Martín y Marcos Lacaze ya habían salido en Carnaval algunos años. Pero casi todos estábamos arrancando. Hasta hoy el 80 o 90 % de ese grupo sigue saliendo en Carnaval. Algunos salen en La Trasnochada, y otros salen en otros conjuntos. Los Gurrumines fueron como una linda escuelita”.

SU PASAJE POR PARODISTAS NAZARENOS

“Al siguiente año Gurrumines no sale. Muchos quedamos sin conjunto. La gran mayoría se fue para Zíngaros. Muchos de ese grupo estábamos saliendo en La Trasnochada en Murga Joven. Damián Luzardo estaba en la murga y en Carnaval iba a salir en Zíngaros. Él fue el que me contactó con Miguel Villalba, y los que habíamos quedado medio en banda fuimos para un casting en Nazarenos. Uno de los encargados del casting era Carlos Viana a quien ya conocía desde mi etapa en Buby’s Bis, así que pasar esa prueba fue un poco más fácil (risas). A la semana ya estábamos saliendo en el conjunto. Salir con Aldo Martínez, Miguel Villalba, Fabián Villalba, el Colo (Ricardo) Aulet, fue tremendo. El resto de los compañeros éramos todos más o menos de la misma generación, y la mayoría de ellos sigue saliendo en algún conjunto de parodistas. Fue un carnaval re lindo. Me acuerdo que los ensayos de baile duraban 4 horas, igual. Porque buscaban la perfección. Después los resultados se terminaban viendo en el espectáculo. De las cosas más graciosas que recuerdo de ese año es que hacía de Bart Simpson y no hablaba en toda la parodia (risas). La otra parodia era Delmira Agustini. Me acuerdo que hacía de algún escritor que en algún momento le preguntaba algo a Delmira. Decía 2 o 3 bobadas, pero estaba buenísimo salir con toda esa gente. Así que lo que tuviera que hacer, lo hacía. Estaba compartiendo con tipos que estaban haciendo Carnaval y eran figuras desde antes de que naciera. Siempre me trataron de manera espectacular, y hasta el día de hoy nos seguimos saludando cuando nos cruzamos en los tablados”.

“ME MORÍA DE GANAS DE ENTRAR A LA MURGA”

“Seguía estando en Nazarenos porque al finalizar Carnaval el grupo se mantenía. Yo siempre me arrimaba a Curtidores con Gonzalo Imbert porque allí salía Álvaro, su hermano, y además estaba Martín Angiolini, que yo lo conocía de Arteatro. Yo me moría de ganas de entrar a la murga pero no había chance. En un momento con Gonzalo nos estábamos yendo para La Paloma en turismo, y me llega un mensaje de Álvaro que decía algo así como que me cuidara la garganta en la playa porque me iban a llamar de Curtidores. Me acuerdo que en su momento me lo tomé como un chiste, porque él sabía que yo tenía ganas de entrar en la murga. Pero al volver de las vacaciones me mandó otro mensaje que confirmó que era verdad, y tenía que ir al lugar de ensayo de la murga en esa semana. Me avisó que el Rafa Bruzzone se iba para Venezuela y que habían tirado mi nombre. Solo tenía que ir y cantar. Fui con tremendo cagazo. Tenía que estar a las 21:00 hs, y llegué como a las 18:30 hs al club. Pasa que siempre me gusta llegar antes a los ensayos, pero ese día se me fue un poco la mano (risas). Llegué y me puse a cantar la presentación del espectáculo 2008 llamado “Caos”. De repente me encontraba cantando con Fernando Ponce de un lado y con Roque Pérez del otro. No lo podía creer. Tenía 19 años y estaba cumpliendo mi sueño. Me acuerdo que ensayábamos para una actuación en el Moviecenter, donde la murga iba a presentar el disco de ese espectáculo. Esa fue mi primera actuación. Me dieron para cantar el tema de la botella que hacía el Zurdo en el 2006. Ahora te lo cuento y me erizo, porque no entendía nada de lo que estaba pasando. Luego giramos por Argentina presentando ese espectáculo, y retomamos los ensayos preparando el espectáculo 2009 llamado “Los Desilusionistas”. Ese Carnaval 2009 fue en el que hice más tablados, unos 140 y algo más o menos. Salimos terceros en el Concurso.  Me acuerdo que al año siguiente salí en Carnaval con La Trasnochada y luego volví a Curtidores. Eso habla de cómo era el grupo. Durante esos años casi siempre salían los mismos integrantes en la murga, y eso hizo que se formara un vínculo muy fuerte. Los pocos que entraron en esos años fueron muy bien recibidos”.

¿CÓMO VIVISTE LA EXPERIENCIA DE SALIR EN MURGA LA TRASNOCHADA?

“Tomé la decisión en un cumpleaños de un amigo mío, Santiago Duarte, me acuerdo. La murga fue a cantar en su cumpleaños, la vi y pensé “quiero salir con ellos”. Justo se había bajado el Diente (Damián Luzardo) y quedaba un lugar. Me acuerdo que cuando le comuniqué a los Curtidores que me iba, Freddy González me dijo: “En abril del año que viene,  ¿volvés a la murga?”, y yo le dije que sí. Siempre supe que me iba pero volvía. En el momento lo tomé como un chiste, pero luego cuando se iba acercando la fecha él me mandaba mensajes. Incluso cuando volví a la murga no tuve ni siquiera que hablar con (Daniel) Carluccio. Con La Trasnochada pasamos un carnaval hermoso, y fue divino haberme dado el gustito de salir con mis amigos”.  

LA LLEGADA A ASALTANTES CON PATENTE

“La gente con la que fui para Asaltantes con Patente fue con la que más me relacionaba no solo dentro de Curtidores de Hongos, sino que también fuera de la murga. En Asaltantes salí con mucha gente con la que ya tenía una muy buena relación. Me acuerdo que si bien tomé la decisión de irme de Curtidores para Asaltantes, la noche posterior a tomar la decisión lloré antes de dormir. Hoy por hoy ya no me pasaría eso si me voy de un conjunto. Me dolería, pero no llegaría a ese punto luego de tomar una decisión. Con Asaltantes se armó un grupo divino, y tuve la oportunidad de arrimar gente como Gonzalito (Imbert). El proceso se coronó con el primer premio que fue algo soñado. El que te diga que no le importa ganar, te miente. Porque que te den la copa y te digan que ganaste te pone muy feliz. Igual eso te dura 3 o 4 días, nomás, porque al quinto día ya estás en tu casa viendo qué hay para ver en la tele, o colgando la ropa en el fondo. Hicimos un espectáculo precioso y conocí a Carlos Tanco, una de las personas más inteligentes que he conocido en mi vida. Me acuerdo de la claridad con la que nos explicaba cada uno de los cuplés. Escucharlo era como escuchar a Hemingway.   Tanbién conocí a Diego Bello con el que hasta el día de hoy somos amigos, A Rafa Cotelo, El Alemán (Gerardo Dorado), Riquelme (Álvaro Denino), Ronald Arismendi, el Rafa Perrone, Susana, su mujer, el Chino (Álvaro) Recoba, etc. Fue el título al que menos cariño  le tomé porque no me generaba nada salir en Asaltantes con Patente, aunque quizás no llegué a tomarle mucho cariño porque salimos solo un año con ese título”.

¿QUÉ REPRESENTÓ PARA VOS EL AÑO 2014 CON DON TIMOTEO?

“Fue un año divino. Fue todo muy raro por el tema del nombre, y las complicaciones que hubo con el título. Tuvimos que ensayar un espectáculo en dos semanas para dar la prueba de admisión viniendo de ganar. Luego de girar con el espectáculo de Asaltantes tuvimos que juntarnos a ensayar todos los días para volver a entrar en el Carnaval. Fue como arrancar de vuelta. La murga se reinventó y entró Pablito Aguirrezabal que le dio un aire fresco a la murga que estaba tremendo. Para mí ese es el mejor espectáculo de murga en el que participé, y está lejos de cualquier otro. Ese espectáculo tenía todo: el vestuario, el maquillaje, la musicalidad, la letra, la crítica, la risa, la emoción. Me acuerdo que Pinocho (Routin) terminó incluyendo una frase de Marcelo Pallarés en la letra de la retirada. Pinocho le preguntó luego de un ensayo a Marcelo qué edad tenia, y Marcelo le respondió diciéndole cuántos carnavales tenía. Por eso la letra decía “…y contamos nuestros años, en años de Carnaval…”. La retirada a nivel musical explotaba por todos lados. Para mí no ha habido un primer premio como ese. Me pasó de ver el espectáculo hace poco por YouTube y decir “¡Qué bueno que estaba esto!”. No me acordaba de la mayoría de las cosas. En la vorágine durante ese mismo Carnaval no te dabas cuenta. Hubo muchas cosas que canté ese año que las entendí después. El murguista por lo general se preocupa por aprender y reproducir todo. Veía a esa Don Timoteo 2014 como una murga grande”.

¿HUBO ALGUNA MURGA EN ESPECIAL EN LA QUE TE SENTISTE MÁS CÓMODO CANTANDO?

“Me he sentido cómodo en todas las murgas. Siempre tuve buenos compañeros al lado y he aprendido a cantar con todos ellos. Me acuerdo que llegar a Cayó la Cabra en ese sentido fue todo un desafío, porque era la primera vez que iba a compartir la cuerda de sobreprimos con una mujer. Ahí aprendí mucho a preocuparme más por el empaste, y el hecho de buscar un sonido. Además Maira (Sepúlveda) es tremenda compañera. He estado mancado en varias actuaciones y ella nunca me dejó tirado, siempre siguió cantando. Es una compañera tremenda. Pero siempre he disfrutado de cantar con todos los compañeros con los que he compartido algún Carnaval”.

¿ES VERDAD QUE ERAS UN POCO HINCHA DE CAYÓ LA CABRA DESDE ANTES DE INTEGRAR LA MURGA?

“Sí (Risas). El primer contacto que tuve con Cayó la Cabra fue en la prueba de admisión rumbo al Carnaval 2013 en el tablado del Defensor Sporting. Yo iba a dar la prueba con Asaltantes con Patente, y Cayó la Cabra actuaba antes que nosotros. La murga la rompió. El tablado estaba lleno porque nos querían ver a nosotros. A las Cabras no las esperaba nadie e hicieron reír mucho. Me acuerdo de escuchar a Carlitos Tanco mientras la murga actuaba, diciendo “¡Nos están matando!”. Cuando subimos a dar la prueba con Asaltantes no se reía nadie. Ya desde la primera vez que vi a Cayó la Cabra me sorprendió la forma que tenía de hacer reír. Después de algún Teatro de Verano de las Cabras iba a veces por el club Industria, que era el lugar donde la murga paraba. Un día me compré una remera de la murga, y le compré otra al Gonza Imbert. Él todavía la sigue teniendo. Siempre las Cabras me hicieron reír mucho. Aparte a mí siempre me pasa que me cuesta reírme, y no me río con cualquier cosa. Pero con la murga me revolcaba por el piso de la risa. Con Camilo Fernández siempre hablábamos y él me tiraba: “Estaría bueno que algún año te sumaras a la murga”. En un momento estando en Don Timoteo ya me sentía que quería probar salir con otra gente. Hacía varios años que estaba saliendo con el mismo grupo. Para mí estar en Timoteo en ese momento era como jugar en el Real Madrid y en el Barcelona al mismo tiempo, pero necesitaba un cambio. Un día me escribió Camilo y me dijo que se había bajado un sobreprimo de la murga. Lo pensé una noche y al otro día le contesté que sí. La murga luego me votó para que me sumara. Le gané a Matías Bravo por 2 votos. ¡Cómo le erraron! (risas). Siempre lo jodo al Mati con eso. Aparte él es un botija precioso de ojos claros, que se canta todo (risas). Hasta el día de hoy me siento agradecido de estar en esta murga. Encontré un lugar donde quiero proyectarme, y me encantaría vivir de Cayo la Cabra, y poder viajar por el mundo haciendo murga. Me acuerdo que entré a la murga pensando en que iba a salir en Carnaval y no sabía cuándo me iba a ir. Y ahora estoy seguro de que no me voy a ir más. Se disfruta mucho estando en Cayó la Cabra, y se pasa muy bien. La gente que la integra es la que explica todo eso. Hay gente que está desde los inicios de la murga y cuidan el proyecto con uñas y dientes. Acá sentí que me dieron la oportunidad de mostrarme de otra manera, y tengo cierto protagonismo que me encanta. Están buenísimos tanto los espectáculos que da la murga como la repercusión que tiene con la gente y el cariño que se recibe”.

LUEGO DE ESTA RECORRIDA, ¿CUÁLES HAN SIDO LOS CARNAVALES QUE MÁS DISFRUTASTE?

“Disfruté mucho el Carnaval 2007 con Gurrumines porque fue el primero. Mi primer año en Curtidores también fue muy hermoso. Después en 2012 cuando festejamos los 100 años de los Hongos fue algo tremendo. El año 2015 con Timoteo fue muy especial, porque el Rafa Perrone y el Chino Recoba deciden no sacar la murga, y Digo Bello toma la posta para sacar el título porque el grupo no quería separarse. Ahí arrimamos a varios amigos: Fernando Laforia, Pablo Cubiella, Alvarito Imbert, el negro Darío Píriz, el Canario Villalba, etc. Pasamos un carnaval precioso. Luego estos últimos 2 años de Cayó la Cabra fueron increíbles, sobre todo por lo que generó la murga en los tablados, con la gente, y en el concurso”.

¿EN QUÉ MEDIDA EL CARNAVAL SE HA ENRIQUECIDO Y QUÉ LE CAMBIARÍAS?

“El Carnaval se ha enriquecido técnicamente y se profesionalizó. Se cuida mucho lo estético de los espectáculos. Hoy por hoy es mucho más difícil escuchar a una murga desafinar, y eso es un mérito increíble del crecimiento que ha tenido el Carnaval. Por otro lado, creo que debería cambiar todo lo que quedó a la vista este año. Todas esas cosas chanchas y turbias de viejos gordos. La plata, la ambición y el poder hacen mierda al Carnaval, y le sacan credibilidad al arte. Para mí tiene que haber un cambio generacional en la gente que gestiona el Carnaval, tal como está sucediendo con los artistas de los conjuntos. La juventud tiene que empezar a tomar la posta en DAECPU y en la Intendencia. Otro tema importante a cambiar es el tema de la cantidad de tablados que hay. Que de lunes a jueves haya solo 5 tablados abiertos, hace que te den ganas de tirarte debajo de un auto. De todas formas veo que las cosas van cambiando de a poquito. Pero cuando cambien las cabecitas, van a haber transformaciones reales. Y ojalá que si entra gente joven no se maree con los papelitos”.

¿QUÉ ESTÁ PENDIENTE AÚN EN TU CARRERA ARTÍSTICA?

“No lo he pensado mucho. Lo próximo que espero es la vuelta de Jaime (Roos). Quiero volver a cantar en el coro de Jaime. El año pasado tuvimos una reunión en la casa de él, y supuestamente este año o el otro él iba a volver a tocar y a grabar. Dentro de mi carrera artística ha sido el punto máximo. Que te toque cantar Amor Profundo en el Teatro Solís o en el Gran Rex es maravilloso. Lo que sí me gustaría hacer pero dentro de mucho tiempo sería sacar Araca la Cana. Lo haría más que nada por mi padre y porque si no hubiera escuchado a Araca la Cana de chico, hoy no sería murguista. Así que un año sacaría a La Bruta con amigos. O sacaría a la murga joven La Perica en Carnaval en algún momento. Pienso que eso se va a dar porque los que la integramos somos jóvenes. Pero no hay apuro”.

GRACIAS AL CARNAVAL YO…

“Gracias al carnaval yo soy yo. No me imagino sin el Carnaval, No me imagino un solo año sin subirme al Teatro de Verano. Si no saliera en Carnaval, apagaría la tele y me iría a vivir a Copenhague (risas)”.